El primer ecuador de Xi Jinping
Bajo el paraguas de las reformas surge el advenimiento de un orden m¨¢s personalista
?Alcanzado el primer ecuador de su primer mandato al frente de la secretar¨ªa general del PCCh, Xi Jinping afronta no pocas especulaciones en torno a su modelo de partido y el cuestionamiento de las reglas no escritas que han guiado su proceder al m¨¢ximo nivel en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
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Descartando cualquier atisbo de duda en cuanto a asuntos de gran calado como la separaci¨®n Estado-partido o la despartidirizaci¨®n del Ej¨¦rcito, propuestas desautorizadas en el debate sobre la mejora de la gobernanza en el pa¨ªs y, muy al contrario, insistiendo en una ¨®smosis a cada paso m¨¢s estrecha entre los tres actores, el fortalecimiento del liderazgo del PCCh se ha centrado en cuatro aspectos principales.
Primero, la moralidad y la disciplina. El se?uelo m¨¢s evidente es la lucha contra la corrupci¨®n pero tambi¨¦n la revisi¨®n de no pocos reglamentos internos que apuntan a una mayor exigencia a los militantes, en n¨²mero superiores a la poblaci¨®n de Alemania.
Segundo, la cohesi¨®n ideol¨®gica, conjurando cualquier coqueteo con la doctrina liberal occidental. Xi ha evitado condenas de determinados periodos convulsos y asumido ¨ªntegramente el bagaje hist¨®rico de su formaci¨®n, con todas sus contradicciones. El repunte de la ideologizaci¨®n se erige en torno a la reivindicaci¨®n de los a¨²n llamados valores socialistas frente a los valores occidentales y de la democracia consultiva frente a la democracia multipartidista, desautorizando igualmente las tesis que apuntan a una progresiva socialdemocratizaci¨®n.
Tercero, la transformaci¨®n del partido en una organizaci¨®n de servicio, que pueda dar paso a una burocracia m¨¢s eficiente y sometida al imperio de la ley. No se trata solo de que el PCCh asuma una posici¨®n de vanguardia en el sistema pol¨ªtico sino que debe interiorizar su condici¨®n de instrumento al servicio de la ciudadan¨ªa en dimensiones pr¨¢cticas. La apuesta por la normativizaci¨®n apunta a una reducci¨®n formal de la discrecionalidad del poder en aparente beneficio de una sociedad m¨¢s consciente de sus derechos.
El repunte de la ideologizaci¨®n se erige en torno a la reivindicaci¨®n de los aun llamados valores socialistas
Por ¨²ltimo, el aspecto m¨¢s pol¨¦mico, el tipo de liderazgo ejercido por el secretario general. Llama la atenci¨®n el afianzamiento de un cierto personalismo en el proceder de Xi, a quien desde el primer momento se atribuy¨® el af¨¢n de una mayor cercan¨ªa a la sociedad. El tono de las informaciones que aluden a su gesti¨®n adquiere un progresivo sesgo adulador que se cre¨ªa finiquitado definitivamente en la pol¨ªtica china. No es frecuente que un secretario general en ejercicio promueva la edici¨®n de obras propias al estilo del volumen La gobernanza, acompa?ada de paneg¨ªricos que a veces producen sonrojo. Otro tanto podemos decir del resto de su producci¨®n editorial que es objeto de grandes tiradas, hecho habitualmente reservado a los l¨ªderes cuando han cesado en sus responsabilidades.
El refuerzo de su autoridad a trav¨¦s de la presidencia de numerosos comit¨¦s de nueva creaci¨®n, justificados en aras del impulso a la reforma, amenaza con debilitar los ¨®rganos ordinarios del partido sugiriendo el advenimiento de un orden m¨¢s personalista.
Puede que esta sea una decisi¨®n colectiva que responda a la necesidad de trasladar la imagen de un ¡°l¨ªder fuerte y carism¨¢tico¡± capaz de ¡°salvar al partido, al Ej¨¦rcito y a la naci¨®n¡± en tiempos en que la reforma se adentra ¡°en aguas profundas¡±, como tambi¨¦n un intento de equiparar su protagonismo y estatus al de su hom¨®nimo estadounidense, pero el control del PCCh ejercido por Xi Jinping afecta a los equilibrios internos.
Preocupantes son las filtraciones que apuntan a un debilitamiento del consenso como norma de decisi¨®n que tras el mao¨ªsmo se erigi¨® como principio b¨¢sico para evitar la reiteraci¨®n fratricida de las facciones. O la supresi¨®n de la regla de los dos mandatos (pasando a tres) con el ¨²nico prop¨®sito de garantizar al actual secretario general una presencia efectiva m¨¢s all¨¢ de 2022, quiz¨¢ mediante f¨®rmulas alternativas como la restauraci¨®n de la presidencia del PCCh en detrimento de la especie de presidencia colectiva que actualmente ejerce el Comit¨¦ Permanente del Bur¨® Pol¨ªtico.
Buena parte de estos presagios se ver¨¢n desmentidos o confirmados en el pr¨®ximo congreso. Hasta entonces (2017), se abre un tiempo de particular intensidad en el cual, m¨¢s all¨¢ de las intrigas cortesanas al uso, ser¨¢ el rumbo de la reforma, y sobre todo de la econom¨ªa, quien dictar¨¢ el futuro del propio Xi y hasta del PCCh.
Xulio R¨ªos es director del Observatorio de la Pol¨ªtica China
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