La ruptura del sistema educativo
Poner orden en el actual caos no va a ser una tarea f¨¢cil. En el pr¨®ximo Congreso habr¨¢ que sustituir una mala ley aprobada sin consenso por un texto meditado y avalado por un gran acuerdo pol¨ªtico
Nos opondremos con firmeza a todo lo que entra?e riesgos de desmembraci¨®n de nuestro sistema educativo en diecisiete sistemas educativos diferentes. Mariano Rajoy, enero de 2005
El 17 de julio del a?o 2013, la mayor¨ªa de grupos parlamentarios de la oposici¨®n firmamos un acuerdo en el que nos comprometimos a derogar la denominada ley Wert en la pr¨®xima legislatura. Se trataba de mostrar nuestra oposici¨®n frontal a una norma que se hab¨ªa aprobado contra todo y contra todos, verificando lo que es ya un axioma en el mundo educativo: cuando el PSOE gobierna, las leyes educativas se aprueban con el apoyo de todos los grupos salvo el PP, y cuando gobierna el PP sucede lo contrario, las leyes las aprueba solo el PP con el resto de los grupos en contra. La reacci¨®n del Gobierno no se hizo esperar. Consciente de que su mayor¨ªa absoluta no se iba a prolongar en la siguiente legislatura, aceler¨® los calendarios de aplicaci¨®n de la ley para intentar convertir sus cambios en irreversibles. Lo hizo como aprob¨® la ley, contra la mayor¨ªa de la comunidad educativa, y con la opini¨®n contraria de muchas comunidades aut¨®nomas, incluidas algunas de las gobernadas por el PP. El resultado de esa forma de actuar est¨¢ ah¨ª y se llama caos educativo: coexisten hoy en nuestro pa¨ªs comunidades con nuevos planes de estudio en la educaci¨®n primaria con otras en las que se siguen impartiendo los antiguos. Incluso se da el caso de comunidades con nuevos planes de estudio y libros de texto antiguos. A tres meses de la entrada en vigor de la nueva educaci¨®n secundaria una mayor¨ªa de las comunidades no han aprobado los nuevos curr¨ªculos, lo que da sentido a la petici¨®n de muchas de ellas de que se paralice la aplicaci¨®n de la nueva ley. Caos, improvisaci¨®n, falta de coordinaci¨®n y, l¨®gicamente, incertidumbre y temor en familias, alumnos y profesores, lo contrario de lo que debe imperar cuando se pone en marcha una reforma educativa.
El fondo del problema es a¨²n m¨¢s preocupante, es estructural porque afecta al dise?o de los planes de estudio. En el desarrollo de la LOGSE y de la LOE se establecieron los contenidos b¨¢sicos de los curr¨ªculos de las distintas materias que las comunidades deber¨ªan completar, en ejercicio de sus competencias educativas. En la pr¨¢ctica, las grandes editoriales nacionales hac¨ªan libros diferentes para cada comunidad, con el fin de introducir las especificidades establecidas por cada una de ellas, pero con un contenido com¨²n que, en las materias m¨¢s importantes, representaba m¨¢s del 90% de los distintos libros. Con la nueva ley, el ministerio ha dejado en manos de las autonom¨ªas la secuenciaci¨®n de los contenidos comunes, es decir, su distribuci¨®n entre los distintos cursos de forma que en la pr¨¢ctica existen, para toda la educaci¨®n primaria y los tres primeros cursos de educaci¨®n secundaria, 17 planes de estudio diferentes, uno por cada comunidad, lo que, de entrada, va a dificultar de manera notable la movilidad de los alumnos entre las distintas autonom¨ªas.
La incertidumbre en familias, alumnos y profesores es lo que hay que evitar en una reforma
Al desbarajuste de los planes de estudio debemos sumar el asunto de la selectividad. Nunca he entendido qu¨¦ tiene la derecha espa?ola contra las actuales pruebas de acceso. Es verdad que alguno de sus m¨¢s preclaros representantes, incluido alg¨²n ministro, ha dejado caer ese latiguillo seg¨²n el cual la selectividad no sirve para nada porque la aprueba todo el mundo. Probablemente nadie le hab¨ªa explicado al ministro que as¨ª se pronunci¨® que la selecci¨®n de los alumnos preparados para acceder a la universidad la hacen los centros educativos y que los profesores dejan pasar a la prueba de acceso s¨®lo a los estudiantes que entienden que est¨¢n en condiciones de superarla. Un 75% de media en Espa?a. Y, de hecho, lo hacen bastante bien porque aprueban m¨¢s del 90% de los que llegan a dichas pruebas, la llamada selectividad. En resumen: el ¡°efecto selectivo¡± del actual sistema de acceso es el resultado de multiplicar el porcentaje de quienes aprueban en los centros de bachillerato por el de quienes aprueben la selectividad. Es decir, algo m¨¢s del 67%. Ahora, esa prueba de acceso se va a sustituir por una rev¨¢lida y una prueba en cada universidad. Donde hab¨ªa una prueba han aparecido dos; con un agravante: que los alumnos que no entren en los estudios que deseen en primera opci¨®n por falta de plazas tendr¨¢n que intentarlo en otros, es decir, examinarse dos o m¨¢s veces. Por lo dem¨¢s, se pierde una prueba que tiene un car¨¢cter general en toda Espa?a, es decir, que aprobada en una universidad se puede utilizar para entrar en otra cualquiera, lo que facilita la movilidad de los estudiantes, algo que no se garantiza en el futuro sistema de acceso.
Pero el problema va m¨¢s all¨¢ de la existencia o no de un sistema com¨²n de acceso para todas las universidades; es que en estos a?os se han tomado otras medidas que han producido una verdadera fractura en el sistema universitario espa?ol. ?Cu¨¢l es si no el efecto que se deriva de un esquema de precios p¨²blicos que hace que un grado en Barcelona o Madrid cueste entre el doble y el triple de lo que vale en Sevilla o en Santiago de Compostela? ?En qu¨¦ direcci¨®n camina la supresi¨®n de las becas S¨¦neca, pensadas justamente para facilitar la movilidad de los estudiantes entre las diferentes universidades espa?olas? ?Es razonable que una decisi¨®n como la duraci¨®n de grados que conducen exactamente al mismo t¨ªtulo, tres o cuatro a?os, se remita, sin m¨¢s, a cada universidad?
El fondo del problema es estructural porque afecta al dise?o de los planes de estudio
Una de las frases preferidas de la derecha para atacar la pol¨ªtica educativa de los Gobiernos socialistas era aquella de que ya no hab¨ªa un sistema educativo espa?ol digno de tal nombre, que en realidad hab¨ªamos creado 17 sistemas educativos distintos. Pues bien, yo sostengo que es ahora cuando se est¨¢ rompiendo nuestro sistema educativo. Las consideraciones anteriores tratan de llamar la atenci¨®n sobre ese peligro. Y de enfocar la tarea del nuevo Parlamento. No creo equivocarme si afirmo que en el pr¨®ximo Congreso habr¨¢ una mayor¨ªa de grupos parlamentarios contrarios a la ley Wert. Ser¨¢ el momento de llevar a la pr¨¢ctica el compromiso que mencionaba al comienzo de este art¨ªculo, y sustituir una mala ley aprobada sin ning¨²n consenso por un texto meditado y avalado por un gran acuerdo pol¨ªtico. Poner orden en el actual caos no va a ser una tarea f¨¢cil. En todo caso, la nueva ley tendr¨¢ que plantearse, entre otros, un gran objetivo: reconstruir el sistema educativo espa?ol. Estoy seguro de que, como sucedi¨® con la LOGSE y con la LOE, para esa tarea el PSOE contar¨¢ con el resto de grupos parlamentarios de la izquierda y, tambi¨¦n ¡ªpor raro que les suene a algunos¡ª con los grupos nacionalistas. Espero que esta vez el PP opte por no quedarse fuera del consenso.
Alfredo P¨¦rez Rubalcaba fue ministro de Educaci¨®n y secretario general del PSOE.
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