?Dejad en paz a Meg Ryan!
Como Nicole Kidman o Ren¨¦e Zellweger, la actriz se ha sometido a las exigencias de una industria que quiere a sus estrellas eternamente j¨®venes. ?Qui¨¦n tiene el problema, ella o nosotros?
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Dec¨ªa Tina Fey en el mon¨®logo de los Globos de Oro de 2014, que la gran interpretaci¨®n de Meryl Streep en la pel¨ªcula Agosto ven¨ªa a demostrar que ¡°a¨²n hay buenos papeles en Hollywood para Meryl Streeps mayores de 60¡±.
?Y para el resto de actrices que no sean Meryl? Pues para el resto ya no tanto. Y no hace falta que nos vayamos hasta casi la jubilaci¨®n interpretativa. Si no eres la Streep y rondas los cuarenta, m¨¢s te vale que hayas desarrollado otros talentos o aficiones capaces de sostener tu existencia, porque los guiones van a ir desapareciendo paulatinamente de tu mesa.
Y todo porque Hollywood, salvo contadas excepciones gastro-cin¨¦filas especiales, s¨®lo tiene dos tipos de papeles femeninos en el men¨²: la novia y la madre. Despu¨¦s de todo, la tarta de personajes a repartir tampoco deja lugar para mucho m¨¢s. S¨®lo el 30% de los papeles cinematogr¨¢ficos son femeninos, y peor, ¨²nicamente el 23% de las pel¨ªculas est¨¢n protagonizadas por mujeres.
Y ya que hablamos de cifras, continuemos con unas bastante interesantes: de ese m¨ªnimo porcentaje de mujeres que consiguen trabajo actuando en Hollywood, m¨¢s de la mitad est¨¢n en sus veintes o treintas, frente a la mayor¨ªa de papeles masculinos destinados a hombres de m¨¢s de cuarenta.
El cine, los medios de comunicaci¨®n, nuestros comentarios y opiniones p¨²blicos¡ todo forma parte de un c¨ªrculo de retroalimentaci¨®n que siempre llega a la misma conclusi¨®n: si eres actriz, m¨¢s te vale ser joven y hermosa si quieres trabajar. O llegar¨¢, como llamaba la c¨®mica Amy Schumer recientemente en su serie de sketches para Comedy Central, ¡°your last fuckable day¡±. Es decir, el ¨²ltimo d¨ªa que el mundo decide que eres lo suficientemente atractiva como para que alguien quiera acostarse contigo.
O como dir¨ªa Hollywood: el ¨²ltimo d¨ªa que vales algo.
Y pasa algo muy curioso cuando ves que tu carrera se va al garete simplemente porque has cometido el delito de no encontrar la cura de la eterna juventud; cuando eres incapaz de mantenerte eternamente como espejo de tus interpretaciones m¨¢s memorables; cuando las arrugas, y las canas, y la piel no tan tersa, y esos kilillos de m¨¢s de los que ya no es tan f¨¢cil deshacerse¡ son ridiculizados por prensa y comentaristas an¨®nimos en la red. Y lo que pasa es que ceder a esa presi¨®n y buscar quimeras en forma de bistur¨ª se puede convertir f¨¢cilmente en la ¨²nica soluci¨®n.
As¨ª que s¨ª, es muy probable que Meg Ryan se haya vuelto a operar. Y que como Nicole Kidman y Ren¨¦e Zellweger, entre otras muchas, haya entrado a formar parte de una larga lista de actrices que se han dado de bruces con una triste realidad: que no hay quien nos entienda.
Porque los mismos que les exigimos ser j¨®venes y bellas, luego las criticamos y nos re¨ªmos a su costa cuando sucumben a la presi¨®n y se operan. Buscamos la gracia mostrando fotos de hace d¨¦cadas y compar¨¢ndolas con su aspecto actual, como si en nombre del chiste de turno decidi¨¦ramos olvidarnos de que el tiempo, para todos, pasa. Criticamos los resultados como si eso fuera lo importante, como si lo realmente preocupante de esto fuera la conclusi¨®n, y no nuestra reacci¨®n ante ello. Nos mofamos de los problemas de auto estima de los dem¨¢s de una manera que jam¨¢s se nos ocurrir¨ªa con otros trastornos de la propia imagen. Y decidimos entre todos que las Meg Ryans y las Zellwegers del mundo deben haber perdido el norte, y claramente necesitan ayuda psicol¨®gica, pero, ?qui¨¦n es el bando realmente trastornado aqu¨ª?
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