La agencia de los l¨ªos

La Agencia Tributaria deber¨ªa ser un pilar institucional b¨¢sico en una democracia. Pues bien, su gesti¨®n, manifiestamente mejorable y en alg¨²n caso escandalosa ¡ªrecu¨¦rdese el episodio de la filtraci¨®n de un informe sobre la deuda fiscal del PP a un medio antes que al propio juez que pidi¨® el dictamen¡ª, causa motivos de inquietud a los contribuyentes y alienta los temores de una manipulaci¨®n continuada en un organismo que tiene que ser, por encima de todo, independiente.

A mediados de junio se supo que el director del Servicio Jur¨ªdico de la Agencia, Juan Miguel Herrero de Ega?a, fichaba por la firma privada Deloitte Abogados. Una informaci¨®n de esta naturaleza hubiera causado en Reino Unido, Francia o Alemania un cierto alboroto; como m¨ªnimo se habr¨ªa exigido la presencia del director de la Agencia en el Parlamento para explicar ¡ªsi tiene explicaci¨®n¡ª c¨®mo es que el responsable jur¨ªdico de una instituci¨®n p¨²blica, con informaci¨®n sensible sobre expedientes, pr¨¢cticas y debilidades tributarias de la propia Agencia y de los contribuyentes, puede pasar en plazo de horas a poner tales conocimientos al servicio de una firma encargada de aliviar la presi¨®n fiscal de sus clientes.

Ahora acaba de conocerse que en la Agencia est¨¢ extendida la pr¨¢ctica de los ascensos de libre designaci¨®n ¡ªun recurso utilizado tambi¨¦n durante las etapas de Solbes y Salgado¡ª de los inspectores fiscales. La designaci¨®n a dedo convierte a los inspectores en sujetos de premios y castigos decididos por sus superiores pol¨ªticos.