Benedict Cumberbatch, trascendiendo a Shakespeare

Que una producci¨®n del cl¨¢sico Hamlet se haya convertido en el acontecimiento teatral del agosto londinense, habitualmente volcado en ofertas ligeras con vistas al turismo, tiene como responsable a un actor cuyas s¨®lidas credenciales se ven casi ahogadas por su fama. La presencia en cartel de Benedict Cumberbatch, el Sherlock televisivo, se traduce desde ayer en aglomeraciones frente a la taquilla en pro de una misi¨®n casi imposible: conseguir una de las pocas entradas que se ponen a la venta a diario, porque el grueso desapareci¨® en minutos cuando salieron al mercado hace ya un a?o. Todo un r¨¦cord en la historia teatral del pa¨ªs.

La prensa brit¨¢nica ha bautizado como Cumberbatchmania ese fen¨®meno que ha movilizado a los fans del int¨¦rprete, procedentes de todo el mundo, y forzado al teatro del Centro Barbican a imponer un estricto sistema de control para evitar que el mercado negro dispare el precio de las entradas. Una medida casi in¨²til en la era de Internet, donde algunas est¨¢n cotizando a casi 2.000 euros.

Tal es la capacidad de arrastre del actor que muchos de sus seguidores han confesado en los foros de la Red estar leyendo por primera vez la obra de William Shakespeare. A sus 39 a?os, este brit¨¢nico cuenta con una dilatada carrera teatral que le ha dado el prestigioso premio Olivier, y es un asiduo del cine de Hollywood, que lo nomin¨® el a?o pasado al Oscar por su trabajo en la pel¨ªcula Descifrando Enigma. Pero su proyecci¨®n como estrella internacional vino de la mano de una exitosa serie en la que encarna al detective Sherlock Holmes, papel que retomar¨¢ en primavera cuando empiece el rodaje de la cuarta temporada.

M¨¢s que interesados en las vicisitudes del pr¨ªncipe de Dinamarca, los fans de Cumberbatch, que meses atr¨¢s se lanzaron en masa a la compra de las 100.000 entradas puestas entonces a la venta, quieren ver en directo a ese Sherlock, o a la atractiva estrella hollywoodense o al villano de voz maravillosa de la ¨²ltima entrega de Star Trek. Son aquellos que conocen al detalle la vida personal de su ¨ªdolo, como su reciente boda con la actriz y reputada directora teatral Sophie Hunter o el nacimiento de su primer hijo en junio.

Lo que cautiva a cr¨ªtica y aficionados al teatro, sin embargo, es la posibilidad de ver en escena a uno de los grandes actores j¨®venes brit¨¢nicos encarnando el reto de meterse en la piel de Hamlet. Desde los legendarios Laurence Olivier o Peter O¡¯Toole, hasta los hoy emergentes Rory Kinnear y David Tennant, pasando por los consolidad¨ªsimos Simon Russell Beale y Mark Rylance, por citar s¨®lo algunos, Hamlet es un desaf¨ªo obligado para todo actor brit¨¢nico en los albores de la madurez. Ahora le llega el turno a Cumberbatch, un int¨¦rprete que a?os atr¨¢s logr¨® cautivar a Harold Pinter durante la representaci¨®n de una obra de Ibsen, aunque el dramaturgo brit¨¢nico vaticin¨® err¨®neamente que con ese nombre un punto pomposo y complicado le ser¨ªa dif¨ªcil llegar a lo m¨¢s alto.

Las cr¨ªticas a su actuaci¨®n no llegar¨¢n hasta la noche del d¨ªa 25 (fecha del estreno oficial, tras las funciones previas que arrancaron ayer) y las expectativas son muy altas. Porque, tal y como ha subrayado el cr¨ªtico teatral de The Guardian, Michael Billington, el Hamlet de Cumberbatch no es una operaci¨®n publicitaria que bebe de la fama de su int¨¦rprete, sino ¡°un gran papel para un gran actor¡±.