?D¨®nde te sientes protegido?

La revista alemana Neon suele comenzar sus n¨²meros con una pregunta a sus lectores; en el ¨²ltimo de ellos, esa pregunta era: ¡°?D¨®nde te sientes protegido?¡±. As¨ª, una persona afirm¨® que al escalar, puesto que ¨²nicamente all¨ª estaba ¡°solo¡±; otra se?al¨® que ¡°en cualquier lugar donde haya wifi gratuito¡±; un tercero dijo que s¨®lo se sent¨ªa seguro ¡°con su iphone¡±; algunos se?alaron la cama como el sitio en el que se sent¨ªan m¨¢s seguros; para otros, ese sitio era su coche.

Notablemente, muy pocas de las personas encuestadas dijeron sentirse a salvo en la compa?¨ªa de otras personas, como si la soledad fuese el ¨²nico sitio seguro. Que esa soledad estuviese vinculada al uso de ciertas tecnolog¨ªas (el tel¨¦fono m¨®vil, Internet) hace pensar que no era la soledad lo que esas personas a?oraban, sino el aislamiento tecnol¨®gico. A pesar de ello, nada hay menos seguro que nuestra existencia digital, en la que somos objeto continuo de escrutinio, acoso, espionaje por parte de pa¨ªses y de empresas.

A la paradoja de sentirse protegido s¨®lo o principalmente en los entornos digitales se suma la de que nuestra existencia digital, con su promesa de interacci¨®n y liberaci¨®n, nos ha constre?ido a una existencia m¨¢s fr¨¢gil y desprotegida de lo que ya era. Tambi¨¦n ha dificultado enormemente una interacci¨®n en el mundo real que, en su forma m¨¢s habitual de la integraci¨®n de grupos y comunidades, tiene en s¨ª el germen de la actividad pol¨ªtica, la ¨²nica que puede liberarnos en alg¨²n sentido. Para sentirnos protegidos tenemos que salir all¨ª afuera, al encuentro del otro: contra la opini¨®n de los lectores de la Neon, no hay seguridad alguna de que sea posible de otra manera, en Internet o en cualquier otro sitio.