La anomal¨ªa
EEUU tiene todav¨ªa que tomar dos decisiones respecto a Cuba: el fin el embargo y la devoluci¨®n de Guant¨¢namo
Reanudadas las relaciones diplom¨¢ticas entre Estados Unidos y Cuba, quedan a¨²n dos obst¨¢culos para poder hablar de normalizaci¨®n: el levantamiento del embargo y la devoluci¨®n de Guant¨¢namo, bah¨ªa en la que desembarc¨®, en 1510, Diego Vel¨¢zquez -conquistador y primer Gobernador de la Isla- y a la que Crist¨®bal Col¨®n hab¨ªa llamado Puerto Grande.
La instalaci¨®n militar en Guant¨¢namo (¡°tierra entre r¨ªos¡±), ocupa una extensi¨®n de 117,6 km?, tiene 17,5 km de costas, 29,4 km? de ci¨¦naga y 20 cayos en el interior de la bah¨ªa. Los americanos llevan instalados all¨ª desde 1898, cuando ayudaron a los insurgentes cubanos a expulsar a las tropas coloniales espa?olas. Y para cuadrar el c¨ªrculo, parece ser que, m¨¢s tarde, (Fulgencio) Batista habr¨ªa permitido a los yanquis conservar la base, a cambio de hacer importantes concesiones a las importaciones norteamericanas de az¨²car.
Mil kil¨®metros separan La Habana de la base naval, que es innecesaria para la seguridad de los Estados Unidos, cara (150 millones de d¨®lares anuales para 166 presos y otros 200 para mantenerla abierta) e ineficiente; dificulta la cooperaci¨®n con los aliados -en t¨¦rminos de esfuerzo antiterrorista-, constituye un reclamo para extremistas y es para el mundo un s¨ªmbolo de que Am¨¦rica no respeta la ley. Por todo lo cual, habr¨ªa que cerrarla.
Y esto no es una ocurrencia. Esto lo dijo Obama en 2013.
Pero lo que el presidente no a?adi¨® es que habr¨ªa que devolverla a sus leg¨ªtimos propietarios, puesto que se trata de territorio cubano. No hay que olvidar que las decisiones del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, en la ¨²ltima d¨¦cada, han puesto el ¨¦nfasis en que el gobierno de Washington no puede tratar a los individuos de forma diferente solo porque est¨¦n en Guant¨¢namo.
El gobierno cubano ha mostrado desde 1959, tras la revoluci¨®n, su desacuerdo con la presencia americana en la bah¨ªa de Guant¨¢namo, a pesar de la sutil simpat¨ªa que evidenci¨® el pragm¨¢tico Ra¨²l Castro hacia la custodia de detenidos por terrorismo en esa base militar.
Sin embargo, la nomenclatura castrista, empezando por el Comandante, siempre ha dejado claro que no se han planteado recuperar ese territorio por la fuerza, por lo que los Estados Unidos tendr¨ªan que abandonarlo motu proprio. Por otra parte, la ley Helms-Burton reconoce -de aquella manera- que la tierra tiene que devolverse a Cuba, m¨¢s pronto o m¨¢s tarde.
Ejercicio de pragmatismo ¨Chasta ahora- por ambas partes. Del lado americano, la tentaci¨®n de mantener el statu quo es grande -seg¨²n la filosof¨ªa ¡®si no lo has roto, no lo arregles¡±-. Del lado cubano, la fragilidad econ¨®mica unida al d¨¦ficit democr¨¢tico -especialmente en materia de derechos humanos- no parec¨ªa la mejor receta para emprender la peligrosa aventura de recuperar la base naval. Pero las circunstancias cambiaron con la liberaci¨®n del contratista Alan Gross, kil¨®metro cero de este proceso.
Michael Parmly, otro destacado ejemplar del caladero de la Fletcher School of Law and Diplomacy ¨Cla escuela internacional en la que estuve como visiting fellow cuando, tras las elecciones del 82, me acanton¨¦ en Boston-, retirado del servicio diplom¨¢tico y conocedor del tema sobre el terreno ¨Cdurante tres a?os, jefe de misi¨®n en la Secci¨®n de Intereses estadounidense en La Habana- ha escrito un trabajo sobre este asunto: ¡®The Guanta?namo Bay Naval Base: The United States and Cuba¡ªDealing with A Historic Anomaly¡¯ en el que, para iluminar la que podr¨ªa ser una v¨ªa de devoluci¨®n de Guant¨¢namo a los cubanos, se apoya en el precedente de la cesi¨®n de soberan¨ªa del Canal de Panam¨¢.
La propuesta -seg¨²n Parmly- ser¨ªa negociar con el gobierno cubano un acuerdo que le permita a la Navy mantener -en modo a determinar- su presencia militar y estrat¨¦gica en el Caribe, como sucede en otras partes del mundo.
Lo que no admite dudas es que si se acaba con el embargo y se devuelve Guant¨¢namo a sus leg¨ªtimos propietarios, en La Habana se quedar¨¢n coritos -como dicen en Palencia
Quedar¨ªa la espinosa cuesti¨®n de los detenidos que, con devoluci¨®n o sin ella, precisa de una soluci¨®n (promesa a¨²n incumplida de Obama). Tampoco hay que descuidar la contingencia de que otro pa¨ªs ¨CChina, Rusia o Venezuela- intente ocupar la base y tomar el control. Pero esta ser¨ªa una ingenuidad impropia de los avezados negociadores de la 2201 C Street.
Para James Stavridis, actual decano de Fletcher y ex comandante supremo aliado de la OTAN que, en su condici¨®n de jefe del Comando Sur del Ej¨¦rcito de EEUU estuvo a cargo de la base de Guant¨¢namo, dicho enclave naval, si bien sigue siendo un activo estrat¨¦gico de gran utilidad para Estados Unidos -pues ¡°es dif¨ªcil pensar en otro lugar con la combinaci¨®n de un puerto de aguas profundas y gran pista de aterrizaje¡±- ha dejado de ser esencial como instalaci¨®n militar, porque en la era moderna de los portaaviones, los submarinos nucleares y los aviones no tripulados, ¡°nadie lanzar¨ªa una operaci¨®n militar a gran escala desde ah¨ª¡±.
Lo que es seguro es que los republicanos ¨Ccontrarios a esta apertura- se plantear¨¢n una serie de preguntas, inc¨®modas, -sobre todo- para la candidata Hillary Clinton, si es que consigue superar ¡®la crisis de los emails¡¯:
?Es esta la manera inteligente de cortar la hierba al r¨¦gimen castrista? ?La devoluci¨®n, servir¨ªa para dejar sin argumentos -morales y de victimismo- a quienes han utilizado la base como excusa de humillaci¨®n a los cubanos? ?Cu¨¢les van a ser las compensaciones en materia de apertura democr¨¢tica y derechos humanos? ?Qu¨¦ supone, en t¨¦rminos de coste, cerrar la base?
Lo que no admite dudas es que si se acaba con el embargo y se devuelve Guant¨¢namo a sus leg¨ªtimos propietarios, en La Habana se quedar¨¢n coritos -como dicen en Palencia-, pues el r¨¦gimen no se podr¨ªa escudar en los escollos para eludir el cambio -ya urgente- que van a querer los cubanos, una transici¨®n regida por ellos, sin injerencismos. Porque buenos son para que les digan lo que tienen que hacer.
Resolver el destino de la base naval ser¨ªa un paso m¨¢s en la recta final del presidente Obama que quiere dejar como legado la soluci¨®n a las "anomal¨ªas" que le ha tocado heredar. Sin embargo, un desenlace as¨ª me parece tan ilusorio como que se produzca la devoluci¨®n de Gibraltar, por parte de sus "maestros" en el dominio de enclaves.
Al Pent¨¢gono le ha faltado tiempo para decir que no tiene ¡®expectativas ni planes¡± al respecto. Claro que esto viene despu¨¦s de que el gobierno de la isla haya reclamado -en el minuto uno del anuncio de la reanudaci¨®n diplom¨¢tica- que ¡°se compense al pueblo cubano por los da?os humanos y econ¨®micos provocados por las pol¨ªticas de los Estados Unidos¡±.
El art¨ªfice de esta reclamaci¨®n, en este preciso momento, debe de ser un genio de la anacron¨ªa, la estrategia y la psicolog¨ªa republicana. De ah¨ª que mis temores se acent¨²en, pues a no ser que se acabe imponiendo el pragmatismo de uno y otro lado, me da que a la ci¨¦naga de San Nicol¨¢s -humedal de la bah¨ªa de Guant¨¢namo, reconvertido en un pol¨ªgono de ejercicios de bombardeo de los marines- le va a tocar esperar, para volver a su ser.
La renta por la utilizaci¨®n de la base se fij¨® en su d¨ªa en 2.000 d¨®lares al a?o, pagados en oro. En 1934, un nuevo contrato de arrendamiento duplic¨® la cantidad.
Washington sigue enviando cheques -por el alquiler de la base- a La Habana, pero los Castro no los cobran porque no reconocen el contrato de arrendamiento. En su d¨ªa, Fidel ya dijo que mantiene los cheques apilados en el caj¨®n de su escritorio.
A ver qui¨¦n se cansa antes, si los unos de pagar o los otros de apilar. Haga la suma, paciente lector, y ver¨¢ que el oro amontonado en Jaimanitas ?ya va siendo un dinero, oiga!.
Luis S¨¢nchez-Merlo ha sido Secretario General de la Presidencia del Gobierno (1981-1982).
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