Pr¨®rroga imposible
Las propuestas de Tsipras, fuera de plazo, amagan una finta electoral
El D¨ªa D de Grecia se sustanci¨® el lunes. A medianoche de ayer finaliz¨® la fecha l¨ªmite para el pago al FMI de una deuda de 1.600 millones de euros, en parte ya aplazada, sin que Atenas lo ingresase en caja. Y tambi¨¦n la vigencia de la pr¨®rroga del segundo rescate otorgado por la eurozona, concedida hace cuatro meses, el pasado 20 de febrero.
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Pero el perfil (parece que) definitivo de ambos hechos fue tomando cuerpo ayer: no habr¨¢ soluci¨®n, ni siquiera salida, al embrollo antes del domingo, tras un refer¨¦ndum que distar¨¢ de ser beneficioso para la cohesi¨®n de los griegos (veremos si para su Gobierno) y para la de los europeos.
Por un lado, el FMI, la instituci¨®n de la troika que m¨¢s dureza ha exhibido en los ¨²ltimos tiempos, demostr¨® una prudencia extrema, al notificar escuetamente que Grecia hab¨ªa entrado ¡°en morosidad¡± y que su petici¨®n de nueva ampliaci¨®n del plazo se cursar¨ªa a la c¨²pula de la instituci¨®n en el momento oportuno. La prudencia es conveniente, porque evita excitar m¨¢s los ¨¢nimos ya encendidos en la polarizada sociedad griega. La polarizaci¨®n es una clave a retener: ni las ¨²ltimas manifestaciones, ni las votaciones parlamentarias, ni las encuestas anuncian unanimidad.
El Eurogrupo fue m¨¢s tajante, al declarar caducado el segundo rescate y despu¨¦s, al considerar que no hab¨ªa tiempo para volver a discutir con calma otras peticiones de Atenas, que en el mejor de los casos requerir¨ªan meses de trabajo y negociaci¨®n: era una pr¨®rroga (otra) imposible.
Era comprensible la actitud de los 18 socios de Atenas en la moneda ¨²nica, aunque se ech¨® en falta una ductilidad como la desplegada (complementos de la oferta, di¨¢logo en toda ocasi¨®n) por el presidente de la Comisi¨®n, Jean-Claude Juncker. Podr¨ªa haberse mostrado dispuesto a declararse en sesi¨®n permanente hasta resolver el litigio, siempre que se aplazase cualquier refer¨¦ndum hasta el logro de un pacto. O haber bajado el sufl¨¦ con otras salidas de parecida finura, para lo que se necesita algo m¨¢s de imaginaci¨®n y empat¨ªa que las que adornan a su actual presidente.
Pero la escasa flexibilidad del Eurogrupo se comprende, dada la extra?a conducta ¡ªpor decirlo suavemente¡ª del primer ministro griego, Alexis Tsipras. Primero amag¨® con aceptar a la desesperada la oferta europea ¡ªcon los a?adidos de Juncker¡ª que hab¨ªa rechazado el viernes, incluidos seis meses de pr¨®rroga del segundo rescate. Inmediatamente pidi¨® en su lugar un tercer rescate, en el que no participara el FMI.
Y antes de recibir la ¨²ltima respuesta de ayer, ya us¨® el primer recelo de los socios para cargar contra ellos y almacenar la p¨®lvora del enfrentamiento para el refer¨¦ndum. A todas luces se infiere que era una mera maniobra electoral: aparentar esp¨ªritu pactista para echar las culpas a los vecinos y convencer as¨ª del no a los indecisos.
Estos juegos de sal¨®n traslucen un escaso entusiasmo por los tiempos, modos y procedimientos (incluidas las votaciones de los dem¨¢s Parlamentos, que tambi¨¦n existen) de las otras democracias europeas: los rescates les competen, porque afectan a los impuestos que recaudan. Y revelan tambi¨¦n un tacticismo fr¨ªvolo en el dirigente de un Estado cuyos ciudadanos apenas pueden sacar dinero de los cajeros. Qu¨¦ triste.
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