Estos roban, pero al menos hacen algo
Los argentinos parecen resignados a que sus pol¨ªticos sean corruptos y transmiten la sensaci¨®n de que acuden a votar, no con la esperanza de dar el poder al m¨¢s capaz, sino al que menos esquilme al Estado
La corrupci¨®n es intr¨ªnseca a la historia argentina. El escritor F¨¦lix Luna inici¨® la andadura de su Breve historia de los argentinos reconociendo que la primera ocupaci¨®n en el virreinato del R¨ªo de la Plata fue el contrabando. Se practicaba para damnificar fiscalmente a la Corona espa?ola y este perjuicio siempre estuvo justificado en aras de la independencia. Tras este premonitorio comienzo y a lo largo de 200 a?os de emancipaci¨®n, la corrupci¨®n p¨²blica y privada no solo ha crecido hasta convertirse en un mal end¨¦mico, sino que la indignaci¨®n contra el fraude ha menguado hasta rozar la plena tolerancia.
A pocos meses de una nueva elecci¨®n presidencial, la octava desde la recuperaci¨®n de la democracia en el pa¨ªs en 1983 y las primeras tras un periodo de 12 a?os en los que el poder lo ostent¨® el matrimonio Kirchner, la sensaci¨®n en la capital argentina y en la provincia de Buenos Aires ¡ªdistritos electorales clave del pa¨ªs¡ª es que los votantes no aspiran a tener un Gobierno ¨ªntegro, sino uno que no robe demasiado. Tampoco buscar¨¢n uno que impulse una econom¨ªa abierta y competitiva, sino uno que capee la crisis sin hacer grandes ajustes.
Grosso modo, por cada tres argentinos en edad de trabajar, uno est¨¢ en el sector privado, el otro en el p¨²blico y el tercero vive de las subvenciones. En esta situaci¨®n, no es de extra?ar el temor al cambio. Para colmo, el kirchnerismo no para de advertir que si en octubre les dan la espalda viene el lobo. Y la oposici¨®n, de momento, poco convence de lo contrario. El voto parece m¨¢s dirigido a castigar al Ejecutivo que a favorecer un proyecto alternativo. Prueba de ello es que en un reciente sondeo de una consultora privada en el que participaron 20.000 argentinos, solo 5 de los 13 aspirantes a la presidencia figuran entre las 100 personalidades m¨¢s honestas. Ninguno de ellos aparece entre los 10 primeros.
El debate sobre los procesos que salpican al Gobierno ¡ªcomo el caso Nisman, la ruta del dinero K, el presunto fraude fiscal de una empresa hotelera de la presidenta; o sobre la precaria situaci¨®n de la seguridad ciudadana, la educaci¨®n o la sanidad¡ª se concentra en programas period¨ªsticos sospechosos de antemano de parcialidad y manipulaci¨®n, tanto en favor como en contra del Gobierno. La imposibilidad de adoptar un discurso moderado ¡ªprevalece el ¡°est¨¢s conmigo o contra m¨ª¡±¡ª y la constante duda de que detr¨¢s de cada cr¨ªtica hay intereses espurios son parte del legado kirchnerista que ha llevado a los argentinos al enfrentamiento permanente.
Ning¨²n aspirante a gobernar aparece entre las 10 personalidades m¨¢s honestas
La sociedad argentina parece estar anestesiada por las facilidades del consumo. A pesar de la alta inflaci¨®n, las escasas reservas, las restricciones al cambio de divisas y otros problemas, el Gobierno decidi¨® encarar la recta final hacia los comicios con una inyecci¨®n de unos 10.000 millones de euros a la econom¨ªa, entre aumentos de salarios, jubilaciones, subvenciones y planes de compra en 12 cuotas, entre otros est¨ªmulos. Televisores y refrigeradores nuevos para un pa¨ªs con d¨¦ficit energ¨¦tico y flamantes coches para recorrer carreteras vetustas, todo a cambio de un aumento interanual del d¨¦ficit fiscal de casi el 1.000% solo en los primeros cinco meses de 2015, seg¨²n la Asociaci¨®n Argentina de Presupuesto.
Dar publicidad a un dato y citar su fuente tampoco est¨¢ exento de sospechas. El sector privado y los organismos internacionales desconf¨ªan de las cifras macroecon¨®micas procedentes de los organismos oficiales y el Gobierno tacha de falsa cualquier estad¨ªstica que provenga de las asociaciones privadas. Hace poco tiempo, la Universidad Cat¨®lica Argentina (UCA) present¨® su bar¨®metro de la pobreza y concluy¨® que esta hab¨ªa crecido en 2014 frente al a?o anterior y que afectaba al 28,7% de la poblaci¨®n. En cifras absolutas, cerca de 11 millones de personas, sobre el censo de 2010, est¨¢n en la pobreza. ¡°No me creo nada este informe¡±, dijo sin m¨¢s explicaciones el jefe de Gabinete, y zanj¨® la cuesti¨®n.
Los discursos, las intervenciones y las declaraciones en caliente de los pol¨ªticos dan sensaci¨®n de deriva institucional. Los empresarios, salvo que est¨¦n muy identificados con alg¨²n bando, ni siquiera intervienen activamente en el debate sobre el futuro del pa¨ªs. Por miedo, desinter¨¦s o desconfianza, el sector privado, vital para el desarrollo, prefiere callar. La mayor¨ªa de los hombres de negocio m¨¢s poderosos del pa¨ªs, como Paolo Rocca (Techint), Alfredo Coto (Grupo Coto), los hermanos Bulgheroni (Bridas), Jorge Brito (Grupo Macro), por mencionar algunos, han sido tachados de desestabilizadores del modelo econ¨®mico por el Gobierno, calificativo que inmediatamente pone a la empresa en la mira de la agencia tributaria local, la AFIP.
El permanente estado
La justicia, ¨²ltimo recurso ante el desamparo, tampoco es un referente. Muchos de los jueces que hoy aparecen como paladines de la ley y el orden convivieron con el r¨¦gimen kirchnerista en otros tiempos y no son cre¨ªbles ante la sociedad aunque la causa que defiendan sea justa. El sistema requiere una profunda transformaci¨®n para que los magistrados y los fiscales no sean nombrados a dedo por el Gobierno y el ¨¢mbito judicial deje de ser un hervidero de enchufados pol¨ªticos como los ministerios y las empresas p¨²blicas. El transfuguismo no solo es moneda corriente entre los pol¨ªticos, los jueces tambi¨¦n lo practican, aunque de forma menos obvia.
La falta de un di¨¢logo moderado y razonable por todas las partes hace imposible abordar los grandes desaf¨ªos de Argentina a corto y medio plazo. La f¨®rmula kirchnerista ¡ªtres partes de peronismo de los setenta, dos de populismo del siglo XXI, dos de capitalismo de amigos y media de marxismo de cafeter¨ªa¡ª no ha sido eficaz, tras 14 a?os de bonanza, para remediar tres grandes problemas que el pa¨ªs debe abordar para crecer: infraestructuras, sanidad y educaci¨®n. Todas son cuestiones urgentes, pero la ¨²ltima es la que parece deteriorarse a marchas forzadas: de cada cuatro ni?os argentinos que empiezan la escuela primaria, dos terminan y solo uno de ellos es capaz de comprender un texto.
Votar al que menos roba puede ser un consuelo, pero nunca es el camino para un pa¨ªs que aspira a lograr un modelo de igualdad de oportunidades. La corrupci¨®n r¨¢pidamente avanza sobre todo y todos hasta que su erradicaci¨®n se hace pr¨¢cticamente imposible, porque amordaza a cualquier persona u organismo capaz de arrojar la primera piedra. Como dijo el fil¨®sofo espa?ol Fernando Savater, ¡°los pol¨ªticos son todo lo malos que los dejamos ser. Y ser¨¢n peores si la sociedad no les pone l¨ªmites. Hay que empezar a castigarlos de forma muy severa. Deben estar controlados, aunque sea, por el miedo: sea ¨¦ste el de perder sus puestos, a las leyes, a la opini¨®n p¨²blica o a su propia verg¨¹enza¡±. En esto deber¨ªan pensar los argentinos cuando vayan a votar en octubre.
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