Reforma y consenso

El presidente Rajoy confirm¨® tras su entrevista con el Rey lo que hab¨ªa adelantado su ministro de Justicia: que el Gobierno est¨¢ abierto a estudiar en la pr¨®xima legislatura un acuerdo sobre una reforma limitada de la Constituci¨®n. De momento, sobre una delimitaci¨®n m¨¢s precisa entre las competencias del Estado y las de las autonom¨ªas; y sobre la eliminaci¨®n de la prevalencia del var¨®n en la sucesi¨®n a la Corona.

Propuestas anteriores fueron abandonadas por dos razones principales: porque no existe un consenso como el que aval¨® el texto de 1978; y por temor a que, abierta la posibilidad de introducir modificaciones, los nacionalistas tratasen de aprovechar la oportunidad para incluir demandas a las que, en aras del consenso, hab¨ªan renunciado en el debate constituyente. Por ejemplo, el derecho de autodeterminaci¨®n; o para revertir la generalizaci¨®n auton¨®mica y la tendencia a la equiparaci¨®n competencial b¨¢sica de todas las comunidades.

Ahora lo primero tiende a relativizarse: el consenso deber¨¢ alcanzarse como culminaci¨®n del proceso de debate y negociaci¨®n de la reforma y no como requisito para iniciarlo. Incluso podr¨ªa considerarse que el objetivo compartido de esa reforma es una ocasi¨®n para recuperar el consenso esencial roto desde hace a?os. En cuanto a los nacionalismos, ya han planteado eso que se quer¨ªa evitar. Y es cierto que sin el actual desaf¨ªo independentista catal¨¢n la reforma constitucional seguramente no se habr¨ªa planteado ahora. Pero no se trata de constitucionalizar la ruptura con Espa?a, sino de reforzar el Estado auton¨®mico, actualiz¨¢ndolo y corrigiendo las debilidades que el tiempo ha evidenciado, para que sea capaz de responder m¨¢s eficazmente a quienes plantean eliminarlo. Respecto a la crisis catalana, se tratar¨ªa de convertir la reforma, que refrendar¨ªa el pueblo espa?ol en su conjunto, en marco en el que plantear un acuerdo sobre un reforzamiento del autogobierno catal¨¢n susceptible de ser ratificado por la poblaci¨®n de esa comunidad. Un proceso que podr¨ªa plantearse si el 27-S no hay una mayor¨ªa independentista, o es insuficiente; o da lugar a una declaraci¨®n de independencia que ser¨ªa impugnada.

Hasta ahora el PP hab¨ªa respondido a las demandas de iniciar un proceso de reforma constitucional reclamando precisi¨®n sobre los objetivos concretos a alcanzar. Ahora Rajoy avala lo adelantado por su ministro de Justicia, que incluye la clarificaci¨®n de la distribuci¨®n competencial. Es uno de los puntos esenciales de la propuesta del PSOE aprobada hace dos a?os en Granada, y tambi¨¦n uno de los temas sobre cuya necesidad de reforma existe un mayor consenso acad¨¦mico. Es un indicio de que se abre paso la idea de una reforma limitada, cuya viabilidad depende de que se sepa seleccionar los puntos concretos a reformar. Sin dispersiones por motivos partidistas o reacciones sectarias a las propuestas de los dem¨¢s.

La Constituci¨®n de 1978 se diferencia de las anteriores en que el consenso no solo es un procedimiento de elaboraci¨®n sino un rasgo de contenido, lo que la convirti¨® en un marco pol¨ªtico y un conjunto de reglas de juego compartidos. Su reforma ser¨¢ eficaz si mantiene ese car¨¢cter.