As¨ª cambia el cuerpo de un hombre despu¨¦s del parto
Bienvenido al baile hormonal de la paternidad. ?C¨®mo nos enfrentamos al sexo? ?Estamos m¨¢s blanditos y/o irritables? ?Pensamos que algo estamos haciendo mal?
?Recuerda cuando fue padre por primera vez y le tuvieron un rato esperando enfundado en una rid¨ªcula bata verde hasta que por fin le dejaron entrar a presenciar el espect¨¢culo? Ese d¨ªa, mientras su pareja empujaba, la criatura asomaba y usted, ubicado donde no pudiera estorbar, esbozaba su sonrisa m¨¢s c¨¢ndida, empez¨® su papel de comparsa, de tercero en discordia. Un parto, claro, es esencialmente cosa de dos. El beb¨¦ es la estrella, y la mam¨¢ quien sufre en sus carnes el proceso mientras su mente soporta el estr¨¦s de la situaci¨®n. Depresi¨®n posparto, cambios de humor, episiotom¨ªa, distensi¨®n del suelo p¨¦lvico, grietas en los pechos, estr¨ªas en la barriga: todas estas cosas le pasan a ella. ?Y a nosotros? Evidentemente, los hombres tambi¨¦n sentimos cosas en esa fase excepcional. No s¨®lo emocionales.
Quiz¨¢, en ese trance, tenga la sensaci¨®n de que el gimnasta sexual que un d¨ªa fue ha desaparecido en combate. Vamos, que no tiene ganas. Tal vez haya percibido c¨®mo su temperamento sufre altibajos: tan pronto se vuelve tan dulce como una yema de Santa Teresa como se irrita, al encontrarse desplazado y con sus rutinas trastocadas. Todo esto es perfectamente normal y se debe a un proceso que empieza a ser estudiado cient¨ªficamente: los partos tambi¨¦n alteran las hormonas masculinas.
Bye, bye, testosterona
Un estudio publicado en 2011 por la Universidad de Northwestern, en Illinois (EE.UU.), apunta que la testosterona huye en estampida cuando tenemos descendencia. ¡°En especies en las que los machos tambi¨¦n cuidan a los reci¨¦n nacidos¡±, afirma el estudio, ¡°la testosterona a menudo es alta durante per¨ªodos de apareamiento, pero luego disminuye para permitir el cuidado de la descendencia resultante¡±. Por si hay que recordarlo, en los mam¨ªferos masculinos la testosterona es la hormona que estimula los rasgos y situaciones relacionados con el apareamiento, como la musculatura, la libido, la agresividad y el cortejo. Otro estudio, dirigido por investigadores de la Universidad de Indiana (EE. UU.), m¨¢s puntilloso, afirma que incluso el hecho de dormir en la misma habitaci¨®n que nuestro beb¨¦ influye en ese declive de la testosterona.
Acabo de tener un hijo, ?no deber¨ªa ser el hombre m¨¢s feliz y entregado del mundo? ?C¨®mo es que estoy permanentemente enfurru?ado?
Es evidente que, tras un parto, cada cent¨ªmetro del cuerpo de la mujer es perfectamente consciente de su transformaci¨®n, pero ?c¨®mo saben las hormonas masculinas que hemos sido padres o con qui¨¦n compartimos habitaci¨®n? El endocrin¨®logo Manel Puig, presidente de la SEEN (Sociedad Espa?ola de Endocrinolog¨ªa y Nutrici¨®n) lo explica: ¡°Las hormonas tienen un control cerebral: en concreto las de las g¨®nadas [las gl¨¢ndulas que producen las c¨¦lulas y hormonas de la funci¨®n reproductora] est¨¢n sujetas a una regulaci¨®n en una zona del hipot¨¢lamo, la cual tiene conexiones cerebrales m¨²ltiples. Ante una situaci¨®n vivencial concreta se pueden producir una serie de est¨ªmulos a nivel del sistema nervioso central que modifiquen la secreci¨®n hormonal¡±.
Esta fuga de testosterona puede empezar antes incluso del nacimiento del beb¨¦: la simple perspectiva de la etapa maravillosa que se nos viene encima puede provocarla. ¡°Cualquier situaci¨®n que cognitivamente sea previsible puede generar una serie de modificaciones org¨¢nicas, entre ellas las hormonas¡±, a?ade el doctor Puig. ¡°Exactamente igual que ocurre, por ejemplo, cuando, antes de comer, nuestro organismo pone en marcha mecanismos que condicionan la salivaci¨®n¡±.
?Cabe deducir, pues, que esa disminuci¨®n de los niveles de testosterona podr¨ªa contribuir a dulcificar nuestro car¨¢cter en ese periodo en que tenemos que dar la talla como padres? ¡°A lo mejor. Ser¨ªa una interpretaci¨®n muy simple, pero podr¨ªa ser¡±, responde el especialista. ¡°La testosterona es una hormona que se liga a una serie de efectos de anabolismo, de agresividad. Un nivel excesivo de testosterona comporta una serie de cambios, nos vuelve m¨¢s agresivos. En consecuencia, se podr¨ªa inferir que la situaci¨®n opuesta pueda inducir cambios a la inversa¡±. En todo caso, est¨¢ por ver si esa bajada hormonal se da por igual en hombres de todas las edades y procedencias. ¡°A partir de aqu¨ª todo es especulativo, pero perfectamente posible¡±, apostilla.
Carrusel emocional
Si hay un punto de inflexi¨®n en la vida tanto de un hombre como de una mujer es cuando se convierten en padres. La paternidad implica un cambio de h¨¢bitos, que algunos pueden interpretar como una p¨¦rdida de libertad. Obviamente, conlleva una serie de obligaciones log¨ªsticas: desde educar y alimentar a los hijos hasta llevarlos al m¨¦dico, al colegio, reuniones de padres¡ Durante los primeros meses repercute en el descanso de la pareja y modifica su relaci¨®n: ?hemos perdido el trono! (ahora el beb¨¦ es el rey).
C¨®mo nos afecte todo ello depende de varios factores. ¡°Tiene que ver con nuestra personalidad y las metas vitales. En un hombre que siempre ha deseado tener hijos los cambios van a ser menores¡±, expone Enrique Garc¨ªa Huete, director de Quality Psic¨®logos. ¡°Por otra parte, si soy muy introvertido y necesito mi espacio, un hijo me puede crujir: De repente hay una enorme cantidad de est¨ªmulos, se rompen mis rutinas, ya no puedo leer el libro que quer¨ªa leer¡ Lo mismo si soy muy extrovertido y me priva de hacer muchas cosas. Ah¨ª se pueden dar lo que llamamos disonancias cognitivas, que se manifiestan en una sensaci¨®n de malestar por un lado, pero a la vez de comprensi¨®n, porque es nuestro hijo¡±, se?ala Garc¨ªa Huete.
Si soy muy introvertido y necesito mi espacio, un hijo me puede 'crujir': De repente hay una enorme cantidad de est¨ªmulos, se rompen mis rutinas, ya no puedo leer el libro que quer¨ªa leer¡"
Enrique Garc¨ªa Huete, psic¨®logo
Lo cual, a su vez, puede derivar en un estado de confusi¨®n: acabo de tener un hijo, ?no deber¨ªa ser el hombre m¨¢s feliz y entregado del mundo? ?C¨®mo es que estoy permanentemente enfurru?ado? ?Soy un mal padre! Javier Robles, 48 a?os, creativo publicitario, pas¨® hace unos a?os por ello: "Pasas de la felicidad m¨¢s plena en el momento del parto a una etapa complicada, en la que duermes poco, surgen discrepancias con tu pareja respecto a c¨®mo resolver algunos temas relacionados con el beb¨¦ y tienes que renunciar a algunas cosas que te gustan".
¡°En aquellos hombres que quieren vivir su paternidad con responsabilidad todo esto puede generar un sentimiento de culpa¡±, confirma el psic¨®logo Garc¨ªa Huete. Nos sentiremos frustrados, nos pondremos de mal humor, y eso nos impedir¨¢ ejercer de padres con la sonrisa exigible¡, y entraremos en un desagradable c¨ªrculo vicioso. El pap¨¢ Javier toma otra vez la palabra: "Por ejemplo, dej¨¦ de asistir a un curso de ingl¨¦s que me apetec¨ªa porque coincid¨ªa con la hora del ba?o y la cena del beb¨¦. Quer¨ªa disfrutar de ese momento, pero renunciar a algo que te gusta, aunque sea para hacer algo que te va a gustar m¨¢s, no es f¨¢cil. Algunas veces, a lo largo del d¨ªa, me comportaba como un gru?¨®n".
Tercia Bel¨¦n Luengo, 41 a?os, t¨¦cnico de m¨¢rketing, que cuenta su experiencia: "Conoc¨ª una parte de mi pareja que no hab¨ªa visto. Es un hombre cari?oso y detallista, y as¨ª se hab¨ªa comportado durante el embarazo. Cuando naci¨® el ni?o era tambi¨¦n cari?oso, pero en algunos momentos le notaba preocupado y un poco cascarrabias. Creo que no lleg¨® a asumir del todo que durante un tiempo su vida iba a cambiar. A medida que el beb¨¦ crec¨ªa y ¨¦l lo fue aceptando, volvi¨® a ser el que era".
La mejor manera de evitarlo, recomienda el psic¨®logo, es tratar de mentalizarnos de esta nueva realidad antes de que la criatura llegue a nuestras vidas. ¡°Si logramos anticiparnos de lo que va a suponer, los efectos emocionales son menores¡±, asegura. Claro que la realidad supera siempre las expectativas. En cualquier caso, con el paso de tiempo recordaremos esos d¨ªas como los mejores de nuestras vidas. Con esa idea en mente, seguro que podemos con todo.
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