La sonda ¡®Rosetta¡¯ avista el final suicida de su viaje al cometa 67/P

Patrick Martin, Lawrence O¡¯Rourke y Marc Costa son tres exploradores contempor¨¢neos. En la sede de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Villanueva de la Ca?ada, en Madrid, sentados frente a una Coca-cola y una bandeja de canap¨¦s, est¨¢n a salvo de las amenazas de los ind¨ªgenas hostiles que acabaron con Fernando de Magallanes o el fr¨ªo polar que enterr¨® a la partida expedicionaria de Robert Scott. Sin embargo, con un poquito menos de ¨¦pica, los tres participan en una de las misiones de exploraci¨®n m¨¢s ambiciosas emprendidas por la humanidad.

En estos momentos, la sonda Rosetta orbita el cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko a algo menos de 300 millones de kil¨®metros de la Tierra. Sobre la superficie, hace ocho d¨ªas, despert¨® el robot Philae, que hab¨ªa permanecido siete meses inactivo tras su aterrizaje en noviembre del a?o pasado. Desde entonces, la ESA trata de obtener una comunicaci¨®n estable desde Rosetta, que ahora se encuentra a unos 200 kil¨®metros del cometa.

¡°Vamos a intentar volar por encima de Philae, m¨¢s cerca, para conseguir conexiones m¨¢s largas¡±, explica Martin, jefe de misi¨®n de Rosetta. Mientras ingenieros y cient¨ªficos tratan de recolocar la sonda y acercarla a Philae para mejorar la comunicaci¨®n, el cometa se acerca al Sol y con el incremento de temperatura aumenta tambi¨¦n la actividad sobre la superficie.

Ayer, la ESA prolong¨® la misi¨®n Rosetta hasta el final de septiembre de 2016. Antes, tratar¨¢n de explotar a Philae hasta su ¨²ltimo aliento, que podr¨ªa llegar en los pr¨®ximos tres meses. Por el momento, seg¨²n cuenta O¡¯Rourke, coordinador de operaciones cient¨ªficas, el artefacto ha sido capaz de hacer funcionar el taladro que lleva a bordo, pero no ha tocado la superficie para tomar muestras y analizarlas. Los ingenieros tienen la capacidad para maniobrar el robot y posibilitar la perforaci¨®n, pero como en toda misi¨®n de exploraci¨®n extrema, las fuerzas est¨¢n justas y, de momento, est¨¢ primando la seguridad y el desarrollo de experimentos que no impliquen tantos riesgos y gasto de energ¨ªa. Despu¨¦s, si se puede, se ara?ar¨¢ la superficie del cometa.

El 13 de agosto 67/P alcanzar¨¢ su momento de mayor proximidad a la estrella. Despu¨¦s, se volver¨¢ a alejar de los rayos solares y sus paneles fotovoltaicos recibir¨¢n cada vez menos energ¨ªa para alimentar la sonda. Rosetta aprovechar¨¢ la lejan¨ªa del Sol y el descenso consiguiente de la actividad del cometa para acercarse a ¨¦l y observarlo con m¨¢s detalle.

Poco a poco, conforme la misi¨®n se acerque a su fin, el sat¨¦lite de la ESA se aproximar¨¢ cada vez m¨¢s al cometa para observarlo con un detalle sin precedentes tratando por el camino de fotografiar el lugar de aterrizaje de Philae. El final de Rosetta no ser¨¢ muy diferente del de Magallanes o Scott, muertos durante sus epopeyas en los lugares que hab¨ªan explorado. ¡°El final m¨¢s l¨®gico para finalizar la misi¨®n es colocar Rosetta sobre la superficie [del cometa]¡±, considera Martin. El sacrificio en el altar del descubrimiento ser¨¢ esta vez un mont¨®n de alta tecnolog¨ªa. Los humanos detr¨¢s de la aventura no alcanzar¨¢n la gloria de aquellos exploradores antiguos, pero podr¨¢n seguir comiendo canap¨¦s y planeando viajes a mundos extra?os.