?Los espa?oles, fuera de Europa? Ni pensarlo
Hay europeos que quieren dejar de serlo. No es el caso de Espa?a, pese al creciente escepticismo
Salvador Dal¨ª no estaba de acuerdo con aquello de que Espa?a tuviera que ingresar en Europa; ¨¦l lo ve¨ªa al rev¨¦s, Europa ten¨ªa que ingresar en Espa?a. Lo plasm¨® en una reinterpretaci¨®n del mito del ¡°rapto de Europa¡±, dibujada para los asistentes a la firma de la adhesi¨®n. Para ¨¦l, fue el toro ib¨¦rico el que sujet¨® a Europa cuando las fuerzas tect¨®nicas produjeron la disgregaci¨®n de los continentes. Sea como fuere, una gran mayor¨ªa de los espa?oles de 1985 estaban esperanzados ante el fin del aislamiento secular en que hab¨ªa vivido este pa¨ªs, y todav¨ªa lo est¨¢n en gran n¨²mero, como ha puesto de relieve la encuesta de Metroscopia publicada ayer. Tienen raz¨®n para sentirse satisfechos del camino recorrido.
?Por aquellas ¨¦pocas, Europa dudaba de s¨ª misma casi tanto como ahora. La entrada de Espa?a ¡ªsimult¨¢nea con la de Portugal¡ª ampliaba sus fronteras y sus ambiciones. Todo el catastrofismo que exudan las preocupaciones actuales sobre Grecia y el futuro del euro se basa en datos ciertamente inquietantes, pero no porque la Europa en que ingres¨® Espa?a en 1985 fuera un para¨ªso de vino y rosas, dividida por el tel¨®n de acero (all¨ª estaba el muro de Berl¨ªn bien enhiesto), que separaba amenazadoramente a los pa¨ªses de la OTAN y los del Pacto de Varsovia. Tampoco la Espa?a aislacionista era mejor que la actual: el mismo d¨ªa en que se firm¨® el acta de adhesi¨®n, comandos de ETA asesinaron en Madrid a un coronel, a su ch¨®fer y a un polic¨ªa nacional, y consumaron la siniestra faena matando a un brigada en Portugalete (Vizcaya).
Espa?a era una naci¨®n vieja y un pueblo joven (la edad media de la poblaci¨®n ha envejecido siete a?os desde entonces). Los estudiantes no sal¨ªan de Erasmus; ese programa se aprob¨® cuando ya est¨¢bamos dentro de las estructuras comunitarias. El PIB espa?ol per c¨¢pita se situaba muy por debajo y empez¨® a crecer hasta superar la media comunitaria entre 2005-2007, antes de caer de nuevo. La tasa de paro siempre ha sido superior a la europea, solo se aproxim¨® en el ya mencionado periodo de 2005 a 2007, abruptamente roto por la crisis. Ya exist¨ªa el divorcio, pero el aborto segu¨ªa siendo ilegal: fue despenalizado unas semanas m¨¢s tarde del ingreso en la Comunidad.
Conquistar un lugar al sol en un mercado de 320 millones de consumidores ¡ªhoy rebasa los 500 millones con las sucesivas ampliaciones¡ª acab¨® con algunas inercias y proteccionismos. Las estructuras comunitarias se hab¨ªan edificado mientras Espa?a viv¨ªa bajo la bota de la dictadura, y al Gobierno franquista le result¨® imposible llevar adelante las negociaciones que pidi¨®. Todas las fuerzas democr¨¢ticas identificaron la idea europea como inherente a los reg¨ªmenes de libertad, progreso econ¨®mico y modernidad. Guiados por esos criterios, los Gobiernos centristas de Adolfo Su¨¢rez y Leopoldo Calvo Sotelo avanzaron en las negociaciones, que culminaron con los socialistas de Felipe Gonz¨¢lez en el poder. Pocos creen que la gran operaci¨®n hist¨®rica haya salido mal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.