Ruindades

Estuve atento a la entrevista que la Sexta mantuvo con Albert Rivera el pasado s¨¢bado. Defenderse durante horas de cinco (?o eran seis?) incisivos periodistas da muchas pistas sobre la coherencia de un programa y la solidez del pol¨ªtico capaz de defenderlo. Me pareci¨® satisfactorio. Por el lado contrario, un detalle nimio me ilustr¨® sobre su oponente.

Un periodista le dijo a Rivera que su reforma fiscal supon¨ªa bajar impuestos a la clase media, pero subirlos en ciertos art¨ªculos de primera necesidad, como el pan. Rivera adujo que, en efecto, la subida del pan supon¨ªa un porcentaje m¨ªnimo que estaba de sobra compensado por la rebaja general. Y entonces pasaron un comentario de Pablo Iglesias en el que dec¨ªa que Rivera iba a subir el impuesto a las sillas de ruedas.

Es interesante advertir que un nuevo tipo de pol¨ªtico ha hecho irrupci¨®n en el exiguo panorama de la democracia espa?ola. Un pol¨ªtico que suele etiquetarse de populista, pero que en realidad es un demagogo insolentemente c¨ªnico. Cuando Iglesias dice que Rivera les quiere subir los impuestos a los parapl¨¦jicos sabe que habla para gente rabiosa, ese tipo de pol¨ªtico que se ha formado en el botell¨®n y la quema de cajeros. Nunca, ni en los peores momentos de Alianza Popular, hab¨ªamos o¨ªdo argumentos tan est¨²pidos dirigidos a gente tan est¨²pida. Nunca hab¨ªamos visto concejales y concejalas tan zafios como los que han emergido gracias a Podemos. Debemos agradecer a este movimiento que nos abra los ojos sobre el estado comatoso en que se encuentra ese segmento de la poblaci¨®n que se supone m¨¢s o menos universitaria y de clase media.

Me parece indudable que en las pr¨®ximas elecciones s¨®lo hay que apoyar al partido que tenga como prioridad absoluta enmendar el espantoso desierto moral y educativo de este pa¨ªs.