La Reina medi¨¢tica

Ahora sonr¨ªe m¨¢s. Dicen que el gesto obedece a que siente que ha recuperado el control sobre su vida. No tiene a nadie que le diga lo que debe o no debe hacer. Ya no act¨²a como secundaria en la familia real. El 19 de junio se cumplir¨¢ un a?o desde que se convirti¨® en la Reina. Su papel es protagonista y su influencia mucha ya que, a diferencia de sus predecesores en el cargo, ella y su marido trabajan juntos, se escuchan y se apoyan. Pero ese nuevo papel conlleva una sobreexposici¨®n. Todos sus movimientos se analizan al mil¨ªmetro. Se sabe m¨¢s observada que nunca y su af¨¢n por lograr la perfecci¨®n la distancia de la calle, ella que precisamente sabe lo que se mueve lejos de los palacios porque no naci¨® en uno. Letizia es todav¨ªa una Reina en pr¨¢cticas, una monarca del siglo XXI que quiere desempe?ar su trabajo como una profesional pero a quien, de momento, la juzgan m¨¢s por sus vestidos o peinados que por su labor. Ayer regres¨® de su primer viaje oficial en solitario que la llev¨® a Honduras y a El Salvador donde fue recibida como una estrella, como una Reina medi¨¢tica. El prop¨®sito de la visita, que era la cooperaci¨®n en dos pa¨ªses con graves problemas sociales y econ¨®micos.

Letizia lleg¨® hace 11 a?os al palacio de La Zarzuela con un cuaderno debajo del brazo. En ¨¦l anotaba todo. Las normas de protocolo, las previsiones de agenda, los nombres de las personas con las que se iba a entrevistar. Cuentan sus colaboradores de aquella ¨¦poca que se notaba que era periodista. Ahora, la Reina de Espa?a devora todo lo que la prensa dice de ella y si algo no le gusta lo hace saber. Letizia ha cambiado mucho no solo f¨ªsicamente, tambi¨¦n en su manera de trabajar. Sigue document¨¢ndose para acudir a los actos oficiales -prefiere las reuniones de trabajo a los apretones de manos- pero es prisionera de su imagen y a ella dedica muchas horas. Ya no solo pregunta por los detalles de su agenda, pregunta tambi¨¦n cuanto tiempo tendr¨¢ para cambiarse de ropa y si, es posible, de peinado. Sin querer o queriendo, Letizia ha comprobado que logra m¨¢s titulares cuando se corta el pelo que cuando recibe junto al Rey a una delegaci¨®n de gais y lesbianas en el palacio de El Pardo, un hecho sin precedentes al inicio de su reinado y que fue interpretado como un buen ejemplo del nuevo estilo que iba a imperar en la renovada familia real.

La prensa extranjera se ha rendido a su imagen. La ven elegante. Esta semana en Centroam¨¦rica sus tres o cuatro cambios de ropa diarios fueron tan alabados como sus entrevistas con cooperantes o v¨ªctimas de la exclusi¨®n. La Reina se mov¨ªa como en una pasarela de cara al exterior, aunque en las reuniones a puerta cerrada se trataban asuntos en profundidad en los que ella se implic¨® y prometi¨® soluciones. Una imagen bien distinta a la que ofrec¨ªa do?a Sof¨ªa, cuyos viajes de cooperaci¨®n no tuvieron tanta repercusi¨®n medi¨¢tica.

La Reina vive entre estos dos mundos asesorada por Jos¨¦ Manuel Zuleta, un arist¨®crata que fue coronel del cuerpo de caballer¨ªa y anterior n¨²mero dos de los servicios de protocolo de la Casa del Rey. Don Felipe personalmente lo eligi¨® para que acompa?ara a su esposa. Hombre de mucho car¨¢cter pero arrolladora simpat¨ªa dicen que es el ¨²nico de sus colaboradores que se atreve a decirle la verdad a la Reina. Forman un buen t¨¢ndem. En su reducido equipo tambi¨¦n participa Emilio Tom¨¦ de la Vega, jefe del gabinete de Planificaci¨®n y Coordinaci¨®n, que aunque se ocupa de manera principal de la agenda del Rey supervisa tambi¨¦n la de la Reina. En un mundo endog¨¢mico como es el de La Zarzuela pocas veces hay caras nuevas. Alfredo Mart¨ªnez Serrano, que estuvo hace a?os en palacio antes de marcharse como segundo en la Embajada de Espa?a en El Cairo, regres¨® a petici¨®n de los Reyes para ocuparse del protocolo. Como tambi¨¦n volvi¨® el periodista Jordi Guti¨¦rrez como jefe de prensa en cuanto se produjo el relevo en la Corona. Por encima de todos ellos, Jaime Alfons¨ªn, el Jefe de la Casa, el hombre que acompa?a desde hace a?os al Rey y uno de los pocos testigos del primer encuentro entre don Felipe y do?a Letizia.