El PSC deja la ambig¨¹edad

La decisi¨®n del PSC de no incluir en su programa electoral de las pr¨®ximas auton¨®micas catalanas la celebraci¨®n de una consulta constituye un paso muy importante para la aclaraci¨®n de un asunto que ha dividido al socialismo espa?ol. La renuncia permitir¨¢ que el PSOE sea visto como un partido que habla con la misma voz en toda Espa?a y que tenga mayor fuerza la iniciativa de una reforma de la Constituci¨®n para una articulaci¨®n federal que encauce la cuesti¨®n catalana.

En las ¨²ltimas auton¨®micas, el PSC abogaba por la celebraci¨®n de una consulta, y aunque se desmarcaba del soberanismo condicionando su apoyo a que fuera legal y pactada, la cuesti¨®n se convirti¨® en uno de los principales motivos de divisi¨®n interna y de discrepancia con el PSOE. Tras el abandono de los sectores proclives al soberanismo, el PSC ha podido desprenderse de la ambig¨¹edad y adoptar una estrategia que deje de estar condicionada por el marco conceptual impuesto por el independentismo. Una visi¨®n que permite tambi¨¦n apreciar con mayor nitidez, y sin complejos, que hay otras v¨ªas para atender las demandas catalanas que no pasen por una insensata ruptura unilateral con Espa?a.

Esta v¨ªa socialista puede cobrar cuerpo tras las pr¨®ximas legislativas: las fuerzas pol¨ªticas, con la excepci¨®n por ahora del PP, abogan por una reforma constitucional que revise tambi¨¦n la cuesti¨®n territorial.

El PSC defiende una reforma que aclare el reparto de competencias, permita un pacto fiscal solidario y convierta el Senado en una c¨¢mara territorial. Todo ello encaja perfectamente con la declaraci¨®n de Granada de 2013 en la que el PSOE fij¨® su posici¨®n en el debate territorial. En esta propuesta, el proceso termina con una votaci¨®n, porque cualquier reforma constitucional debe pasar por las urnas, pero la consulta tendr¨¢ en este caso la virtualidad de que todos los espa?oles podr¨¢n expresar su opini¨®n y permitir¨¢ saber tambi¨¦n si la reforma satisface o no a los catalanes.