El gran amor de Mitterrand cuenta su historia
Anne Pingeot revela por primera vez detalles de su relaci¨®n con el pol¨ªtico y padre de su ¨²nica hija
M¨¢s que la otra mujer de Fran?ois Mitterrand, Anne Pingeot fue su gran amor y la madre de su hija Mazarine. En la sombra para no entorpecer la carrera pol¨ªtica del que fue el primer presidente socialista de la V Rep¨²blica, ha guardado siempre silencio y vivido alejada de los focos. M¨¢s de un periodista ha tratado en vano recoger su testimonio. A sus 72 a?os, la misteriosa historiadora y comisaria honoraria del Museo de Orsay ha hecho una excepci¨®n para el antiguo corresponsal en Par¨ªs de la BCC, Philip Short, quien recoge sus declaraciones en su biograf¨ªa Fran?ois Mitterrand, portrait d¡¯un ambigu (Retrato de un ambiguo).
Pingeot repasa as¨ª sus ¡°32 a?os de felicidad y de desgracia¡± junto al amor de su vida. ¡°Nunca he conocido a nadie m¨¢s. Ni antes, ni despu¨¦s¡±, asegura. Pingeot era una adolescente cuando se encontr¨® con el entonces ministro y amigo de la familia, Fran?ois Mitterrand, casado ya con Danielle Mitterrand y padre de dos hijos. Su idilio empez¨® unos a?os despu¨¦s, en el verano de 1963: ella ten¨ªa 20 a?os y ¨¦l 47. Dos a?os despu¨¦s, Mitterrand se presentaba por primera vez, sin ¨¦xito, a la presidencia. En plena campa?a ayudaba a su amante, estudiante de Derecho con sus trabajos para la universidad. ¡°Ahora me da verg¨¹enza. El candidato a la presidencia de la Rep¨²blica ten¨ªa otras cosas que hacer que ayudarme con mis deberes. Lo hizo por amor y para probar que era el due?o de su tiempo¡±.
Entre los momentos m¨¢s felices, por supuesto, est¨¢ el nacimiento de Mazarine en 1974, el ¡°¨²nico verdadero regalo que me ha hecho¡±, seg¨²n relata medio en broma. Aunque vivir el embarazo a escondidas tampoco fue f¨¢cil. ¡°Tocaba el fondo de la desesperaci¨®n. Estaba all¨ª, embarazada y ¨¦l, ?estaba en Cuba con su mujer!¡±, recuerda. La existencia de Mazarine no fue revelada al p¨²blico hasta 1994, en una hist¨®rica portada de Paris Match.
Para entonces, en su ¨²ltimo a?o en el El¨ªseo (1981-1995), Mitterrand se hab¨ªa cansado de esconderse, como lo hab¨ªa hecho hasta entonces. El mandatario ya no dorm¨ªa en el palacio presidencial con la primera dama oficial, sino en unas dependencias a poca distancia junto a Anne Pingeot y Mazarine. Sin embargo, eligi¨® mantener las apariencias y se neg¨® a divorciarse de su esposa. ¡°Descubrir que no se es la favorita, ?es lo m¨¢s duro!¡±, relata la que fuera su mujer en la sombra.
Pingeot no se limita a hablar de su relaci¨®n con Mitterrand, basada de admiraci¨®n y sacrificio. Quiz¨¢s la mayor revelaci¨®n es la que hace sobre las circunstancias de la muerte del presidente, enfermo de un c¨¢ncer de pr¨®stata desde hac¨ªa m¨¢s de una d¨¦cada. Confirma, como lo hab¨ªan avanzado algunas personas de su entorno, que Mitterrand hab¨ªa pedido a su m¨¦dico que pusiera fin a sus d¨ªas en caso de perder la cabeza.
La fat¨ªdica noche del 7 al 8 de enero de 1996, ¡°a las tres de la ma?ana, llam¨¦ al [doctor Jean-Pierre] Tarot. Le expliqu¨¦: ¡®le digo que no se levante, pero ya no entiende lo que le digo. Es bastante fuerte, lucho contra ¨¦l pero sin ¨¦xito¡¯¡±, asegura Pingeot. ¡°Creo que Tarot entendi¨® lo que le que quer¨ªa decir. Fran?ois le hab¨ªa pedido: ¡®cuando [la enfermedad] me afecte el cerebro, me liquida, no quiero estar en este estado¡±, recuerda. ¡°Cuando lleg¨® el doctor Tarot, me dijo que ten¨ªa que irme (¡) Debi¨® darle durante la noche una inyecci¨®n para acabar con todo¡±, concluye.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.