Urbanitas: "La ciudad justa, verde, eficiente y feliz son el mismo lugar"
"Hace ocho a?os me di una vuelta en bicicleta por Bogot¨¢ junto el alcalde que hab¨ªa transformado la capital colombiana para promover la felicidad de sus habitantes. Enrique Pe?alosa insisti¨® en que mediante el redise?o de los espacios p¨²blicos y sistemas de transporte de su ciudad empobrecida y violenta, se hab¨ªa hecho realmente a los ciudadanos m¨¢s felices. ?Podr¨ªa una ciudad realmente ser redise?ada para construir la felicidad? Era una idea emocionante, pero el alcalde no pod¨ªa darme una prueba concluyente de la conexi¨®n dise?o-emoci¨®n. As¨ª que me puse a comprobar la idea en contra de la ciencia y la evidencia en otras ciudades. La b¨²squeda me llev¨® a las puertas de los neurocient¨ªficos, psic¨®logos, economistas conductuales y activistas urbanos, as¨ª como a paisajes de la transformaci¨®n urbana en todo el mundo. Tambi¨¦n me llev¨® a realizar mis propios experimentos urbanos informales para entender la relaci¨®n entre el dise?o y la felicidad". As¨ª empez¨® la mayor aventura del urbanista y escritor canadiense Charles Montgomery, autor de Happy City: Transforming Our Lives Through Urban Designo o Ciudad Feliz: Transformando Nuestras Vidas a trav¨¦s del Dise?o Urbano. Un proyecto que lo ha llevado a recorrerse pr¨¢cticamente todo el mundo en busca de la relaci¨®n entre el dise?o urbano y la felicidad humana.
"Una ciudad feliz utiliza la arquitectura, el dise?o y los sistemas para ayudar a todo el mundo a tener una vida m¨¢s sana, m¨¢s conectada y m¨¢s satisfactoria".
"Una ciudad feliz utiliza la arquitectura, el dise?o y los sistemas para ayudar a todo el mundo a tener una vida m¨¢s sana, m¨¢s conectada y m¨¢s satisfactoria. Lo hace mediante el reconocimiento de que los edificios, carreteras y otros sistemas de la ciudad alteran la forma en que nos movemos, c¨®mo nos sentimos y c¨®mo tratamos a otras personas. Damos forma a nuestras ciudades, y luego nos moldeamos. Cada ciudad es una m¨¢quina de comportamiento", sentencia el joven autor.
Para Charles Montgomery, la oxitocina se convierte en un elemento indispensable a la hora de dise?ar nuestras ciudades. "La oxitocina es la hormona de liberaci¨®n de nuestro cerebro cada vez que tenemos un encuentro que genera confianza. La oxitocina nos hace sentir bien. Nos recompensa por ser amables con otras personas y experimentamos bondad a cambio. La oxitocina es importante para la vida en la ciudad porque las buenas relaciones sociales son el factor que m¨¢s contribuye a la felicidad humana. Nada importa m¨¢s - ni siquiera el sexo o el dinero. As¨ª que cuando estamos dise?ando edificios, lugares p¨²blicos y sistemas de transporte, tenemos que asegurarnos de que estamos construyendo oportunidades para la creaci¨®n de confianza, encuentros positivos", sostiene Montgomery, exponiendo el principal argumento de su 'Happy City'.
Seg¨²n National Geographic, San Sebasti¨¢n, Kuala Lumpur o Dubai estar¨ªan entre las 10 ciudades m¨¢s felices del mundo; mientras que para la revista Forbes, R¨ªo de Janeiro, Barcelona o Amsterdam estar¨ªan entre las ciudades cuyos ciudadanos son m¨¢s felices. "Todav¨ªa no tenemos comparativas precisas de la satisfacci¨®n entre ciudades a nivel internacional. Pero creo que lo que tenemos que reconocer es que, aunque las personas reportan ser generalmente m¨¢s felices en ciudades m¨¢s peque?as, cada vez m¨¢s y m¨¢s personas se est¨¢n moviendo a las grandes ciudades", dice el experto. Por ello, la satisfacci¨®n ciudadana es un aspecto que cada vez est¨¢ m¨¢s presente en las agendas urbanas internacionales. Y como defiende Charles Montgomery, la calidad de vida que las personas tienen en las ciudades deber¨ªa ser uno de los bar¨®metros clave para evaluar si las cosas se est¨¢n haciendo bien o no en el marco urbano.
En el ¨²ltimo Informe Mundial de Felicidad Suiza, Islandia, Dinamarca, Noruega o Canad¨¢ recogen los ¨ªndices de felicidad m¨¢s elevados del planeta. Espa?a se encuentra en el lugar n¨²mero 26 de el estudio. Y por detr¨¢s, en su mayor¨ªa, pa¨ªses de bajos ingresos situados mayoritariamente en el Hemisferio Sur del Planeta. "Esto tiene sentido, porque la riqueza, la confianza social, la esperanza de vida y la libertad para tomar decisiones de vida, contribuyen mucho a la felicidad", observa Montgomery.
?Pero qu¨¦ pasa con Espa?a, que durante la pasada d¨¦cada fue una de las econom¨ªas m¨¢s punteras de Europa? "Yo no he estado nunca en Espa?a", reconoce. "Pero lo que s¨ª s¨¦ es que Espa?a ha cometido errores muy terribles en la ¨²ltima d¨¦cada. Ha tratado sus ciudades como materia prima para los especuladores. Ha permitido que promotores inmobiliarios construyan comunidades que dependen totalmente de autom¨®viles, lejos de los centros urbanos. A medida que su econom¨ªa se recupere Espa?a tendr¨¢ que redescubrir el valor del estar conectados, tendr¨¢ que redescubrir las comunidades peatonales donde todo el mundo disfruta de un f¨¢cil acceso a las riquezas de la ciudad", recomienda el canadiense.
Y es que la ciudad que imagina Charles Montgomery no es una ciudad ut¨®pica. No es, ni mucho menos, un espacio inalcanzable, aunque no estar¨¢ libre de contradicciones y de luchas. "Siempre habr¨¢ tensi¨®n entre las fuerzas del beneficio privado y el bien p¨²blico en las ciudades. Sin embargo, algunas ciudades han entendido que la construcci¨®n de la equidad, la justicia y la inclusi¨®n tambi¨¦n pasa por mejorar la vida de todos. Por ejemplo, en Bogot¨¢, tomaron el mejor espacio vial, y lo utilizaron para un sistema de autobuses r¨¢pidos para que la gente sin coches pudiera cruzar la ciudad m¨¢s r¨¢pidamente, como los ricos en sus BMWs. Ese sistema de autobuses fue tan r¨¢pido, tan hermoso y tan c¨®modo, que tanto ricos como pobres comenzaron a usarlo. Fue as¨ª que todo el mundo se dio cuenta de que la ciudad justa, la ciudad verde, la ciudad eficiente y una ciudad feliz son el mismo lugar".
"La ciudad justa, la ciudad verde, la ciudad eficiente y una ciudad feliz son el mismo lugar"
Y es que cada vez m¨¢s son los ejemplos, de un lado al otro del planeta, de ciudades que se reinventan para sobrevivir. "Los pol¨ªticos de todo el mundo est¨¢n adoptando la felicidad como una meta leg¨ªtima y necesaria. Se han adoptado nuevas leyes de But¨¢n a Francia ante las Naciones Unidas, que promueven ¨ªndices de bienestar que ayuden a guiar el desarrollo urbano y su pol¨ªtica econ¨®mica", remarca el urbanista. "No se trata s¨®lo de animar a la gente. Las ciudades influyen en el comportamiento humano de formas que tienen profundas consecuencias para la salud p¨²blica, las emisiones de gases de efecto invernadero o las cargas fiscales. Por ejemplo, dar a la gente m¨¢s oportunidades para andar hacia sus destinos diarios minimiza los costes sanitarios. Los estudios realizados en Canad¨¢ han demostrado que incluso las personas a las que no les gusta caminar tienden a caminar m¨¢s cuando viven en comunidades compactas", revela el investigador.
En este sentido, Montgomery advierte que hay una relaci¨®n directa entre la geograf¨ªa y la confianza social. "Muchas personas se trasladan a los barrios suburbanos porque sienten que van a ser m¨¢s amables y m¨¢s seguros. Como resultado, si el barrio est¨¢ demasiado lejos del centro o de otros destinos diarios, acabaremos teniendo menos contacto con los vecinos. La confianza social est¨¢ mediada por una reacci¨®n hormonal que viene con el contacto cara a cara, y un viaje m¨¢s largo hace menos probable que ¨¦ste se d¨¦ con nuestros vecinos".
"Si tuviera que buscar un indicador esencial de la felicidad urbana, ¨¦ste ser¨ªa la confianza social"
"Si tuviera que buscar un indicador esencial de la felicidad urbana, ¨¦ste ser¨ªa la confianza social", sentencia el canadiense. "Las ciudades donde las personas dicen que pueden confiar en sus vecinos tambi¨¦n reportan mayores niveles de felicidad. Se siente en Manhattan, un torbellino de encuentros cara a cara. Lo sientes en Copenhague, una ciudad donde responsables pol¨ªticos valoran tanto la conversaci¨®n entre sus ciudadanos que han duplciado el ancho de carriles bici para que los pasajeros de bicicleta pueden hablar de camino al trabajo", observa.
Pero la confianza con el entorno no solamente viene dada por las relaciones sociales con nuestros vecinos, compa?eros de trabajo o personal que nos atiende en el transporte p¨²blico o el supermercado. Seg¨²n Montgomery, el dise?o urbano puede propiciar la confianza entre sus usuarios, o bien puede propiciar la desconfianza entre ellos. "Algunas fachadas de edificios en realidad hacen que los peatones caminen m¨¢s r¨¢pido. Algunos dise?os de apartamentos hacen que los residentes no se relacionen con sus vecinos", afirma. "Las buenas relaciones, la salud f¨ªsica y la confianza social, son ingredientes clave de la felicidad. Al entender estos efectos, se puede volver a configurar nuestras ciudades y nuestras vidas para convertirlas en m¨¢s saludables, m¨¢s felices y m¨¢s resilientes", pronuncia el escritor.
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