¡°A muchas mujeres fuertes nos gusta que alguien tome las riendas¡±
La actriz Salma Hayek sabe que tiene una vida privilegiada. Hoy ha puesto al cine en un segundo plano, su primer papel es el de madre y esposa
A Salma Hayek la precede su risa. Sonora, cazallera, sensual. Un sonido que llena todo el espacio y anticipa la llegada de una presencia enorme. Solo cuando uno mira cara a cara a esta mexicana, a la que a¨²n le queda algo de libanesa, se da cuenta de lo bajita que es. Y, aunque se trate de un estereotipo, nunca la frase ¡°peque?ita pero matona¡± tuvo mejor representante que la actriz. Ella ha sido as¨ª siempre, desde el inicio de su carrera, y no ha cambiado nada. Cuando comenz¨® en Los ?ngeles no dejaba escapar a un periodista hasta que le contaba que era la chica en El mariachi, con Antonio Banderas; tarea a la que se encomendaba con el mismo ¨ªmpetu con el que re¨ªa junto a Pen¨¦lope Cruz, amigas para siempre en un Hollywood al que abrieron el apetito por las actrices espa?olas e hispanas. Incluso su matrimonio junto al multimillonario franc¨¦s Fran?ois-Henri Pinault ¡ªpropietario de un conglomerado de marcas de lujo¡ª no puso freno a esta dinamo exuberante que, por primera vez ahora, promete tomarse la vida con m¨¢s calma. Al menos en lo profesional. O eso dice, porque no se nota cuando entra en la habitaci¨®n dando voces para criticar a ese ¡°cretino¡± llamado Donald Trump. Est¨¢ claro que no tiene pelos en la lengua.
Pregunta. ?No le da miedo hablar demasiado en la capital de la correcci¨®n pol¨ªtica?
Respuesta. Hay que vencer el miedo para sentirse libre y descubrir tus puntos fuertes. Yo antes ten¨ªa fobia a las serpientes y ah¨ª me tienes, bailando con mi mayor temor en Abierto hasta el amanecer. Tambi¨¦n me daba miedo la oscuridad. Y el matrimonio. Y aqu¨ª estoy, casada. Aunque me da verg¨¹enza reconocer cu¨¢ntas veces me lo tuvo que preguntar. ?Tres veces! Ese ha sido el mayor temor que he superado.
P. ?M¨¢s que el temor a envejecer en Hollywood?
R. Te confesar¨¦ algo terrible. Hubo un momento en el que me convencieron para que mintiera sobre mi edad. Nac¨ª en 1966 pero en m¨¢s de una biograf¨ªa ver¨¢s 1968. Pero soy terrible mintiendo. Me pillan enseguida.
P. ?Asustan los 50 a la vuelta de la esquina?
R. Vivo una vida privilegiada. Soy madre y adem¨¢s vivo con el amor de mi vida, un hombre maravilloso seguro de s¨ª mismo y feminista al que le gustan las mujeres fuertes y que adem¨¢s sabe cuidarme. Porque somos muchas las mujeres fuertes, con poder y determinaci¨®n que cuando llegamos a casa nos gusta contar con alguien que nos cuide y tome las riendas.
P. Supongo que en casa de Salma Hayek en el d¨ªa a d¨ªa se come comida francesa.
R. El men¨² es m¨¢s variado. La comida preferida de Valentina [su hija] es la mexicana aunque uno nunca puede competir con los macarrones con queso y las hamburguesas. A Fran?ois tambi¨¦n le gusta la comida mexicana pero mezclamos mucho. Menos el 4 de julio, cuando Valentina nos exige que celebremos el D¨ªa de la Independencia con hamburguesas y patatas fritas da igual donde nos encontremos.
P. ?De d¨®nde le sale este ramalazo estadounidense?
R. Es muy interesante porque mi familia habla solo espa?ol. La de Fran?ois, solo franc¨¦s. El ¨²nico ingl¨¦s que Valentina escuch¨® en casa fue el m¨ªo y el de Fran?ois. Y si mi acento es malo no te quiero decir el de ¨¦l. Pero ah¨ª la tienes, desde los 2 a?os hablando los tres idiomas a la perfecci¨®n y con un marcado sentimiento yanqui en la sangre. A¨²n en Londres, donde vivimos, se niega a hablar con acento brit¨¢nico. Eso s¨ª, cuando intenta hablarle a los abuelitos en ingl¨¦s, mi madre en seguida le dice eso de ¡°mija, en espa?ol¡±. Con mi familia hasta Fran?ois habla en espa?ol.
P. ?C¨®mo le ha cambiado la vida el hecho de ser madre?
R. No recuerdo mi vida antes de ser madre. Siempre he sido una madre. Con otras personas, animales, con otros que no eran mis hijos pero que fueron el centro de mi cari?o y de mis cuidados. Siempre protectora. Yo creo que es algo que viene con ser mexicana y libanesa. Lo digo en serio. Te cr¨ªas cuidando de los dem¨¢s, protegiendo a tu familia. Cuid¨¦ de mi abuelita hasta el ¨²ltimo d¨ªa. Ahora tengo como 30 animales a mi cargo, una peque?a granja, ya lo s¨¦, y me toma un mont¨®n de trabajo. De tiempo. ?Por eso no hago m¨¢s pel¨ªculas!
P. ?Entonces es cierto que quiere alejarse del cine?
R. El profeta, la pel¨ªcula de animaci¨®n que acabo de producir, me ha dejado exhausta. Antes vuelvo a bailar con una serpiente que producir una pel¨ªcula animada. S¨ª, quiero limitar el n¨²mero de cosas que hago. Tengo que cuidarme, recuperar mi energ¨ªa y darle a mi familia el tiempo que necesita ahora.
P. ?C¨®mo le gusta mimarse?
R. Mi secreto se llama Makiko, una japonesa que me da unos masajes faciales incre¨ªbles. No puedo vivir sin mi Makiko. En cuanto esto (apunta a sus mejillas) empieza a caerse, sus manos son m¨¢gicas. No puedo pasar mucho tiempo sin verla o se nota. Puede estar segura de que la vi ayer.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.