El triunfo de la imbecilidad
La falta de limpieza y los malos arbitrajes le quitan brillo a una Copa de Am¨¦rica donde sacan ventaja los tramposos
El tacto rectal que practic¨® Gonzalo Jara a Edison Cavani en los cuartos de final de la Copa Am¨¦rica disputados entre Chile y Uruguay el mi¨¦rcoles, y la inmediata expulsi¨®n del ofendido, acent¨²a la pesada sensaci¨®n de fiasco que se cierne sobre esta competici¨®n centenaria. Cuando los ¨¢rbitros que velan por la pureza del juego miden con el mismo rasero al fullero y al poeta, privan al espect¨¢culo de inter¨¦s. Puede que los funcionarios de la Confederaci¨®n Sudamericana de F¨²tbol y su matriz, la FIFA, no sean de letras, pero deber¨ªan saber que el fen¨®meno que gestionan dejar¨¢ de ser lucrativo si no distinguen el bien del mal.
Cuenta Baltasar Garz¨®n que Giovanni Falcone le refiri¨® que durante el interrogatorio al capo Frank Coppola, el juez le pidi¨® que definiera lo que era ¡°la mafia¡±. Coppola medit¨® la respuesta: ¡°Se?or juez: actualmente son tres los magistrados que desean convertirse en procuradores de la Rep¨²blica. Uno es muy inteligente, otro est¨¢ apoyado por los partidos del Gobierno y el tercero es un imb¨¦cil. ?Qui¨¦n cree que ser¨¢ el elegido? Pues el imb¨¦cil. Esto es la mafia¡±.
Es falso que las actividades estoc¨¢sticas, como el f¨²tbol, carezcan de un componente moral. El f¨²tbol puede ser id¨¦ntico a la mafia si sus dirigentes olvidan que el juego solo existe bajo principios de justicia. El lunes pasado se public¨® una grabaci¨®n del difunto Julio Grondona, exvicepresidente de la FIFA y directivo de la Conmebol, insinuando por tel¨¦fono a Abel Gnecco, presidente del Colegio de ?rbitros de Argentina, que la designaci¨®n espuria del ¨¢rbitro Carlos Amarilla hab¨ªa sido un ¨¦xito. ¡°Sali¨® bien, ?eh?¡±, celebr¨® Grondona, despu¨¦s de que Amarilla anulara dos goles l¨ªcitos al Corinthians. El desastre permiti¨® la clasificaci¨®n de Boca para cuartos de final de la Copa Libertadores de 2013.
Cavani reaccion¨® al manoseo de Jara propin¨¢ndole un golpe. El ¨¢rbitro, el brasile?o Sandro Ricci, replic¨® al incidente expulsando a Cavani y dejando impune a Jara. No pareci¨® contemplar que Jara, un futbolista vulgar que colecciona antecedentes disciplinarios por tocamientos genitales, hab¨ªa pulsado el culo del delantero uruguayo en un intento furtivo por sacarlo de quicio. Era una misi¨®n sencilla. Medio estadio sab¨ªa que Cavani lleg¨® al partido con los nervios destrozados. Los medios llevaban horas anunciando que el goleador se hab¨ªa enterado ese d¨ªa de la prisi¨®n de su padre por matar a un motorista mientras conduc¨ªa bajo los efectos del alcohol. Pero Ricci no hizo caso a los antecedentes. Ech¨® a Cavani y facilit¨® la supervivencia de Chile en su torneo.
Puede que el pueblo chileno est¨¦ euf¨®rico. Pero el resto de aficionados se pregunta por qu¨¦ Brasil y Uruguay, dos de las tres selecciones m¨¢s laureadas de Am¨¦rica, no pudieron contar con sus respectivas estrellas en los momentos decisivos. Cavani, v¨ªctima del furor proctol¨®gico de un futbolista cualquiera, y Neymar, cocido a patadas por Camilo Z¨²?iga antes de su arrebato y posterior expulsi¨®n, cayeron bajo el peso de un sistema que encubre la imbecilidad.
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