Ya nos contar¨¢

La lectura es una conquista. Abrir un libro es a veces m¨¢s complicado que abrir una caja fuerte. Has de ejercitar los dedos para manejar con delicadeza la rueda y el o¨ªdo para escuchar el clic. Hay gente que logra abrir el libro y no halla nada dentro. Esa es otra parte de la conquista que tambi¨¦n tiene que ver con la escucha. Superadas con ¨¦xito esas fases, resulta vital encontrar la postura. He aqu¨ª una de las mejores, para la que se precisa un sof¨¢, cuyos brazos no sean muy altos, en uno de los cuales puedes colocar un par de cojines que recoger¨¢n la cabeza. El sof¨¢ deber¨¢ ser tan largo al menos como el cuerpo y las piernas permanecer¨¢n estiradas o dobladas, alternativamente, para facilitar la circulaci¨®n y bombear sangre a la cabeza. A Oliver Sacks, el se?or de la foto, solo le falta otro coj¨ªn, a la altura del est¨®mago, sobre el que apoyar el libro, en especial si es muy voluminoso, para que los brazos no se fatiguen.

Una vez hallada la postura, y si ha tenido uno la suerte de dar con un buen t¨ªtulo, puede permanecer horas leyendo. A ratos, sin embargo, meditar¨¢ sobre lo le¨ªdo y a ratos dormitar¨¢ para continuar leyendo al abrir los ojos. El relajo f¨ªsico y el bienestar mental alcanzan en algunas sesiones de lectura extremos tales que uno abandona el sof¨¢ como si hubiera pasado la tarde en un fumadero de opio. No todos los libros funcionan, claro, depende del t¨ªtulo y del estado de ¨¢nimo del lector. Pero algunos est¨¢n garantizados: los del propio Oliver Sacks. Recu¨¦stese usted con Despertares, o con Un antrop¨®logo en Marte o con Veo una voz y ya nos contar¨¢.