El largo viaje al mundo helado de Plut¨®n

El momento ha llegado. Despu¨¦s de viajar desde enero de 2006 a la mayor velocidad que hasta ahora se ha podido alcanzar en el espacio, la sonda New Horizon de la NASA llegar¨¢ hoy a su punto de destino, a 12.500 kil¨®metros de la superficie de Plut¨®n. Han sido necesarios nueve a?os y seis meses de viaje para llegar a esta remota parte del sistema solar, lo que da cuenta de la complejidad y la lenta pero imparable progresi¨®n de la investigaci¨®n espacial. Hace muy poco, llegar a Marte parec¨ªa una quimera. Hoy, despu¨¦s de que las naves Voyager viajaran alrededor de J¨²piter, Urano, Saturno y Neptuno, le llega el turno a Plut¨®n mientras un robot se pasea por la superficie de Marte y env¨ªa los primeros indicios de que alg¨²n d¨ªa hubo un continente en el planeta rojo ba?ado en agua.

Plut¨®n est¨¢ en el denominado cintur¨®n de Kuiper, un conf¨ªn habitado por planetas enanos y objetos helados de resonancias mitol¨®gicas. Desde su descubrimiento, en 1930, Plut¨®n hab¨ªa sido el ¨²ltimo de la lista de planetas del sistema solar, pero en 2006, seis meses despu¨¦s de partir la sonda, fue degradado por la Uni¨®n Astron¨®mica Universal a planetoide. La nueva catalogaci¨®n no rest¨® inter¨¦s a una misi¨®n valorada en 622 millones de euros que deb¨ªa permitir al New Horizon dejar atr¨¢s la regi¨®n de los planetas rocosos, traspasar la de los gigantes gaseosos y adentrarse en la ignota regi¨®n transneptuniana, donde, a diferencia de los inframundos infernales que evoca la mitolog¨ªa plut¨®nica, todo est¨¢ helado.

El inter¨¦s cient¨ªfico radica en que Plut¨®n y los objetos celestes que le acompa?an apenas han evolucionado y est¨¢n por tanto en un estado muy parecido al del momento en que se form¨® el sistema solar. Pero est¨¢ tan lejos que para llegar a ¨¦l hay que recorrer 35 veces la distancia entre la Tierra y el Sol y es tan desconocido, que ni siquiera se sabe cu¨¢ntos sat¨¦lites orbitan a su alrededor. De hecho, cuando la sonda parti¨® solo se le conoc¨ªa una luna, Caronte, que con 1.200 kil¨®metros de di¨¢metro es casi tan grande como el propio Plut¨®n. Ahora se sabe que tiene por lo menos cuatro m¨¢s, todas ellas muy peque?as, y que su color anaranjado se debe a que hace tanto fr¨ªo ¡ªmenos de 200 grados bajo cero¡ª que los gases que en la Tierra conforman la atm¨®sfera all¨ª se congelan a ras de suelo.

Despu¨¦s de un viaje tan largo, la sonda ni siquiera podr¨¢ demorarse, porque las condiciones son muy inestables. Tendr¨¢ apenas dos horas para hacer acopio de material, que enviar¨¢ a la Tierra en los 16 meses siguientes siempre que no se tope con alg¨²n obst¨¢culo imprevisto. Y como toda buena misi¨®n espacial, es de esperar que depare sorpresas, pero que nadie se haga ilusiones. Plut¨®n y sus lunas ser¨¢n tan poco habitables como Marte o como J¨²piter. El que estemos en condiciones de explorar los confines del sistema solar y la astrof¨ªsica no deje de identificar planetas extrasolares de caracter¨ªsticas similares a las de la Tierra no permite asegurar que alg¨²n d¨ªa tengamos una alternativa en la que vivir si en la Tierra se ponen las cosas feas. Lo mejor que podemos hacer es cuidar del planeta que tan generosamente nos acoge.