?Dejad en paz a Chabelita!

Normalmente, un personaje medi¨¢tico cuyo ¨²nico oficio consiste en ser famoso cuenta, por principio, con la antipat¨ªa de la audiencia. Y salvo ese sector del p¨²blico que se toma en serio los programas de cotilleo (s¨ª, abunda), al resto de los humanos nos ¡®gusta¡¯ Bel¨¦n Esteban, Chayo o la Pelopony desde la distancia que proporciona la iron¨ªa. Es muy dif¨ªcil, casi imposible, que un famoso nacional defenestrado se redima p¨²blicamente pase a convertirse en una figura aclamada. Har¨ªan falta grandes haza?as para que Maria Jos¨¦ Campanario, Olvido Hormigos o Raquel Bollo contaran con el benepl¨¢cito un¨¢nime de los aficionados al despelleje televisivo. No hay salvaci¨®n posible. A no ser que seas Chabelita.

Ayer Isabel II termin¨® de un plumazo (y en prime time) con a?os de mofas masivas. La 'hija de', la 'adoptada', la 'madre adolescente' y 'aprendiz de estilista' se ha convertido, por obra y gracia de Supervivientes, en la 'joven sensata y maltratada'. Bast¨® con que, por primera vez, se le concediera el derecho a r¨¦plica para que en¨¦migos ac¨¦rrimos como Mila Xim¨¦nez se convirtieran al pantojismo.

Se puede estar mejor en una isla desierta sin comida que en una mansi¨®n andaluza. Esa es la impresi¨®n que se desprende de la entrevista que Chabelita concedi¨® ayer y esas son las cosas que ocurren cuando tu familia vive de dar exclusivas y llenarse los bolsillos, l¨ªcita e il¨ªcitamente.

Ni su hermano Kiko ni su novio fueron a recibirla. Durante su ausencia, su madre, que estuvo de permiso, rechaz¨® comunicarse con ella, el padre de su hijo se ha convertido en tronista de ¨¦xito y su prima, supuesta defensora, se ha pagado la hipoteca poni¨¦ndola a parir los s¨¢bados por la noche. Pero Chabelita no entr¨® en c¨®lera, ni dio ese tipo de espect¨¢culos circenses que suelen tener lugar cuando los famosos van a 'contar su verdad'. Habl¨® pausada y honestamente. Afirm¨® que su hermano pasaba de ella, que su madre no estaba all¨ª cuando la necesitaba y que estaba m¨¢s que harta de que la ¨²ltima en opinar sobre Chabelita fuera ella misa. Pidi¨® que no cesaran las preguntas y, sin embargo, su discurso no sonaba a reproche. Quiz¨¢ porque las humillaciones que uno supone ha podido sufrir esta chica han hecho que fuera perdiendo la expresividad por el camino. O tal vez porque (sorpresa) es la ¨²nica persona sensata de la familia. En cualquier caso, hac¨ªa a?os que el superpoblado mundo farandulero no presenciaba una redenci¨®n tan completa. Hasta los colaboradores m¨¢s c¨ªnicos (o sea, casi todos) tuvieron ganas de abrazarla. Y eso que lo ¨²nico que Chabelita hizo fue sentarse en una silla, respetar el orden de preguntas y lograr ser escuchada por primera vez. Momentos como el de ayer cuestionan la validez de los juicios populares. Y, sobre todo, dejan patente, por en¨¦sima vez, que la carnicer¨ªa es divertida solo cuando las v¨ªctimas han decidido serlo. ?O es que no sentisteis una pizca de arrepentimiento despu¨¦s del programa de ayer? Pues eso.