Los refer¨¦ndums no se hacen para perderlos

Los partidos pol¨ªticos no suelen convocar refer¨¦ndums para perderlos y tal ha sido el caso en Grecia. Aunque las encuestas expr¨¦s apuntaban un escenario m¨¢s apretado el resultado final, con una victoria del no, era hasta cierto punto previsible. Como se ha estudiado ampliamente en el libro ?C¨®mo votamos en los refer¨¦ndums?, editado por Braulio G¨®mez y Joan Font, cuando una cuesti¨®n es t¨¦cnica o hay poco tiempo para contrastar informaci¨®n los votantes suelen basar el sentido de su voto principalmente en atajos partidistas. Es decir, votan de manera congruente con la consigna que da su partido preferido.

Todas las encuestas se?alan que Syriza se encuentra en una situaci¨®n de ¡°luna de miel¡± con el electorado, en ese periodo de simpat¨ªa con el reci¨¦n llegado propio de situaciones de cambio pol¨ªtico. Sea o no porque los electores se suben al carro ganador la popularidad del Gobierno de Atenas es alta y de ah¨ª que, m¨¢s all¨¢ de lo que se dijera en Europa, su recomendaci¨®n de voto fuera a ser clave. Adem¨¢s, ha habido un particular esfuerzo por vender la idea de que un no ser¨ªa un instrumento m¨¢s de presi¨®n en su estrategia negociadora.

Mientras sigamos sin mecanismos de gobernanza pol¨ªtica de la zona euro ninguna soluci¨®n ser¨¢ satisfactoria

Dado el resultado creo dif¨ªcil decir que este refer¨¦ndum haya versado solo sobre la austeridad ¡ªes dudoso que el 40% de los griegos est¨¦ a favor de ella¡ª o sobre permanecer o no en el euro ¡ªlos griegos dicen que quieren seguir en ¨¦l¡ª. Lo que ha sido con seguridad es un plebiscito sobre el Gobierno y su estrategia de negociaci¨®n, un plano en el que sale reforzado internamente. De hecho los dirigentes de Syriza se han fortalecido frente a posibles disidencias y la oposici¨®n parlamentaria queda tocada.

Diferente es que este resultado pueda vaya a ser ¨²til para negociar. De hecho, la decisi¨®n de ir a un refer¨¦ndum ha jugado la mano de los pa¨ªses acreedores. Si sal¨ªa afirmativo, con la ca¨ªda del gobierno Tsipras; si sal¨ªa el no, con la acusaci¨®n de que los griegos no est¨¢n comprometidos con el euro. En todo caso el hecho contrastable es el corralito griego continua y arranca una nueva negociaci¨®n contra reloj con todos los pa¨ªses reforzados en sus posiciones m¨¢s duras. Habr¨¢ que ver si hay margen para los grises pero lo urgente no deber¨ªa hacernos olvidar lo importante; mientras sigamos sin mecanismos de gobernanza pol¨ªtica de la zona euro ninguna soluci¨®n ser¨¢ satisfactoria.