Secundarios
?Qu¨¦ ser¨ªa del cine y el teatro sin los actores de reparto?
La muerte de Saza (Jos¨¦ Sazatornil) me sirve de excusa para hablar de esos actores tan importantes para el teatro y el cine como desatendidos habitualmente por ¨¦stos. Actores de reparto, se les dice, como si entre todos ellos tuvieran que repartirse el poco dinero y la limitada gloria que les corresponde. Y, sin embargo, ?qu¨¦ ser¨ªa del cine y el teatro sin ellos, qui¨¦n sostendr¨ªa y arropar¨ªa a los protagonistas para que fueran los principales de la funci¨®n?
En el cine espa?ol, los actores de reparto han sido tan importantes que no s¨®lo no se comprender¨ªa sin ellos, sino que no existir¨ªa, pues, salvo excepciones muy contadas de directores personal¨ªsimos y escuetos como Erice o Carlos Saura (tambi¨¦n Felipe Vega y Montxo Armend¨¢riz y algunos otros por ah¨ª perdidos cuyas ignoradas carreras son la muestra de la incultura cinematogr¨¢fica de nuestra sociedad), la mayor parte de ¨¦l son pel¨ªculas corales en las que en ocasiones ni siquiera hay actores protagonistas o, si los hay, sucumben a la fuerza o a la algarab¨ªa de los secundarios. Berlanga es un paradigma, pero Javier Garc¨ªa S¨¢nchez, Jos¨¦ Luis Cuerda, Fernando Trueba o el propio Pedro Almod¨®var ser¨ªan tambi¨¦n ejemplos de ello como lo fueron en tiempos Mariano Ozores y todos los representantes de la comedia cutre franquista en la que desarrollaron sus dotes como actores todos los grandes de nuestro cine: Jos¨¦ Isbert, Manuel Aleixandre, Agust¨ªn Gonz¨¢lez, Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez, Alfredo Landa, Rafaela Aparicio, Florinda Chico, Luis Escobar, Ciges, Rafael Alonso, Gabino Diego, Chus Lampreave, Miguel Rell¨¢n o el propio Sazatornil. ?ste, con su bigotito de franquista ac¨¦rrimo y su rostro anguloso que lo mismo le serv¨ªa para encarnar papeles de guardia civil o censor que de vendedor de porteros autom¨¢ticos al por mayor, encarn¨® posiblemente como ninguno esa condici¨®n de actor de reparto sin la que el cine espa?ol no ser¨ªa como es, como no lo ser¨ªa tampoco sin guionistas como Rafael Azcona, autor de muchos de los papeles que les dieron vida a aqu¨¦llos y que tambi¨¦n fue un secundario de lujo, como ¨¦l mismo presum¨ªa hablando de la consideraci¨®n del guionista (mejor: de la falta de consideraci¨®n) en una industria en la que s¨®lo cuentan, para los productores al menos, los directores y los actores protagonistas, muchos de ellos a a?os luz, en cuanto a dotes de interpretaci¨®n, de los secundarios.
El cine norteamericano les ha reconocido su valor hace ya tiempo. En el nuestro todav¨ªa falta que alguien se d¨¦ cuenta de que en la escena, como en la vida real, los actores secundarios son casi siempre los principales y al rev¨¦s.
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