Nosotros

Si los miedosos fund¨¢ramos una naci¨®n, dado que la valent¨ªa es una de las manifestaciones del p¨¢nico, ser¨ªa la m¨¢s valiente de la Tierra. El intercambio de orden cultural y gen¨¦tico entre los que tienen miedo y los que no da lugar a sociedades monocordes, en las que no siempre se distingue con precisi¨®n el desasosiego cr¨®nico del bienestar com¨²n. En un vag¨®n de metro en hora punta, resulta imposible diferenciar a los miedosos de los valientes, igual que en la planta de caballeros de El Corte Ingl¨¦s no hay manera de saber qui¨¦n es el empleado y qui¨¦n el cliente. T¨² mismo, a veces, dudas de si has ido a comprar o a ganarte la vida. Un d¨ªa, una se?ora me pregunt¨® si la pod¨ªa atender y le respond¨ª que s¨ª por miedo a perder el trabajo (quer¨ªa calzoncillos para su marido). Significa que las personas con miedo somos tan amables que deber¨ªamos formar parte de la plantilla fija de la realidad. No s¨¦ si existe esta figura laboral, porque en la realidad todos somos temporales, pero deber¨ªa crearse alguna excepci¨®n para casos como el m¨ªo. A m¨ª se me acerca un ciego para que le ayude a cruzar la calle y antes de llegar a la otra acera no hay forma de saber qui¨¦n es el que ayuda a qui¨¦n. El otro d¨ªa par¨¦ un taxi y acab¨¦ conduci¨¦ndolo yo porque el taxista ten¨ªa jaqueca y me hice cargo. El miedoso est¨¢ tom¨¢ndose un agua (sin gas, claro) tranquilamente (es un decir, nunca estamos tranquilos) y sufre por ese cr¨ªo cuyos padres charlan en la barra del bar y que est¨¢ a punto de pillarse los dedos con la puerta. En realidad, si no se los pilla es porque estamos los miedosos al quite sin que nadie lo advierta. Somos supermanes oscuros, sin relieve, an¨®nimos, pero las urgencias hospitalarias, sin nosotros, estar¨ªan a¨²n m¨¢s colapsadas.