The Prodigy: ¡°La electr¨®nica ha sido secuestrada por el pop¡±

Los dioses de la m¨²sica popular, siempre tan caprichosos, han tenido a bien que en 2015 coincidan los nuevos discos de dos de las bandas que a mediados de los 90 llevaron la electr¨®nica desde la rave al festival rock. Si The Chemical Brothers siempre fueron la opci¨®n m¨¢s puramente hedonista, The Prodigy se especializaron en canalizar cierta rabia postadolescente que emparentaba (en la forma, no en el fondo) con el punk, adem¨¢s de la influencia de los beats de rap con los que creci¨® Liam Howlett, productor y motor creativo de la banda. A mediados de los 90 Poison, Firestarter, Breathe o Smack My Bitch Up cayeron como una lluvia de ¨¢cido (que no ¨¢cida) en una generaci¨®n que se debat¨ªa entre las guitarras y los beats. Pero ahora, un cuarto de siglo despu¨¦s de su debut, la duda es inevitable: ?sigue habiendo un lugar para The Prodigy en nuestros d¨ªas?

¡°No soy el tipo de t¨ªo que dice que las cosas eran mejor en los viejos tiempos¡±, explica Howlett v¨ªa e-mail, el medio que eligi¨® para contestar nuestras preguntas, ¡°pero la verdad es que no estoy escuchando nada interesante que llegue de la escena de la m¨²sica electr¨®nica ahora mismo. Todo se ha vuelto m¨¢s house, algo que siempre es desagradable, por no decir un puto aburrimiento. Adem¨¢s, la gente parece contentarse con hacer discos con un sonido muy parecido a los dem¨¢s, hay menos gente que se esfuerce en sonar de una forma valiente y original¡±. Ante la pregunta de d¨®nde buscar sonidos m¨¢s arriesgados, no se corta: ¡°bueno, puedes empezar por nuestro nuevo disco¡±.

A Howlett no le convencen g¨¦neros eminentemente brit¨¢nicos como el grime (¡°no lo sigo¡±) o el dubstep y sus distintas ramificaciones: ¡°cuando lleg¨® hace unos a?os sonaba fresco e inyect¨® energ¨ªa, pero eso ahora se ha desplomado y nos hemos quedado con un vac¨ªo¡±. Ni siquiera le seduce el rap, su pasi¨®n de adolescencia y puerta de entrada a la m¨²sica. ¡°Solo me interesa el hip hop de finales de los 80 y la ¨¦poca de Wu-Tang Clan. Ya no escucho mucho rap actual que me guste. Kanye es innovador en lo musical, pero me tocan los huevos sus rabietas constantes sobre pantalones de cuero y mierdas irrelevantes por el estilo. Se queja demasiado¡±.

Ante ese estado de las cosas, The Day Is My Enemy, el sexto ¨¢lbum de la carrera de la banda, apuesta por potenciar su parte m¨¢s agresiva, engordando los beats y a?adiendo m¨¢s distorsi¨®n. ¡°No soy una persona que tenga rabia dentro¡±, explica, ¡°pero el sonido violento del disco sucedi¨® a causa de las tensiones dentro del grupo. Tambi¨¦n creo que nuestro deber es representar la parte m¨¢s abrasiva de la m¨²sica electr¨®nica, ya que la electr¨®nica ha sido secuestrada por el pop, e incluso por el rap. Eso me hizo querer que este disco fuese incluso m¨¢s duro¡±.

Las tensiones a las que se refiere Howlett, y que casi acaban con The Prodigy durante la grabaci¨®n del disco, tienen como parte fundamental a Keith Flint, uno de los dos cantantes de la banda, adem¨¢s de su cara m¨¢s visible gracias a una est¨¦tica entre afterpunk y circense que le hizo popular en los 90. ¡°Somos como hermanos¡±, cuenta el productor, ¡°as¨ª que a veces hay muchas peleas entre nosotros. Hubo un punto en el que pens¨¢bamos que este disco no iba a acabarse. Es muy frustrante para todos estar en un punto en el que no consigues acabar las canciones. Pero pudimos terminarlas y, para entonces, nuestra amistad se hab¨ªa recuperado. Cuando trabajas con alguien que es amigo tuyo, a veces esa amistad se puede interponer en el trabajo. Pero no es nada que un par de peleas y un intercambio de gritos no puedan arreglar¡±.

Dentro de esa rabia a la que The Prodigy dan rienda suelta en The Day Is My Enemy, hay un apartado en especial para la EDM y la cultura de DJs actual. ¡°Simplemente son unos jodidos vagos¡±, escupe Howlett. ¡°Solo les importa el dinero. Eso es todo¡±. Ese es el tema principal de Ibiza, canci¨®n en la que aparece Jason Williamson, del d¨²o Sleaford Mods, una de las pocas voces actuales que considera af¨ªn a su mundo. ¡°Este t¨ªo habla en mi mismo idioma. Todo a lo que hace referencia son cosas con las que he crecido¡±. De los nuevos nombres, solo salva de la quema a Skrillex: ¡°tiene su propio estilo, es original. Enti¨¦ndeme: no odio a los DJs, odio a los manipuladores de iPods¡±.

Pese a esta oposici¨®n frontal, lo cierto es que, en la actual escena de artistas de electr¨®nica que son tratados como rock stars, quiz¨¢s su propia banda haya tenido algo que ver. No en vano, a ellos se les puede acusar de pervertir la escena rave, poni¨¦ndole cara y acercando esa experiencia al formato de concierto tal y como se conoce en el mundo del rock. Ante la acusaci¨®n, Howlett se sale por la tangente: ¡°No, para nada, no creo que hayamos tenido nada que ver. Esta escena se mueve muy r¨¢pido, hay nuevas influencias continuamente¡±, explica, sin que tengamos derecho a r¨¦plica.

Ahora The Prodigy se encuentran en una situaci¨®n por la que, inevitablemente, pasa casi toda banda veterana: tocar sus composiciones nuevas ante un p¨²blico ¨¢vido de hits del pasado. ¡°No me importa¡±, aclara Howlett. ¡°Nadie puede contentar a todo el mundo, ?verdad? Intentamos encontrar un equilibrio entre el material nuevo y el antiguo. De momento estamos tocando m¨¢s canciones del nuevo disco, queremos que sigan son¨¢ndonos frescas¡±. Varias de ellas se escuchar¨¢n en el FIB, festival en el que ya han actuado anteriormente y en cuya nueva edici¨®n encabezan el cartel del viernes 17 de julio. Sin embargo, es otro directo, el que ofrecieron en Festimad en 2005, el que ha alcanzado el estatus de leyenda en nuestro pa¨ªs. ¡°S¨ª, claro que lo recuerdo¡±, cuenta Howlett. ¡°Alguien le prendi¨® fuego a un coche cerca del escenario. Fue tremendo, muy loco. Cosas as¨ª son las que nos mantienen vivos¡±. Despu¨¦s de un cuarto de siglo de vida pueden parecer un anacronismo andante, pero The Prodigy siguen teniendo ganas de hacer arder cosas.