La cooperaci¨®n educativa en Am¨¦rica Latina y la pregunta por el desarrollo

Por, Daniela Perrotta, coordinadora del Sistema Latinoamericano de Evaluaci¨®n Universitaria (SILEU) de CLACSO
La cooperaci¨®n educativa en Am¨¦rica Latina (AL) se ha intensificado en la ¨²ltima d¨¦cada, fuertemente estimulada por la necesidad de los pa¨ªses de intensificar relaciones intra-regionales as¨ª como por acuerdos de integraci¨®n regional, todo ello en un contexto que cada vez m¨¢s aboga por la intensificaci¨®n de la internacionalizaci¨®n de la ense?anza superior y la ciencia, la tecnolog¨ªa y la innovaci¨®n. No obstante, surge el interrogante de hasta qu¨¦ punto ¨¦sta intensificaci¨®n de la cooperaci¨®n en y hacia AL es significativa en t¨¦rminos de cu¨¢nto aporta a la resoluci¨®n de problemas estructurales que acucian a la regi¨®n. Es decir, hasta qu¨¦ punto ¨¦sta cooperaci¨®n educativa contribuye a generar mayor desarrollo socioecon¨®mico y autonom¨ªa pol¨ªtica.
Tratar¨¦ aqu¨ª de poner la pregunta por el desarrollo en el centro del an¨¢lisis sobre la cooperaci¨®n acad¨¦mica en AL, marcando las tensiones que han de resolver los Estados y organismos regionales: ?c¨®mo compatibilizar necesidades de desarrollo nacional con desarrollo regional y con un posicionamiento (en tanto actor) estrat¨¦gico a nivel mundial? Espero que estas reflexiones contribuyan a llamar la atenci¨®n a los gobiernos latinoamericanos sobre la imperiosa necesidad de asumir la responsabilidad de fomentar y de ampliar la cooperaci¨®n educativa internacional, con especial ¨¦nfasis en el apoyo a las organizaciones y redes acad¨¦micas que act¨²an en la regi¨®n.
La cooperaci¨®n educativa regional en Am¨¦rica Latina: una introducci¨®n breve
La regi¨®n latinoamericana no fue siempre considerada como un ¡°destino¡± u ¡°objetivo¡± para la cooperaci¨®n acad¨¦mica por los propios pa¨ªses que la conforman. En efecto, durante muchos a?os el patr¨®n tradicional de colaboraci¨®n cient¨ªfica fue Norte ¨C Sur: en t¨¦rminos de los intercambios (o ¡°movilidades¡±, como lo llamamos hoy d¨ªa), los destinos predilectos eran pa¨ªses europeos (Inglaterra, Francia, Alemania, Espa?a, Portugal, Italia, principalmente) y los Estados Unidos. La cooperaci¨®n entre Am¨¦rica Latina y estos pa¨ªses se vincula tanto a los lazos culturales compartidos (como parte de los procesos de colonizaci¨®n y conquista, reforzando un patr¨®n colonial euro-c¨¦ntrico y anglo-c¨¦ntrico en la producci¨®n de conocimiento) pero tambi¨¦n con el hecho de que la promoci¨®n de la cooperaci¨®n internacional en educaci¨®n superior y ciencia y tecnolog¨ªa ha sido (y es) una herramienta de pol¨ªtica exterior de los Estados de poder blando (soft power) a trav¨¦s de las relaciones culturales internacionales y la promoci¨®n de intereses pol¨ªticos, econ¨®micos y culturales. Un ejemplo t¨ªpico son los Estados Unidos, cuyo programa de becas Fulbright ha contado con casi 250.000 participantes del mundo entero. Muchos pa¨ªses cuentan con programas similares y, por supuesto, el enfoque de cada pa¨ªs para encaminar estas relaciones culturales internacionales se ha desarrollado en el marco de sus propios valores culturales, contexto hist¨®rico y pol¨ªtico, desarrollo econ¨®mico y tradiciones de conocimiento. Pero, al mismo tiempo, se moldea a partir de los acontecimientos internacionales y la din¨¢mica cambiante de las relaciones internacionales de poder.
La inquietante movilidad de investigadores de Am¨¦rica Latina hacia los pa¨ªses del Norte en busca de propuestas de formaci¨®n de posgrado y de inserci¨®n en circuitos de producci¨®n de conocimiento gener¨® preocupaci¨®n entre fines de las d¨¦cadas del cincuenta y principios de la del setenta. En este contexto de ebullici¨®n se crearon organizaciones para acoger y formar a los cient¨ªficos de Am¨¦rica Latina en clave regional.
En este marco, los hitos centrales para la institucionalizaci¨®n de la ciencia social latinoamericana fueron la creaci¨®n de la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina (CEPAL), el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), el Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA), entre otros. Estas instituciones ser¨¢n el espacio de encuentro e intercambio de numerosos intelectuales latinoamericanos que conformar¨¢n corpus te¨®ricos propios: teor¨ªa del deterioro de los t¨¦rminos del intercambio, teor¨ªa de la dependencia, conceptos como centro y periferia, teor¨ªas auton¨®micas¡ todas ellas ver¨¢n la luz en este espacio de agitaci¨®n pol¨ªtica-intelectual.
De la misma manera, cient¨ªficos de las ciencias de la naturaleza o ¡°exactas¡±, se interrogan por los problemas del desarrollo y el lugar de la ciencia en su consecuci¨®n. Oscar Varsavsky fue categ¨®rico al respecto: lo que se hac¨ªa en AL por entonces era cientificismo ¨C un modo de hacer ciencia desvinculado de la pol¨ªtica y, en ¨²ltima instancia, de la sociedad ¨C a lo que contrapon¨ªa la necesidad de pasar hacia una ciencia politizada, vinculada con el compromiso social y dispuesta a revisar metodol¨®gicamente los par¨¢metros que forman parte del edificio cient¨ªfico en funci¨®n del cambio social. Se conform¨® lo que se conoce como la Escuela Latinoamericana de pensamiento sobre Ciencia, Tecnolog¨ªa y Desarrollo. La Escuela se conform¨® con la participaci¨®n de Jorge A. S¨¢bato, Helio Jaguaribe, Am¨ªlcar Herrera, Carlos Mart¨ªnez Vidal, Francisco Sagasti, entre otros.
Las dictaduras que irrumpieron los setenta en los pa¨ªses latinoamericanos van a dejar en un impasse a estas ideas e instituciones. Lo interesante, y no muchas veces dicho en textos acad¨¦micos, es que gracias a las redes de intelectuales que se formaron en el marco de estas instituciones regionales, quienes debieron migrar de sus pa¨ªses de manera forzada, perseguidos por los gobiernos de facto, se valieron de esas relaciones de solidaridad y confianza y fueron acogidos por sus ¡°compa?eros¡± o ¡°compa?eros de compa?eros¡±. El exilio se realiz¨® pues en pa¨ªses como Venezuela, M¨¦xico, Nicaragua y Cuba, entre otros. Por supuesto, los destinos del Norte continuaron recibiendo centenas de cient¨ªficos e intelectuales de Am¨¦rica Latina.
La movilidad de los investigadores latinoamericanos por estos circuitos regionales de producci¨®n de conocimiento permiti¨® el encuentro y tuvo como principal resultado consolidar una mirada propia, una ciencia latinoamericana. La cooperaci¨®n acad¨¦mica en estos momentos oscuros no fue promovida por pol¨ªticas p¨²blicas (vale aclarar que las hip¨®tesis de conflicto constantes de las dictaduras militares tornaban dif¨ªcil la cooperaci¨®n en ¨¢reas tan ¡°celosas¡± del ¡°inter¨¦s nacional¡±) sino que fue consecuencia de una combinaci¨®n de decisiones personales y de fundaciones, organizaciones o redes internacionales que apoyaban los espacios de producci¨®n de conocimiento cr¨ªtico en la regi¨®n.
En los ochenta, a partir de las transiciones democr¨¢ticas (que desarticularon las hip¨®tesis de conflicto) y las necesidades de encauzar el desarrollo econ¨®mico (en un contexto de crisis por el pago de la deuda externa), las premisas desarrollistas-industrialistas de los sesenta volvieron a escucharse. En el caso del acercamiento entre Argentina y Brasil, uno de los acuerdos m¨¢s importantes (por su significado productivo y su peso simb¨®lico) fue el de cooperaci¨®n bilateral nuclear, al que se sum¨® el de cooperaci¨®n en biotecnolog¨ªa. Dos ¨¢reas de cooperaci¨®n de punta hoy en los pa¨ªses, potenciada por la complementariedad entre ambos.
No obstante ello, en la d¨¦cada de los a?os noventa, el patr¨®n de cooperaci¨®n acad¨¦mica se aleja nuevamente del foco hacia la regi¨®n latinoamericana y vuelve a colocarse en el marco m¨¢s tradicional Norte ¨C Sur. Algunos elementos que explican esta situaci¨®n son: la reducci¨®n de la inversi¨®n en educaci¨®n superior y en ciencia y tecnolog¨ªa ¨C que redujo las capacidades de investigaci¨®n en los pa¨ªses ¨C y las mejores oportunidades ¡°afuera¡± v¨ªa becas o posiciones en universidades y centros de investigaci¨®n, lo que deriv¨® en ¡°fuga de cerebros¡±. El contexto en que se dan estos cambios es la conformaci¨®n de un nuevo orden econ¨®mico internacional y la reconfiguraci¨®n del poder mundial que, en el tema que nos compete, promovi¨® procesos de mercantilizaci¨®n de la educaci¨®n y privatizaci¨®n del conocimiento.
La crisis de los proyectos neoliberales y su consecuente p¨¦rdida de hegemon¨ªa relativa a principios del siglo XXI permitieron que, en algunos pa¨ªses de AL, se iniciaran nuevos proyectos nacional-populares que recuperaron, bajo nuevas premisas, las necesidades de promover desarrollo econ¨®mico con inclusi¨®n social, autonom¨ªa y soberan¨ªa pol¨ªtica y financiera. Esto implic¨® la puesta en marcha de radicales medidas de pol¨ªtica p¨²blica, desde la protecci¨®n social para la recomposici¨®n del tejido social y la urgencia de la gran cantidad de poblaci¨®n pobre y vulnerable, hasta importantes inversiones en la educaci¨®n superior y desarrollo de la ciencia, la tecnolog¨ªa y la innovaci¨®n. Adem¨¢s, de la misma manera que en los a?os cincuenta y sesenta, una de las herramientas para conseguir estas metas fue a partir de la profundizaci¨®n de la unidad regional, por la v¨ªa de acuerdos de integraci¨®n.
La cooperaci¨®n educativa regional hoy: balances y desaf¨ªos
Tras este rodeo, ?cu¨¢l es el panorama actual de la cooperaci¨®n acad¨¦mica en AL, con ¨¦nfasis en los regionalismos? ?Cu¨¢l es el balance de la cooperaci¨®n acad¨¦mica regional en estos ¨²ltimos diez a?os? ?Cu¨¢les son los desaf¨ªos para profundizar los lazos de cooperaci¨®n acad¨¦mica regional solidarios?
Estos interrogantes no son f¨¢ciles de responder por dos cuestiones que hay que atender: por un lado, generan otra serie de preguntas tambi¨¦n complejas y, por el otro, porque est¨¢n atravesadas por un dilema que enfrentan hoy los pa¨ªses de la regi¨®n.
Primero, otras preguntas se desprenden de la necesidad de analizar el desarrollo de la cooperaci¨®n educativa regional:
- ?C¨®mo estudiamos la cooperaci¨®n educativa?: ?por la cantidad de redes acad¨¦micas creadas / existentes?; ?por la cantidad de investigadores y/o estudiantes que se movilizan de un pa¨ªs a otro?; ?por la conformaci¨®n de institutos regionales de investigaci¨®n?; ?por la puesta en marcha de propuestas de formaci¨®n que involucran a m¨¢s de un pa¨ªs, cuya modalidad puede o no ser presencial? En s¨ªntesis, aun suponiendo que todas estas son v¨ªas de entrada para poder aprehender un fen¨®meno tan complejo como este, en el mundo entero carecemos de informaci¨®n disponible que d¨¦ cuenta de estos fen¨®menos.
- ?C¨®mo podemos dar cuenta de la intensidad de esta cooperaci¨®n acad¨¦mica?: ?por los an¨¢lisis de trayectorias de estas redes, estos institutos o estos actores movilizados?; ?c¨®mo distinguir los procesos de cooperaci¨®n acad¨¦mica ¡°que funcionan¡± de los que ¡°son meramente declarativos¡± (en esta tendencia generalizada de muchas instituciones de educaci¨®n superior a firmar convenios por doquier)?
- Y m¨¢s a¨²n ¨C quiz¨¢s lo m¨¢s relevante en t¨¦rminos de esta nota ¨C ?c¨®mo evaluamos (n¨®tese que no digo ¡°medimos¡±) los efectos, en tanto impactos, de esa cooperaci¨®n acad¨¦mica? Esto es de crucial importancia porque, a mi entender, la cooperaci¨®n acad¨¦mica ¡°que importa¡± es aquella que contribuye tanto al conocimiento propio como del Otro (generando di¨¢logos y puentes para el entendimiento, que son rec¨ªprocos y tienen a la comprensi¨®n mutua) y que, en este ida y vuelta, permite pensar y ensayar respuestas a problemas compartidos. En el caso de AL, el problema compartido al que nos enfrentamos es c¨®mo construir desarrollo.
Este tercer punto nos conduce al dilema de c¨®mo los pa¨ªses latinoamericanos compatibilizan su propio desarrollo nacional con esquemas solidarios de desarrollo regional. O, mejor expresado por el economista argentino Aldo Ferrer: ?c¨®mo compatibilizar la b¨²squeda de densidad nacional con la consecuci¨®n de la densidad regional? Es decir, c¨®mo hacer compatibles las necesidades nacionales de desarrollo con los proyectos de integraci¨®n regional. Y, espec¨ªficamente al tema central de esta nota, c¨®mo compatibilizar la promoci¨®n de la cooperaci¨®n acad¨¦mica regional con la necesidad de promover las capacidades de desarrollo cient¨ªfico tecnol¨®gicas nacionales. A lo que se agrega un problema adicional (?ser¨¢ un trilema?): ?c¨®mo compatibilizar lo anterior en el marco de un sistema global de producci¨®n, circulaci¨®n y validaci¨®n de conocimiento hegem¨®nico que, a todas luces, va en contramano a las metas de desarrollo cient¨ªfico nacional y regional?
Las respuestas a estas interrogantes no son t¨¦cnicas. Se trata de respuestas pol¨ªticas y que competen de la participaci¨®n de diferentes actores en su construcci¨®n.
Para desentra?ar este ¡°trilema¡± del desarrollo vinculado a la cooperaci¨®n acad¨¦mica, presento unas pinceladas del panorama actual de la cooperaci¨®n regional en materia de educaci¨®n superior (ES) y/o ciencia, tecnolog¨ªa e innovaci¨®n (CTI). Para ello es importante distinguir que en esta nota la alusi¨®n a ¡°regional¡± tiene dos connotaciones: a) el espacio geogr¨¢fico regional de AL; b) los acuerdos (institucionalizados) de integraci¨®n regional (o regionalismos). Aclarar¨¦ en cada caso cuando corresponda.
Generalidades ¨C acciones unilaterales y bilaterales
Estudiar las din¨¢micas de cooperaci¨®n acad¨¦mica internacional es arduo ya que no hay estad¨ªsticas sobre estos fen¨®menos.
Entre algunos de los datos disponibles en el Instituto de Estad¨ªsticas de la UNESCO (UIS), se encuentran los de movilidad estudiantil internacional y, particularmente dentro de ¨¦sta, de aquellos estudiantes que se movilizaron para cursar una carrera completa de pregrado en un pa¨ªs distinto al de su nacionalidad. Si bien este dato no refiere a din¨¢micas de cooperaci¨®n acad¨¦mica regional (ya que no mide din¨¢micas de cooperaci¨®n, sino tan solo movilidades como proyectos personales) permite dar una idea de c¨®mo son los flujos de movilidad en pa¨ªses sudamericanos:
- En el a?o 2012 salieron de la regi¨®n sudamericana 92.752 estudiantes para cursar sus carreras en terceros pa¨ªses; los dos pa¨ªses que m¨¢s estudiantes enviaron fueron Brasil (23,3% del total) y Colombia (18,8%) y el que menos estudiantes envi¨® fue Surinam (0,9%);
- En lo referido a los destinos escogidos por estos estudiantes, hay diferencias marcadas seg¨²n el caso, conforme se observa en el cuadro 1. De manera global, los destinos m¨¢s escogidos son Estados Unidos (31.586 estudiantes; 34,1% del total), Espa?a (21.830; 23,5%), Francia (9.830; 10,6%) y Cuba (9.209; 9,9%). Por lo tanto, a nivel regional se mantienen los par¨¢metros usuales de movilidad de la regi¨®n, priorizando destinos tradicionales como Estados Unidos y Europa Occidental.
- En los casos en que el destino principal es un pa¨ªs latinoamericano, los destinos escogidos son Cuba, Argentina y Brasil. Es de destacar que no hay ning¨²n pa¨ªs de Asia ni de ?frica como destino preferido en primer t¨¦rmino. Brasil a¨²n mantiene los v¨ªnculos acad¨¦micos con Portugal (segundo destino escogido por los estudiantes) y lo mismo se observa en el caso de Surinam al tener a Holanda como primer destino de los estudiantes internacionalmente m¨®viles.
Cuadro 1. Tasa de movilidad saliente y principales destinos de estudiantes movilizados desde Sudam¨¦rica, a?o 2012 (o ¨²ltimo dato disponible)
Pa¨ªs
Tasa de movilidad saliente(*)
Principales destinos de los estudiantes movilizados
Argentina
0,4
Espa?a (2109)
Estados Unidos (1829)
Brasil (772)
Francia (739)
Cuba (685)
Bolivia
Cuba (3804)
Espa?a (1206)
Estados Unidos (993)
Venezuela (796)
Argentina (491)
Brasil
0,4
Estados Unidos (8745)
Portugal (5172)
Francia (4039)
Alemania (2149)
Espa?a (1541)
Chile
0,8
Estados Unidos (2134)
Espa?a (1431)
Francia (890)
Reino Unido (677)
Argentina (656)
Colombia
1,2
Estados Unidos (6097)
Espa?a (5855)
Francia (2979)
Australia (1245)
Alemania (1238)
Ecuador
1,6
Espa?a (3609)
Estados Unidos (2092)
Cuba (1557)
Italia (879)
Francia (425)
Guyana
17,6
Cuba (790)
Estados Unidos (217)
Canad¨¢ (147)
Antigua and Barbuda (58)
Reino Unido (57)
Paraguay
1,2
Brasil (641)
Cuba (501)
Argentina (392)
Espa?a (363)
Estados Unidos (331)
Per¨²
1,4
Espa?a (3338)
Estados Unidos (2617)
Italia (1963)
Cuba (1143)
Chile (1046)
Surinam
Holanda (558)
Estados Unidos (89)
Francia (72)
Cuba (50)
B¨¦lgica (34)
Uruguay
1,8
Argentina (500)
Brasil (466)
Espa?a (432)
Estados Unidos (349)
Cuba (275)
Venezuela
0,6
Estados Unidos (6084)
Espa?a (1946)
Francia (686)
Cuba (404)
Italia (360)
Fuente: Elaborado a partir del UIS. (*) La tasa de movilidad hacia el extranjero refleja los estudiantes m¨®viles procedentes de un pa¨ªs como porcentaje de todos los estudiantes terciarios de ese pa¨ªs emisor
Analizando el mismo tipo de indicador para el caso de Am¨¦rica Central y M¨¦xico (v¨¦ase cuadro 2), los flujos de movilidad presentan como caracter¨ªsticas centrales que el principal destino escogido de los estudiantes de Centro Am¨¦rica son los Estados Unidos (37%), seguido por Cuba (21%). Cabe destacar que Estados Unidos es el primer destino de seis de los ocho pa¨ªses revisitados y, al incluir a M¨¦xico en la contabilizaci¨®n, capta el 51% del total de los estudiantes movilizados.
Cuadro 2. Tasa de movilidad saliente y principales destinos de estudiantes movilizados desde Am¨¦rica Central y M¨¦xico, a?o 2012 (o ¨²ltimo dato disponible)
Pa¨ªs
Tasa de movilidad saliente(*)
Principales destinos de los estudiantes movilizados
Belice
9,2
Estados Unidos (358)
Cuba (150)
Barbados (77)
Canad¨¢ (39)
Jamaica (33)
Costa Rica
1,0
Estados Unidos (1044)-2
Cuba (151)
Espa?a (142)
Alemania (104)
Francia (101)
El Salvador
1,8
Estados Unidos (1115)
Cuba (727)
Espa?a (202)
Francia (173)
Honduras (165)
Guatemala
Gambia (4265)
Estados Unidos (1015)
Cuba (506)
Honduras (239)
Espa?a (188)
Honduras
1,8
Estados Unidos (1363)
Cuba (803)
Espa?a (226)
Barbados (201)
El Salvador (96)
M¨¦xico
0,8
Estados Unidos (13456)
Espa?a (2542)
Francia (2246)
Alemania (1668)
Reino Unido (1519)
Nicaragua
Cuba (856)
Costa Rica (402)
Estados Unidos (352)-2
Venezuela (173)-4
Honduras (152)
Panam¨¢
1,5
Estados Unidos (1087)
Cuba (418)
Honduras (139)
Espa?a (113)
Chile (72)
Fuente: Elaborado a partir del UIS. (*) La tasa de movilidad hacia el extranjero refleja los estudiantes m¨®viles procedentes de un pa¨ªs como porcentaje de todos los estudiantes terciarios de ese pa¨ªs emisor
Al cambiar el foco hacia las pol¨ªticas de cooperaci¨®n acad¨¦mica hacia AL, el panorama es alentador: varios de los pa¨ªses de la regi¨®n han encaminado diferentes programas de becas de movilidad (en especial de posgrado) para recibir estudiantes de otros pa¨ªses latinoamericanos y buena parte de los instrumentos nacionales de financiamiento en CTI incorpora componentes de cooperaci¨®n internacional que permite hacer acuerdos con terceros pa¨ªses. Las convocatorias al desarrollo de proyectos conjuntos y del establecimiento y consolidaci¨®n de redes son los m¨¢s gravitantes. En especial, los pa¨ªses que est¨¢n promoviendo este tipo de pol¨ªticas son aquellos con los sistemas m¨¢s grandes y consolidados (v¨¦ase los cuadros 3, 4 y 5) de CTI y de ES: M¨¦xico, Brasil, Argentina, Chile y Colombia.
M¨¦xico, a trav¨¦s de su Consejo Nacional de Ciencia y Tecnolog¨ªa (CONACyT), permite la realizaci¨®n de programas completo de posgrado (Maestr¨ªa y Doctorado) as¨ª como estancias de investigaci¨®n posdoctoral. Para darnos una idea de la magnitud de estos programas, el CONACyT junto con el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) han lanzado un programa conjunto en el a?o 2012 para promover la realizaci¨®n de estudios de posgrado en Ciencias Sociales y Humanidades en universidades mexicanas investigando sobre temas vinculados al pa¨ªs de origen del estudiante. Ya se han otorgado casi 300 becas y se espera otorgar un n¨²mero similar en los pr¨®ximos dos a?os. En lo que refiere a convenios bilaterales para la conformaci¨®n de redes de investigaci¨®n en la regi¨®n (que incluye la posibilidad de realizar movilidades), Argentina, v¨ªa su Consejo Nacional de Investigaciones Cient¨ªficas y T¨¦cnicas (CONICET) y la Agencia Nacional para la Promoci¨®n de la Ciencia y la Tecnolog¨ªa (ANPCyT), coopera bilateralmente con Brasil, Chile, Colombia y Uruguay. En el campo de la investigaci¨®n en biolog¨ªa molecular, matem¨¢tica, neurociencias, f¨ªsica, qu¨ªmica, bioinform¨¢tica, nanotecnolog¨ªa y ciencias de la computaci¨®n, el Ministerio de Ciencia, Tecnolog¨ªa e Innovaci¨®n Productiva de Argentina ha creado recientemente el Centro Latinoamericano de Formaci¨®n Interdisciplinaria para ¡°atraer¡± investigadores/as de la regi¨®n al pa¨ªs. Algo similar ha promovido Ecuador con su programa Prometeo para vincular investigadores extranjeros y ecuatorianos residentes en el exterior a las instituciones del pa¨ªs por un per¨ªodo de dos a?os.
Cuadro 3. Gasto en CyT en relaci¨®n al PBI (selecci¨®n de a?os)
Pa¨ªs
Tipo
2002
2004
2006
2008
2010
2012
Argentina
ACT
0.44
0.4
0.46
0.48
0.55
0.64
I+D
0.38
0.36
0.4
0.42
0.49
0.58
Bolivia
ACT
0.5
I+D
0.25
Brasil
ACT
1.3
1.31
1.28
1.49
1.65
1.74
I+D
0.98
0.97
1
1.15
1.19
1.2
Chile
ACT
I+D
0.39
0.33
0.35
Colombia
ACT
0.3
0.44
0.42
0.51
0.5
0.48
I+D
0.11
0.17
0.17
0.21
0.21
0.21
Costa Rica
ACT
0.99
1.33
1.39
1.85
I+D
0.37
0.43
0.39
0.48
Cuba
ACT
0.87
0.92
0.68
0.82
1.01
0.6
I+D
0.52
0.56
0.41
0.5
0.6
0.41
Ecuador
ACT
0.17
0.2
0.37
0.46
I+D
0.06
0.14
0.25
0.41
El Salvador
ACT
0.87
0.98
1.08
I+D
0.1
0.06
0.03
Guatemala
ACT
I+D
0.04
0.06
0.04
0.04
Honduras
ACT
0.04
I+D
0.04
0.04
M¨¦xico
ACT
0.35
0.68
0.65
0.69
0.74
0.73
I+D
0.38
0.39
0.37
0.4
0.45
0.43
Nicaragua
ACT
0.06
0.05
I+D
0.04
Panam¨¢
ACT
0.84
0.9
0.75
0.46
0.41
I+D
0.36
0.24
0.28
0.19
0.14
Paraguay
ACT
1.16
0.84
0.4
0.35
I+D
0.1
0.08
0.06
0.08
Per¨²
ACT
1.4
I+D
0.1
0.15
Uruguay
ACT
0.25
0.51
1
0.39
I+D
0.23
0.35
0.36
0.4
0.24
Venezuela
ACT
0.42
0.25
1.77
2.54
I+D
Fuente: Elaborado a partir los indicadores de la Red de Indicadores de ciencia y tecnolog¨ªa Iberoamericana e Interamericana (http://db.ricyt.org/ui/v1.0/index.html#). ACT = actividades de ciencia y tecnolog¨ªa. I + D = investigaci¨®n y desarrollo
Cuadro 4. Total de Doctores (selecci¨®n de a?os)
2002
2004
2006
2008
2010
2012
Argentina
457
416
746
1504
Bolivia
10
Brasil
6894
8093
9366
10711
11314
13912
Chile
147
244
249
395
433
542
Colombia
32
50
91
139
211
310
Costa Rica
37
30
111
80
117
Cuba
361
385
537
600
617
607
Ecuador
6
53
7
El Salvador
1
1
2
8
Guatemala
1
6
18
10
16
53
Honduras
4
18
29
M¨¦xico
1446
2325
2800
3498
4167
5119
Nicaragua
111
Panam¨¢
4
4
5
7
Paraguay
1
71
Per¨²
786
Uruguay
25
24
21
28
39
53
Venezuela
139
317
318
19
Fuente: Elaborado a partir los indicadores de la Red de Indicadores de ciencia y tecnolog¨ªa Iberoamericana e Interamericana (http://db.ricyt.org/ui/v1.0/index.html#).
Cuadro 5. Publicaciones en el Science Citation Index, SCI
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
2010
2011
Argentina
2343
2476
3820
4862
5581
5699
7618
8469
8861
Bolivia
24
65
60
105
107
153
238
220
248
Brasil
3885
4908
7401
11759
15854
18765
31903
36155
39105
Chile
1220
1404
1739
2078
2655
3262
4251
5162
5684
Colombia
208
237
459
608
815
950
2184
2798
3167
Costa Rica
146
173
249
220
278
335
431
456
482
Cuba
223
284
421
682
635
733
933
818
931
Dominicana
22
24
34
29
26
37
61
70
81
Ecuador
52
48
82
103
176
234
344
350
366
Guatemala
49
74
62
69
73
96
99
133
121
Guyana
4
11
8
10
28
20
28
19
Honduras
21
17
20
26
24
19
43
57
76
Hait¨ª
11
13
5
6
19
47
33
38
59
M¨¦xico
1705
2497
3693
4942
5995
6807
9637
10171
11069
Nicaragua
9
18
21
25
24
40
68
87
77
Panam¨¢
148
139
144
162
198
180
391
424
454
Per¨²
163
169
180
186
346
407
673
766
788
Paraguay
13
12
28
23
36
44
53
78
88
El Salvador
9
10
14
6
16
25
29
59
75
Uruguay
107
161
245
353
398
470
675
720
818
Venezuela
519
757
886
1071
1220
1234
1535
1385
1180
ALC
11046
13596
19265
26706
33577
38729
58862
65331
70084
Fuente: Elaborado a partir los indicadores de la Red de Indicadores de ciencia y tecnolog¨ªa Iberoamericana e Interamericana (http://db.ricyt.org/ui/v1.0/index.html#).
Este panorama da cuenta de que, efectivamente, la cooperaci¨®n acad¨¦mica ¡°entre¡± pa¨ªses de la regi¨®n latinoamericana es una prioridad que aparece en los ¨²ltimos a?os. Casualmente, tambi¨¦n se da en los pa¨ªses que, con proyectos e ideolog¨ªas pol¨ªticas diferentes, est¨¢n realizando cuantiosas inversiones en el sector de la producci¨®n de conocimiento. De esto ¨²ltimo se derivan dos tensiones a resolver.
La primera, y para nada novedosa, se genera una renovada ampliaci¨®n de las asimetr¨ªas inter-regionales (como se evidencia en los cuadros 3, 4 y 5). Las diferencias estructurales o de tama?o se ampl¨ªan (aumentan la inversi¨®n, la cantidad de instituciones y, en especial, los ¡°productos¡± de las pol¨ªticas de ES y CTI, como son la cantidad de doctores, de patentes y de publicaciones en el circuito hegem¨®nico de circulaci¨®n de conocimiento (como el Science Citation Index, o SCI). Tambi¨¦n se agrandan las brechas de capacidades de los Estados para encaminar pol¨ªticas de ES y CTI, lo que incide en las capacidades para gestionar cooperaci¨®n acad¨¦mica regional.
La segunda, retomando la pregunta sobre compatibilizar agendas nacionales, regionales y globales: al mismo tiempo que hay una orientaci¨®n hacia Latinoam¨¦rica, de corte m¨¢s solidaria, estos mismos pa¨ªses ¨Ccon intensidades diferentes¨C junto a otros (podemos agregar a Ecuador y a Per¨² en esta senda) est¨¢n promoviendo una inserci¨®n subordinada al esquema hegem¨®nico de producci¨®n de conocimiento. A modo de ejemplo, Brasil promueve hoy el que quiz¨¢s sea el programa de movilidad acad¨¦mica internacional de mayor dimensi¨®n mundial. Se denomina ¡°Ci¨ºncia sem Fronteiras¡± y posee una enorme gravitaci¨®n en la agenda pol¨ªtica del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff. La iniciativa ya ha distribuido buena parte de las m¨¢s de 100 mil becas de movilidad ofrecidas a estudiantes de pregrado y de posgrado. Los pa¨ªses que m¨¢s se han beneficado del fin de las fronteras acad¨¦micas con Brasil son Estados Unidos y, en Europa Occidental, principalmente Alemania.
Los acuerdos regionales y la cooperaci¨®n acad¨¦mica
En la actualidad, todos los acuerdos de integraci¨®n regional de AL tienen un ¨¢rea de trabajo institucionalizada para la promoci¨®n de pol¨ªticas regionales en ES y CTI. Esto refuerza el argumento sobre la importancia de la construcci¨®n regional de soluciones ¡°aut¨®ctonas¡± a problemas ¡°propios¡±. Al mismo tiempo, nos recuerda que las regiones son construcciones sociales y, como tales, se encuentran en permanente contestaci¨®n pol¨ªtica. En otras palabras, las regiones son herramientas al servicio de diferentes proyectos pol¨ªticos. Esto se plasma hoy al analizar las ¨¢reas de cooperaci¨®n acad¨¦mica de los regionalismos en AL, tomando solamente al MERCOSUR, la UNASUR, la Alianza del Pac¨ªfico y el ALBA-TCP. Y digo de cooperaci¨®n acad¨¦mica en el marco de instancias para la ES porque nuestros regionalismos han logrado encaminar acciones regionales en CTI cuando contaron con financiamiento extra-regional (principalmente de la UE).
El desarrollo del MERCOSUR de los ¨²ltimos diez a?os deja un saldo positivo en la construcci¨®n de la regi¨®n como herramienta para el desarrollo inclusivo y con autonom¨ªa pol¨ªtica, pero tambi¨¦n quedan cuentas pendientes y grandes desaf¨ªos en la implementaci¨®n de pol¨ªticas regionales para la colaboraci¨®n y cooperaci¨®n acad¨¦mico-cient¨ªfica. No obstante, entre los acuerdos regionales, es el que m¨¢s avanz¨®. El ¨¢rea m¨¢s gravitante de pol¨ªtica regional ha sido la conformaci¨®n de un sistema regional de acreditaci¨®n de la calidad acad¨¦mica. Con el tiempo, se han implementado programas regionales de movilidad (en el grado y el posgrado) y el establecimiento de convocatorias para la conformaci¨®n de redes de investigaci¨®n y redes de posgrados. Algunas cuestiones interesantes para se?alar refieren a que el MERCOSUR ha logrado implementar pol¨ªticas de manera gradual (algunos podr¨¢n criticar cierto impacto ¡°bajo¡± por tratarse de acciones acotadas), generando din¨¢micas propias (y no transfiriendo a la arena regional din¨¢micas internacionales), buscando y logrando disminuir las asimetr¨ªas intra-regionales (en especial a trav¨¦s de la puesta en com¨²n de capacidades) y con financiamiento mayoritariamente propio (de cada uno de los pa¨ªses).
La UNASUR, por su parte, si bien tiene una estructura institucional para tratar pol¨ªticas regionales en este tema, a¨²n no ha avanzado en la puesta en marcha de iniciativas regionales y, vale destacar, que esa agenda ¨C a mi entender ¨C ha de nutrirse del camino ya consolidado del MERCOSUR (m¨¢s a¨²n a sabiendas que los pa¨ªses que participan de los espacios del Sector Educativo del MERCOSUR son tanto sus Estados Parte como Asociados, o sea, casi la totalidad de miembros de la UNASUR). El desaf¨ªo consiste en c¨®mo compatibilizar los dos espacios regionales desde una perspectiva de derecho a la educaci¨®n y que, en consecuencia, permita reforzar los lazos y las iniciativas de cooperaci¨®n acad¨¦mica regional solidarias, auton¨®micas y con la b¨²squeda de la promoci¨®n del desarrollo como horizonte.
La Alianza del Pac¨ªfico, por su parte, no ha realizado avances en materia de cooperaci¨®n acad¨¦mica, limit¨¢ndose a etiquetar como ¡°la Alianza¡± a programas de movilidad bilateral ya existentes entre los pa¨ªses que la componen. Un dato a notar es que las movilidades que est¨¢n siendo priorizadas se vinculan a tem¨¢ticas como el comercio, el marketing y la administraci¨®n. Esto da cuenta del posicionamiento que busca la Alianza en la regi¨®n como un modelo diferente de integraci¨®n regional, menos centrada en el desarrollo y m¨¢s en la b¨²squeda de inserci¨®n internacional de los pa¨ªses y la competitividad de su sector del conocimiento.
El caso del ALBA-TCP es el que plantea una forma de cooperaci¨®n acad¨¦mica regional m¨¢s radical, una ruptura con la visi¨®n de internacionalizaci¨®n de la universidad de tipo hegem¨®nica. Los programas encaminados se fundamentan en la solidaridad y la reciprocidad. Cabe preguntar como desaf¨ªo hasta qu¨¦ punto las acciones propuestas por esta iniciativa no encontrar¨¢n l¨ªmites futuros, al depender principalmente de un pa¨ªs (Venezuela) y de sus recursos (petr¨®leo), en un contexto de crisis interna. En otras palabras, en qu¨¦ medida las estrategias como ¨¦stas han de requerir de consensos y apoyos m¨¢s amplios para poder ser desarrolladas.
A nivel global, la cooperaci¨®n educativa enfreta grandes desaf¨ªos. Los gobiernos latinoamericanos deber¨¢n asumir la responsabilidad de fomentar una cada vez m¨¢s amplia, creativa y estable cooperaci¨®n acad¨¦mica internacional, ya que de esto tambi¨¦n depender¨¢ la consolidaci¨®n de un modelo de desarrollo aut¨®nomo y soberano, tanto a nivel nacional como regional. Para hacerlo, podr¨¢n contar con un conjunto de organizaciones y redes que, en los ¨²litmos 50 a?os, han sido fundamentales en el desarrollo acad¨¦mico latinoamericano y caribe?o. Que esto ocurra depender¨¢ de opciones y decisiones que se jugar¨¢n en el campo pol¨ªtico.
Daniela Perrotta es doctora en ciencias sociales (FLACSO Argentina). Coordinadora del Sistema Latinoamericano de Evaluaci¨®n Universitaria (SILEU) de CLACSO. Becaria posdoctoral del CONICET con sede en la Universidad de Buenos Aires. Ha publicado diversos trabajos sobre procesos de integraci¨®n regional y pol¨ªticas universitarias en Am¨¦rica Latina.
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