Proteger a los tiburones para salvar a la comunidad
El ecoturismo resucita la localidad filipina de Donsol gracias a los escualos en un ejemplo para la conservaci¨®n de la especie
El gu¨ªa otea el horizonte sujet¨¢ndose al m¨¢stil superior del banka ¡ªbote tradicional filipino¡ª, cuando da el aviso. Primero una mancha oscura sobre el vasto azul. Una aleta dorsal despu¨¦s. Y media docena de visitantes se sumergen Pac¨ªfico adentro. Nada parece flotar bajo sus pies m¨¢s que la penumbra, hasta que una boca de varios metros emerge del fondo marino. S¨®lo se ven las manchas blancas del pez m¨¢s grande del mundo, moviendo sinuosamente su cola ¡ªlarga como un ser humano¡ª. M¨¢s de 20 grupos asisten al baile acu¨¢tico en la bah¨ªa filipina de Donsol, que ba?a la mayor concentraci¨®n de tiburones ballena del mundo. El gigante marino no s¨®lo se salv¨® del exterminio, sino que ha resucitado el turismo local y a sus habitantes.
¡°Estos tiburones estaban condenados a morir. Es un milagro que est¨¦n vivos y son una bendici¨®n para nosotros¡±, dice Joel Briones, de 46 a?os y gu¨ªa-ojeador de una de las 30 embarcaciones que siguen a estos peces para disfrute de los visitantes. Joel es presidente de la Asociaci¨®n de Operadores de Botes en la industria entorno a los conocidos como gigantes gentiles por su car¨¢cter inofensivo. ¡°Ahora gano 500 pesos [10,2 euros] diarios y mi hija mayor ha podido acabar la universidad. Pero antes mi familia s¨®lo com¨ªa dos veces al d¨ªa con los 100 [2 euros] que yo ganaba con la pesca¡±, explica mostrando uno de esos billetes de 100, adornado en el reverso por un tibur¨®n ballena. Esta especie se convirti¨® en emblema nacional a ra¨ªz del ecoturismo en Donsol.
En los a?os noventa, la falta de ingresos ahogaba esta peque?a aldea de pescadores al extremo sur de la isla de Luz¨®n y a 500 kil¨®metros de Manila. Como tambi¨¦n peligraba la existencia de los tiburones ballena de su bah¨ªa. Donde ahora hay restaurantes y resorts, los 50.000 lugare?os de esta localidad s¨®lo recuerdan unos pozos como ¨²nicos suministros de agua. Tambi¨¦n en esa d¨¦cada, 800 tiburones ballena fueron apresados en el archipi¨¦lago; desde donde su carne se vend¨ªa a 13 euros el kilo en el mercado asi¨¢tico. La pesca de uno s¨®lo de estos ejemplares se pagaba a 230.000 euros, seg¨²n datos de WWF.
¡°Todo cambi¨® en 1998. Ya sab¨ªamos que se pod¨ªan ganar millones matando a los butanding [tiburones ballena en tagalo, la lengua local]. Pero entonces aprendimos que su valor puede ser infinito si los protegemos como se merecen¡±, cuenta Alan Amanse, de 48 a?os, defensor ac¨¦rrimo de estos peces y presidente de la Asociaci¨®n de Oficiales para la Interacci¨®n Butanding (BIO). ?ste y el grupo de operadores de botes, son los principales motores de la exitosa industria tur¨ªstica local; que ha pasado de ingresar unos 18.000 pesos (370 euros) a 22 millones (452.000 euros) en s¨®lo una d¨¦cada. Pero esa cifra no incluye las ganancias de los negocios que tambi¨¦n se han beneficiado de la interacci¨®n con los tiburones ballena, como restaurantes, resorts, transportes o sari-sari (tiendas de ultramarinos filipinas).
El ecoturismo en Donsol da prioridad a la conservaci¨®n natural. Los visitantes, en grupos de seis, alquilan barcas por 3.500 pesos (71 euros) para surcar las orillas de la bah¨ªa durante tres horas en busca de los peces gigantes. Una vez avistados, los turistas disfrutan de los tiburones bajo supervisi¨®n de los gu¨ªas locales, que controlan que no se toque ni incomode a los animales. Pese a ser una especie migratoria, su inusual presencia en Donsol transforma sus costas en una de las m¨¢s especiales del planeta junto a las de Belice o Australia. Atra¨ªdos por la posibilidad de interactuar con los animales en su entorno salvaje, los turistas han pasado de un millar a m¨¢s de 25.000 anuales en menos de 15 a?os; multiplicando los ingresos del sector exponencialmente.
Alan Amanse, que como el resto de los gu¨ªas ha desarrollado una habilidad natural para avistar y reconocer a todos los tiburones ballena que nadan en las cercan¨ªas, describe los ¨²ltimos a?os no s¨®lo como un camino hacia el ¨¦xito econ¨®mico, sino tambi¨¦n hacia el descubrimiento de sus vecinos acu¨¢ticos: ¡°Ahora reconocemos cada una de sus marcas, pero antes ni sab¨ªamos que eran tiburones. Pens¨¢bamos que eran como la peste, porque no hac¨ªan otra cosa que destrozar nuestras redes de pesca¡±.
El proyecto reduce la sobrepesca, protege al pez m¨¢s grande del planeta y genera una industria sostenible
Un incidente con una red de arrastre, fue lo que propici¨® el nacimiento del mod¨¦lico proyecto de conservaci¨®n medioambiental. El rescate de un ejemplar enredado en una malla atrajo a la prensa y puso el foco sobre los tiburones ballena, en peligro por la sobrepesca. Meses despu¨¦s, la intervenci¨®n de organizaciones defensoras de los animales convert¨ªan las aguas de Donsol en el ¨²nico santuario para esta especie en las m¨¢s de 6.000 islas del archipi¨¦lago de Filipinas.
Ese mismo a?o, el Ministerio de Agricultura aprobaba una orden administrativa de pesca prohibiendo la captura, venta y posesi¨®n de tiburones ballena y rayas. Y tambi¨¦n se ratificaba la Ley de Pesca (1998) para la conservaci¨®n de los recursos marinos. Las medidas, impulsadas por los acontecimientos en Donsol, convirtieron a Filipinas en uno de los primeros pa¨ªses en los que se proteg¨ªa a los tiburones ballena mientras en las costas vecinas se cazaban por toneladas para vender su preciada carne.
Pero no fue sencillo convencer de la necesidad de regulaci¨®n a las familias filipinas, ya que la pesca supone su principal fuente de ingresos. Seg¨²n un reciente informe de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID) sobre el Tri¨¢ngulo Coral del Pac¨ªfico ¡ªecosistema econ¨®micamente m¨¢s rentable y biodiverso del mundo¡ª, Filipinas es el principal proveedor de pescado de las seis naciones que forman el ¨¢rea; contribuyendo con casi 1.000 millones de euros a la industria. Pero seg¨²n la organizaci¨®n WWF en Filipinas, la matanza de tiburones ballena se ha eliminado de sus costas; con la excepci¨®n de incidentes aislados.
La clave del ¨¦xito radica en contar con la comunidad local como agente de cambio y beneficiaria del proyecto. ¡°Los proveedores de los servicios tur¨ªsticos (gu¨ªas y tripulaci¨®n) son los propios pescadores, que ya no dependen ¨²nicamente de la pesca para sobrevivir¡±, explica Raul Burce, director de programas de WWF en Filipinas; organizaci¨®n que encargada de la gesti¨®n de la industria de interacci¨®n con los tiburones ballena, junto al ayuntamiento local y al departamento de turismo. El proyecto ha generado una fuente de ingresos alternativa para los pescadores entre diciembre y mayo, cuando los gigantes gentiles merodean las aguas de Donsol.
La reducci¨®n de la actividad pesquera a s¨®lo medio a?o, unida a eliminaci¨®n de la pesca ilegal, ha permitido la regeneraci¨®n natural de los recursos. ¡°Actualmente, el ¨¢rea de protecci¨®n marina cubre 312 hect¨¢reas y el resultado de las evaluaciones bioecol¨®gicas muestra un incremento dr¨¢stico de pescado en frecuencia y biomasa¡±, analiza Raul Burce. El ejemplo de Donsol tambi¨¦n marc¨® un precedente en la lucha por la conservaci¨®n internacional de los tiburones ballena. En 2002, la Convenci¨®n sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITE) acept¨® al pez gigante en su lista de animales protegidos, sancionando su pesca.
Conservaci¨®n o turismo
Cient¨ªficos, organizaciones internacionales y miembros del sector tur¨ªstico concluyen que el ecoturismo es la ¨²nica forma de revertir la amenaza a las especies protegidas. Comparando industrias similares a la de Donsol, el valor estimado de un tibur¨®n ballena para el turismo es de casi 32.000 euros anuales (1,8 millones de euros a lo largo de su vida); haciendo de los proyectos de interacci¨®n, ejemplos de desarrollo sostenible.
¡°La sostenibilidad es el equilibrio entre el ser humano y el resto de seres vivos. Las especies amenazadas est¨¢n en peligro por muchos factores, pero el turismo no deber¨ªa ser otro m¨¢s. El conservacionismo pretende reducir el impacto del hombre¡±, explica Arnel A. Yaptinchay, experto en ecolog¨ªa acu¨¢tica y director de Vigilancia de la Fauna Marina de Filipinas (MWWP), una de las organizaciones impulsoras del proyecto en Donsol. En la actualidad, trabaja con el Ministerio de Turismo en una ley que servir¨¢ de gu¨ªa para el tratamiento de especies marinas amenazadas. Yaptinchay conf¨ªa en que la norma proh¨ªba el alimento artificial de animales, para acabar as¨ª con el turismo que explota a los tiburones usando esos m¨¦todos en otras localidades costeras de Filipinas.
En 2011, el peque?o municipio de Oslob, al sur de la isla filipina de Cebu, cre¨® su particular industria de interacci¨®n con tiburones ballena. A diferencia del modelo en Donsol, las barcas no buscan a los espec¨ªmenes salvajes oc¨¦ano adentro, sino que ¨¦stos son atra¨ªdos por el plancton ofrecido por la tripulaci¨®n de los botes. Dos hileras de embarcaciones alineadas a escasos metros de la orilla hacen de pasarela para que los animales desfilen a nado mientras los turistas se ba?an y toman fotos. La facilidad para interactuar con los peces gigantes y lo asequible del precio (siete euros para locales y 11 para extranjeros), ha llevado m¨¢s de 1.500 visitantes diarios a Oslob. En grupos de ocho, los turistas disponen de una hora de ba?o con los animales, que son alimentados por los organizadores durante seis horas. A pesar de ser m¨¢s barato que otras interacciones, el mayor n¨²mero de visitas han creado una industria estimada en un mill¨®n de euros anuales (el doble de lo que recauda la interacci¨®n en Donsol).
Algunas pr¨¢cticas de explotaci¨®n tur¨ªstica amenazan a los escualos
El impacto econ¨®mico del turismo en Oslob tambi¨¦n ha lucrado a sus habitantes. ¡°Mi restaurante estaba en bancarrota en 2011. Pero ahora tenemos unos beneficios de 40.000 pesos al mes (823 euros). Mis hijos podr¨¢n tener una mejor educaci¨®n¡±, explica Theresa Torralba, de 38 a?os. Sin embargo, los propios beneficiados por la industria de interacci¨®n cuestionan una pr¨¢ctica que suscita cr¨ªticas. ¡°Todos estamos ganando dinero con este negocio, pero alimentar a estos animales no puede ser bueno porque se les hace depender del hombre¡ Los tiburones ballena deber¨ªan estar en libertad y quien quiera verlos deber¨ªa hacerlo en su entorno salvaje¡±, razona Jefferson Santos, conductor de bote y gu¨ªa tur¨ªstico local de 32 a?os.
Un estudio publicado en 2012 por la organizaci¨®n conservacionista local Lamave analiza los efectos de la interacci¨®n en Oslob sobre los peces gigantes. El informe menciona el da?o que la alimentaci¨®n artificial de estos animales migratorios puede tener para su especie y para todo el ecosistema marino. Pero tambi¨¦n subraya que muchos de ellos han sufrido cortes y lesiones en la boca al chocar intencionadamente con embarcaciones en busca de la comida a la que han sido acostumbrados. La propia organizaci¨®n Lamave es consciente de que est¨¢ en juego el sustento de muchas familias y se abstiene de denunciar la pr¨¢ctica. Actualmente, trabaja con el gobierno local en la creaci¨®n un c¨®digo de conducta para mejorar la interacci¨®n.
Pero Arnel A. Yaptinchay cree que un c¨®digo no servir¨¢ para enmendar un proyecto que prioriza el negocio por encima todo: ¡°En Donsol hay un modelo de conservaci¨®n, mientras que lo de Oslob es un negocio. Es mucho m¨¢s sencillo cambiar las pr¨¢cticas de un sistema que est¨¢ orientado a la protecci¨®n del animal que las de uno basado en la explotaci¨®n tur¨ªstica¡±. El experto en ecolog¨ªa acu¨¢tica pone como ejemplo el turismo que ambos negocios generaron en la temporada 2011-12 y recalca que uno tiene m¨¢s de 10 a?os de antig¨¹edad que el otro. Mientras que Donsol acogi¨® 27.000 visitas, la costa de Oslob se inund¨® de casi 98.000 turistas.
Desde Donsol, Joel Briones se lamenta de que el dinero prime sobre la conservaci¨®n. A falta de leyes o c¨®digos de conducta a seguir en Oslob, el ojeador apela al juicio de los visitantes. ¡°En Donsol, la interacci¨®n es ¨²nica porque se hace en su entorno natural. Depende de los turistas. Si quieren ver a un tigre, pueden ir a la jungla o pueden ir a un zoo¡¡±, concluye guardando su billete. En el anverso figuran 100 pesos. En el reverso; la silueta reducida, salvaje y gentil, del pez m¨¢s grande del planeta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.