La prueba del tres
Cada historia tiene dos versiones, o dos estadios, pero casi siempre se requiere de otra m¨¢s para lograr entenderla
Una vez es accidente. Dos es s¨ªntoma. Tres, tendencia. Esta semana, un ser excesivamente querido me dijo tres cosas. Dos de ellas se refer¨ªan a lo que atisbaba que eran caracter¨ªsticas definitorias y casi definitivas de quien esto escribe: malcarado y vergonzoso. La tercera era un piropo. El piropo sent¨® fatal. Supongo que eso confirmaba la certeza de las dos primeras apreciaciones. As¨ª opera, a grandes y relativamente comprensibles rasgos, lo que viene siendo la prueba del tres. Cada historia tiene dos versiones, o dos estadios, pero casi siempre se requiere de una tercera versi¨®n para lograr entenderla, o de una tercera pata, incluso de una llave Allen, para poder armarla y desarmarla.
A finales de la pasada semana viv¨ª otra prueba del tres. Me met¨ª en la cama de un hotel St. Etienne. Puse la tele. Estaban dando la semifinal del Mundial femenino de F¨²tbol entre Jap¨®n e Inglaterra. Sobre el minuto 35 del partido, apagu¨¦ el televisor y me dorm¨ª. Al cabo de siete horas, despert¨¦, alargu¨¦ el brazo hasta la mesilla de noche, pill¨¦ el mando a distancia y encend¨ª el televisor de nuevo, b¨¢sicamente, porque en casa no tengo Eurosport, y a un hotel le podr¨ªa perdonar que no ofreciera toallas limpias o agua caliente, pero jam¨¢s que no tuviera ese canal sintonizado. En la pantalla apareci¨® el mismo partido y en el mismo minuto en el que recodaba haberme quedado frito. Me sobresalt¨¦. Me incorpor¨¦. Me par¨¦, fascinado con la idea de que acababa de romper el continuo espacio tiempo, que en alguna galaxia lejana por mi culpa se hab¨ªa abierto un enorme agujero negro, que Aznar hablaba ingl¨¦s y catal¨¢n. Sigui¨® el partido. Y en el descuento, las inglesas, que estaban jugando de f¨¢bula, se metieron un gol en propia puerta y cayeron eliminadas. Lo que era m¨¢gico se convirti¨® en dram¨¢tico. Airado, me met¨ª en la ducha: no hab¨ªa agua caliente y nadie hab¨ªa cambiado las toallas. Imperdonable.
Esta semana se han separado Jennifer Garner y Ben Affleck por culpa de una tercera persona. Si no fuera tan malcarado, igual me importaba un poco. Si no fuera tan vergonzoso, igual escrib¨ªa lo que realmente pienso de la noticia. Si no fuera tan¡
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