Postales de otros mundos
La sonda 'New Horizons' llega a Plut¨®n justo cuando se cumplen cincuenta a?os, d¨ªa por d¨ªa, de que el 'Mariner 4' obtuviera las primeras fotos de Marte
En s¨®lo medio siglo, toda nuestra percepci¨®n del Sistema Solar, el peque?o?barrio que habitamos en el Universo, ha cambiado radicalmente. Durante milenios, los planetas hab¨ªan sido s¨®lo diminutos puntitos de luz. S¨®lo cuando Galileo dirigi¨® J¨²piter o Saturno su rudimentario telescopio empezamos a conocer algunos detalles de su verdadera naturaleza.
As¨ª, hasta pasada la mitad del siglo XX, los libros de astronom¨ªa explicaban que J¨²piter mostraba inmensas bandas de nubes, Saturno, sus maravillosos anillos y Marte, marcas superficiales (?canales?) y brillantes zonas polares. Cierto, se conoc¨ªan en detalle algunos detalles b¨¢sicos de su superficie: Temperaturas, composici¨®n, gravedad, duraci¨®n de su d¨ªa... Pero nadie sab¨ªa a ciencia cierta como eran aquellos mundos, qu¨¦ aspecto tendr¨ªan vistos de cerca.
Las sondas espaciales lo cambiaron todo. Por primera vez pudimos ver c¨®mo eran las desoladas llanuras de Marte, cuajadas de cr¨¢teres como nuestra Luna pero tambi¨¦n con colosales volcanes extinguidos, barrancos que abarcaban casi medio planeta y -m¨¢s recientemente- restos de r¨ªos y lagos que en el pasado contuvieron agua y, quiz¨¢s, vida.
Marte fue s¨®lo la primera etapa. Luego, otros robots enviaron fotos de casi todos los dem¨¢s planetas: las llanuras abrasadas de Venus, corro¨ªdas por una lluvia de ¨¢cido sulf¨²rico; los millares de cr¨¢teres que tachonan Mercurio; las nubes multicolores de J¨²piter, los anillos que rodean no s¨®lo a Saturno sino tambi¨¦n a los otros planetas gigantes...
Lo que verdaderamente captur¨® la imaginaci¨®n del p¨²blico fueron las fotos. La posibilidad de contemplar por primera vez c¨®mo eran, de verdad, los paisajes de otros mundos"
As¨ª se consiguieron cataratas de datos sobre cada uno de esos cuerpos. M¨¢s que durante toda la historia anterior de la astronom¨ªa, desde los tiempos de Babilonia, suficiente para mantener ocupadas a generaciones de astr¨®nomos durante muchos a?os. Pero lo que verdaderamente captur¨® la imaginaci¨®n del p¨²blico fueron las fotos. La posibilidad de contemplar por primera vez c¨®mo eran, de verdad, los paisajes de otros mundos.
Y no s¨®lo los planetas, sino tambi¨¦n sus sat¨¦lites. Enjambres de peque?os mundos, algunos a¨²n m¨¢s sorprendentes que su propio planeta: se descubrieron volcanes de lava en Io, de agua en Encelado y de barro en Trit¨®n. un oc¨¦ano oculto bajo el hielo de Europa, colinas erosionadas por lluvias de metano en Tit¨¢n, enormes cordilleras en Japeto y hasta el vertiginoso acantilado Verona en Miranda, donde un astronauta que se dejase caer tardar¨ªa m¨¢s de un cuarto de hora en llegar al suelo...
Ahora, New Horizons est¨¢ escribiendo el ¨²ltimo cap¨ªtulo de esta saga de descubrimientos. Por supuesto, quedan millares de asteroides y cometas que explorar: Vesta, Ceres, Eros... son s¨®lo algunos de los sitios recientemente visitados por una u otra sonda. Pero con Plut¨®n, los planetas (Plut¨®n era un planeta cuando despego la?New Horizons aunque luego fuese degradado a la categor¨ªa de "planeta enano") ya se han terminado.
'New Horizons' es como el turista que dispara su c¨¢mara desde la ventanilla de autob¨²s en marcha"
La New Horizons es una sonda de sobrevuelo, no orbital. Tras diez mon¨®tonos a?os de viaje, pasar¨¢ de largo ante Plut¨®n y Caronte, aprovechando los febriles minutos del encuentro para acumular toda la informaci¨®n posible. Es como el turista que dispara su c¨¢mara desde la ventanilla de autob¨²s en marcha.
Las fotos y datos que registre ser¨¢n nuestra ¨²nica informaci¨®n directa sobre Plut¨®n y sus sat¨¦lites durante muchos a?os. Y es que los pr¨®ximos objetivos en la exploraci¨®n planetaria est¨¢n muy lejanos. Son mundos con nombres como Quaoar o Makemake, que hubo que pedir prestados a mitolog¨ªas ex¨®ticas porque el pante¨®n grecolatino estaba agot¨¢ndose. Son algunos de los millones y millones de cuerpos helados que giran m¨¢s all¨¢ de Plut¨®n, en el cintur¨®n de Kuiper y en la hipot¨¦tica nube de Oort. Y a¨²n m¨¢s all¨¢, se abre el oc¨¦ano de vac¨ªo interestelar cuyo primer puerto -Proxima Centauri- se encuentra a m¨¢s de cuatro a?os luz de nosotros. Son distancias tan enormes que cualquier viaje de exploraci¨®n con la tecnolog¨ªa actual llevar¨ªa siglos si no milenios.
Nuestra generaci¨®n ha tenido el privilegio de ser testigo de la que quiz¨¢s haya sido la ¨²ltima gran Era del Descubrimiento.
Rafael Clemente es ingeniero industrial y fue el fundador y primer director del Museu de la Ci¨¨ncia de Barcelona (actual CosmoCaixa).
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