12 escenas con Tom Cruise que solo pod¨ªa haber rodado ¨¦l
El protagonista de 'Misi¨®n imposible' lleva 30 a?os en la gran pantalla con un estilo que se resume en esta docena de v¨ªdeos
La mayor estrella de Hollywood de los ¨²ltimos 30 a?os sigue atrayendo espectadores al cine. Tom Cruise (Nueva York, 1962), esa cara que no necesita presentaci¨®n y que ha trabajado con directores de la talla de Martin Scorsese, Steven Spielberg, Francis Ford Coppola y Stanley Kubrick, protagonista de la inagotable saga Misi¨®n imposible, que estrena su quinta entrega este viernes, es el ¨²nico actor capaz de liderar la lista anual de los m¨¢s taquilleros en siete ocasiones.
Sin embargo, la evoluci¨®n de su carrera ha sido inevitablemente paralela a la intoxicaci¨®n de su imagen p¨²blica. Los sof¨¢s, las religiones, los divorcios que necesitan casi menos presentaci¨®n que la cara de la estrella. Pero si ah¨ª sigue, 30 a?os despu¨¦s, protagonizando explosivos veh¨ªculos de acci¨®n para su lucimiento es porque sigue siendo un valor comercial seguro. Prueba de ello son estas 12 escenas que ayudan a entender su inmensa condici¨®n de estrella.
Baile en calzoncillos (Risky Business, 1983)
Desde Alain Delon, nunca unas piernas masculinas hab¨ªan sido tan explotadas. Y pocos mitos er¨®ticos han necesitado tan poco tiempo para forjarse, de forma adem¨¢s tan (aparentemente) fortuita como efectiva. El mismo a?o que protagoniz¨® Rebeldes, esta escena contribuy¨® al paradigma del sex symbol masculino ochentero: canalla, divertido y en¨¦rgico. Con 21 a?os, Cruise utiliz¨® la comida basura para alcanzar una flacidez que redondease sus facciones y le diese aspecto de adolescente, e improvis¨® una ahora m¨ªtica (y ahora eternamente parodiada) escena que en el gui¨®n solo aparec¨ªa como: "Joel baila rock". De paso, duplic¨® las ventas de las gafas Wayfarer, que dos a?os antes hab¨ªan estado a punto de ser descatalogadas.
Partido de voleibol (Top Gun, 1986)?
Este partido fuera de la trama de la pel¨ªcula muestra uno de los perfiles predilectos de Cruise: un triunfador competitivo y carism¨¢tico que trasmite la certeza de que, pase lo que pase, al final se saldr¨¢ con la suya y lo celebrar¨¢ con socarroner¨ªa. Los hombres sin camiseta empezaban a ser un reclamo para Hollywood, especialmente si eran h¨¦roes rom¨¢nticos capaces de dejar un partido a medias para ir a ver a la chica de sus sue?os.?
P¨¢nico en el aeropuerto (Rain Man, 1988)
Durante las primeras dos d¨¦cadas de su carrera, Tom Cruise solo interpretaba a triunfadores, dada su facilidad para ser encantadoramente arrogante y la imposibilidad de que el p¨²blico creyese que alguien pod¨ªa decirle que no a un tipo como ¨¦l. Rain Man pone de manifiesto la solvencia de Cruise para dar la r¨¦plica a actores con m¨¦todos opuestos al suyo (El color del dinero, con Paul Newman o D¨ªas de trueno, con Robert Duvall), consciente de que siempre ser¨¢ demasiado estrella para ser un actor de car¨¢cter.
?Orden¨® usted el c¨®digo rojo? (Algunos hombres buenos, 1992)?
Los a?os noventa fueron suyos (y de Tom Hanks) gracias a h¨¦roes cl¨¢sicos embarcados en una implacable b¨²squeda de la verdad y la justicia (La tapadera, Leones por corderos). El cl¨ªmax de la pel¨ªcula supone un intenso enfrentamiento de euforia contagiada entre Cruise y Nicholson, en la que el soldado al que interpreta Tom (profesi¨®n fetiche que ha encarnado ocho veces en su carrera) antepone el honor a s¨ª mismo. Porque los h¨¦roes de verdad lo son hasta las ¨²ltimas consecuencias.
Venganza final (Entrevista con el vampiro, 1994)?
Que la adaptaci¨®n del best seller Cr¨®nicas vamp¨ªricas de Anne Rice fuese una apuesta comercial segura plagada de estrellas no evita que tambi¨¦n fuese el primer salto al vac¨ªo de Tom Cruise. El Lestat que la autora molde¨® pensando en Rutger Hauer era un villano despreciable e hist¨¦rico que no obstante deb¨ªa resultar sugerente. Por primera vez (a partir de aqu¨ª ser¨ªa una constante en sus interpretaciones) Tom Cruise gesticulaba rabioso, especializ¨¢ndose en un perfil de personaje incapaz de asumir que algo le ha salido mal.?
Ens¨¦?ame la pasta (Jerry Maguire, 1996)?
La figura del triunfador se iba derrumbando inevitablemente, poni¨¦ndole contra las cuerdas antes de darle su redenci¨®n final. Maguire es la cara m¨¢s antip¨¢tica y culpable del sue?o americano, entra?able gracias a un Tom Cruise que vuelve a apostar por la angustia y la desesperaci¨®n como recursos, como causa y consecuencia de su arrogancia. Es la primera vez que le ve¨ªamos hacer el rid¨ªculo y confiar ciegamente en su director para una escena de blanco intentando parecer negro que una vez m¨¢s en la carrera de Cruise se convirti¨® en viral antes de que nadie supiese lo que significa viral.?
Discusi¨®n conyugal (Eyes Wide Shut, 1999)?
Se dice que Kubrick ten¨ªa en mente llevar la pel¨ªcula por un camino distinto, hasta que se dio cuenta de que el matrimonio entre Cruise y Kidman estaba derrumb¨¢ndose. Entonces recre¨® su apartamento en los estudios Pinewood de Londres, insisti¨® en que reprodujesen sus h¨¢bitos cotidianos (como Tom dejando siempre unas monedas en la mesilla) y capt¨® el miedo y el desasosiego ante el inevitable final de la vida en com¨²n. Aqu¨ª Cruise es un actor in¨¦dito, visceral y derrotado, que no hemos vuelto a ver.?
Telepredicador mis¨®gino (Magnolia, 1999)
Paul Thomas Anderson canaliz¨® audazmente la prepotencia y el carisma intr¨ªnsecos a la figura de Cruise con un papel id¨®neo para ¨¦l, aunque cuesta imaginar c¨®mo logr¨® convencerle de hacerlo. Al igual que el propio Tom en la d¨¦cada siguiente, Frank McKey camina constantemente entre el triunfo y el rid¨ªculo. A punto de cumplir los 40, Tom reinventa su personaje estrella ense?¨¢ndonos la cara patol¨®gica del triunfador. En 1999 tambi¨¦n estuvo a punto de protagonizar El talento de Mr Ripley, en la que habr¨ªa sido una trilog¨ªa de personajes perturbadoramente inseguros de los que Tom huy¨® en sus pel¨ªculas posteriores.?
Austin Powers (Goldmember, 2002)?
La nueva d¨¦cada, que apunto estuvo de costarle su carrera, fue salvada por la autoconsciencia. Si alguien va a re¨ªrse de Tom Cruise, lo m¨¢s prudente es que sea ¨¦l mismo. En esta ficticia adaptaci¨®n para el cine de las aventuras de Austin Powers, Tom hace de s¨ª mismo interpretando a Powers, acompa?ado de una Gwyneth Paltrow explotando su sensualidad por primera y ¨²ltima vez en su carrera. Este sketch se r¨ªe de la extrema (y muy ridiculizada en su momento) inverosimilitud de Misi¨®n Imposible 2, que ¨¦l mismo ya hab¨ªa parodiado junto a Ben Stiller en los premios MTV.?
Bailando hip hop (Tropic Thunder, 2008)?
Su participaci¨®n en esta salvaje s¨¢tira sobre Hollywood (hecha desde dentro) habr¨ªa sido impensable en los noventa, pero el nuevo Tom Cruise festeja la comedia f¨ªsica y macarra, en busca quiz¨¢ de un nuevo p¨²blico. En un ejercicio rocambolesco, Ben Stiller interpreta a un alter ego de Cruise, tanto en la voz, con en el acento, con su boca abierta expectante, su nula autoconsciencia e inseguridad. El Les Grossman (literalmente, hombre desagradable) interpretado por Cruise es un detestable ejecutivo de Hollywood como Tom ha debido conocer muchos y su baile final ha mitificado al personaje. Es la escena m¨¢s abiertamente esperp¨¦ntica de su carrera, que de paso devolvi¨® la imagen m¨¢s terrenal de Cruise al gran p¨²blico.?
Don't stop believin' (Rock of Ages, 2012)
La adaptaci¨®n del musical con canciones cl¨¢sicas del rock de los a?os ochenta pod¨ªa haber decidido ser ¨¦pica u hortera, pero la elecci¨®n de casting de Tom Cruise claramente la dirige hacia lo segundo. Ambientada en la ¨¦poca que vio nacer el mito de Cruise, Rock of Ages se beneficia de una estrella ya sin miedo a provocar verg¨¹enza ajena, sea a prop¨®sito o por casualidad.
Enganchado a un avi¨®n sin dobles (Misi¨®n imposible 5: Naci¨®n secreta, 2015)
La profesionalidad incontestable de Tom Cruise (que le lleva a pasarse horas firmando aut¨®grafos en cada estreno al que asiste, y son muchos) se combina con su adicci¨®n a la adrenalina. Por un lado est¨¢ la profesionalidad de querer hacerlo todo ¨¦l sin delegar en dobles. En Minority report hay una escena en la que el protagonista, John Anderton, se esconde en una ba?era llena de hielo de unos centinelas ultravanzados que tienen forma de ara?a y son capaces de sentir el calor, el ruido o el tacto de un cuerpo humano. Entonces pasa lo impensable: cuando las ara?as est¨¢n a punto de irse sin dar con ¨¦l, una min¨²scula burbuja se escapa de la nariz de Anderton y vuela a la superficie, alertando a los centinelas (segundo 53 de este v¨ªdeo). Solo una burbuja. Diminuta. En el rodaje, Spielberg explic¨® con todo sentido com¨²n: "Haremos la burbuja por ordenador porque va a ser imposible que Tom suelte una bocanada de aire tan peque?a". Tom dijo desde el otro lado del espectro: "No". Y 12 tomas despu¨¦s, Tom Cruise estaba metido en la ba?era llena de hielo y soltando una microsc¨®pica burbuja que es la que se ven el filme.
Lo realmente idisincr¨¢tico es que este af¨¢n por hacerlo todo se le traslada a las escenas m¨¢s peligrosas de sus pel¨ªculas de acci¨®n, permitiendo a los directores conseguir planos espectaculares que no dejan lugar a dudas de que es Cruise el que se est¨¢ jugando la vida hasta escalando el Burj Khalifa, edificio m¨¢s alto del mundo, como hace en Misi¨®n imposible: protocolo fantasma.
Esta impresionante intrepidez es explotada por Paramount, que utiliza este "c¨®mo se hizo" como reclamo publicitario proyect¨¢ndolo en los cines a modo de tr¨¢iler. Esta escena en el ala de un avi¨®n despegando naci¨® como una broma del director, que Cruise se tom¨® en serio e insisti¨® en meter en el gui¨®n. A la espera de que regrese al drama adulto que tanto parec¨ªa cautivarle, Tom Cruise sigue demostrando que su entrega en beneficio del espect¨¢culo es absoluta y que quiere aprovechar los a?os de forma f¨ªsica que claramente a¨²n le quedan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.