Cuatro casos en los que el 'big data' pas¨® de ¨²til a escalofriante
Cuando las empresas aprenden a utilizar los datos de sus clientes pueden llegar, por ejemplo, a predecir un embarazo adolescente
Pese al misterio que rodea al t¨¦rmino de moda, lo que nos referimos al decir big data es solo a una herramienta inform¨¢tica, extremadamente potente, que compila enormes cantidades de datos, imposibles de escrutar por la mente de un ser humano, y, con suerte, permite sacar alguna conclusi¨®n de la comparaci¨®n de datos. Como el mundo no para de crear bytes en vol¨²menes cada vez mayores, toda esa informaci¨®n podr¨ªa ser un tesoro estad¨ªstico para estudiar desde h¨¢bitos de compra hasta tendencias m¨¦dicas como previsi¨®n temprana de suicidios. Big data es, pues, como lo define empresa IBM? ¡°una tendencia tecnol¨®gica para entender y tomar decisiones [¡] aplicable a toda aquella informaci¨®n improcesable por procesos o herramientas tradicionales¡±.?
Esa es la cara bonita. La cruda realidad es que esos bytes contienen informaci¨®n cada vez m¨¢s y m¨¢s ¨ªntima y al estudiarla con cerebros tan potentes como los artificiales, se puede aprender quiz¨¢ demasiado sobre una sola persona. Especialmente tajante sobre esto es la Enciclopedia Brit¨¢nica, en su entrada sobre este tema: ¡°La posible invasi¨®n de intimidad, a trav¨¦s de los resultados de esta compilaci¨®n de datos, preocupa a bastante gente, ya que las bases de datos comerciales contienen registros detallados de historiales m¨¦dicos, transacciones econ¨®micas o del uso de los tel¨¦fonos¡±. Vaya por delante que cualquier herramienta tecnol¨®gica, no es ni buena ni mala, sino que su valor consiste en hacer predicciones estad¨ªsticas que permiten tomar mejores decisiones. Pero hay veces que esta t¨¦cnica se pasa de la raya.
Una vez adivin¨® que una adolescente estaba embarazada antes que la propia adolescente
Fue a principios de la d¨¦cada del 2010. En Minneapolis, Estados Unidos, un padre entr¨® airado en una tienda Target, exigiendo ver al responsable del establecimiento. ¡°Mi hija ha recibido esto en el correo¡±, dijo esgrimiendo un sobre de publicidad con ropa premam¨¢, muebles para habitaciones de beb¨¦ y fotos de ni?os sonrientes. ¡°?Ella todav¨ªa va al instituto y le mand¨¢is descuentos para ropa de beb¨¦? ?Trat¨¢is de animarla a quedarse embarazada?¡±, exclam¨® el progenitor. Seg¨²n cuenta Charles Duhigg en un reportaje en The New York Times, el encargado, sin saber donde meterse, pidi¨® disculpas al progenitor.
Un cient¨ªfico cre¨® un algoritmo que estudiaba la ingente cantidad de datos que las tiendas almacenan sobre sus clientes, y observ¨® que las mujeres que esperaban un beb¨¦ en secreto compraban crema sin perfume
Cuando a los pocos d¨ªas llam¨® al hombre para volver a pedir perd¨®n, fue este quien comenz¨® a disculparse: ¡°He hablado con mi hija y resulta que ha habido ciertas actividades en mi casa. Sale de cuentas en agosto. Le debo una disculpa¡±. Andrew Pole, un cient¨ªfico de datos, fue quien cre¨® el algoritmo que detect¨® el embarazo adolescente. Con la cantidad de datos que almacenan las tiendas sobre sus clientes, observ¨® qu¨¦ compraban las mujeres que esperaban un reto?o, hasta identificar 25 productos indicadores de embarazo. Como, por ejemplo, al comienzo de su segundo trimestre, crema sin perfume. De esta manera, pudo asignar una probabilidad de embarazo, una fecha aproximada de parto y enterarse antes que un involuntario abuelo de un suburbio de Minneapolis de que su hija adolescente iba a darle un nieto.
Provoc¨® que una pareja de sexagenarios se quedara sin seguro m¨¦dico?
Pongamos que usted vive en EE UU y por su trabajo no est¨¢ adscrito a un seguro m¨¦dico colectivo, sino que debe encontrar por su cuenta uno de esos planes prohibitivos. Lamentablemente, se lo rechazan. ?El motivo? Sus compras de medicamentos en grandes almacenes como WalMart y Randalls. Pues esto es lo que le pas¨® a Walter y Paula Shelton cuando trataron de asegurarse en la compa?¨ªa Humana. Tras analizar su historial de recetas m¨¦dicas, les llam¨® por tel¨¦fono para preguntarles por los antidepresivos y la medicaci¨®n para la presi¨®n arterial que hab¨ªan adquirido en los ¨²ltimos a?os.?
Walter les explic¨® que los antidepresivos eran para que su mujer, durante la menopausia, pudiese conciliar m¨¢s f¨¢cilmente el sue?o y que la medicaci¨®n para la presi¨®n arterial era para una hinchaz¨®n de tobillos. No import¨® y no pudieron asegurarse en Humana. ¡°No podemos tener un seguro m¨¦dico debido a que estamos tomando medicinas que nos han prescrito nuestros doctores, no creo que sea justo¡±, declar¨® ella en un reportaje de Bloomberg en 2008. Seg¨²n este mismo texto, dos tercios de las empresas de seguros del pa¨ªs usan ¡°las enormes bases de datos de prescripciones m¨¦dicas para analizar a sus futuros clientes y rechazarles bas¨¢ndose en ellas¡±.?
Permiti¨® que una tienda f¨ªsica estudiara las intimidades de sus clientes
Es habitual que las tiendas y centros comerciales ofrezcan acceso gratuito a Internet para sus clientes. Lo que ya resulta m¨¢s raro fue el experimento que la cadena Nordstrom llev¨® a cabo, usando un software llamado Euclid. Con la intenci¨®n de saber m¨¢s de sus clientes, le asign¨® a cada smartphone un usuario y, usando las c¨¢maras de vigilancia, puso sus ordenadores a seguir cada una de esas se?ales wifi. D¨®nde se paraban, cu¨¢nto tiempo, qu¨¦ se acaban llevando y qu¨¦ no, cu¨¢l era su sexo... El problema vino cuando pusieron un cartel avisando de lo que estaban haciendo, lo que llev¨® a quejas de algunos clientes. Tras ocho meses decidieron dejarlo, en parte debido a las cr¨ªticas.
Este caso pone sobre la mesa una contradicci¨®n entre el mundo de Internet y el f¨ªsico. Aunque Nordstrom aseguraba en su pol¨ªtica de privacidad que no recolectaban informaci¨®n comprometida como la identidad del tel¨¦fono, las llamadas o los sitios web visitados, algunos de los afectados calificaban el experimento de orwelliano. Pero lo que Nordstrom hizo es exactamente lo mismo que tiendas online como Amazon realizan con la navegaci¨®n en sus sitios web ¨Cal fin y al cabo, sus webs est¨¢ dise?adas para estudiar el historial de nuestras cookies para asociar a nuestra edad, sexo, estado social o al barrio en que vivimos unos patrones de compra¨C desde hace a?os, solo que en otro formato.
HIzo que toda una clase de estudiantes de instituto suspendiera
La educaci¨®n es donde el?big data parece tener un futuro m¨¢s brillante. Tanto que Viktor Mayer-Sch?nberger y Kenneth Cukier, autores del can¨®nico Big Data: A Revolution That Will Transform How We Live, Work, and Think, acaban de publicar un e-book dedicado exclusivamente a este campo. Pero, como en los casos anteriores, tambi¨¦n puede haber grandes fallos, como este incidente que cuenta Bill Franks, jefe de anal¨ªtica en la empresa Teradata, en una entrada en la web del International Institute for Analytics.?
Un nuevo profesor recomend¨® comenzar a utilizar un software?antiplagio. Al pasar el programa por los trabajos de esa clase de sobresaliente, sin antecedentes de plagio, result¨® que todos hab¨ªan copiado
¡°Las escuelas de mi ¨¢rea est¨¢n entre las mejores del estado y acuden muchos ni?os listos y motivados¡±, comienza. ¡°En una de las clases avanzadas, se les solicit¨® a los alumnos que realizaran un trabajo durante el verano, antes de empezar las clases¡±. El problema vino cuando un nuevo profesor, con toda su buena intenci¨®n, recomend¨® al colegio comenzar a utilizar un software antiplagio. Al pasar el programa por los trabajos de esa clase de sobresaliente, sin antecedentes de plagio, result¨® que todos hab¨ªan copiado. Esto iba a reflejarse en su expediente, pero los padres decidieron investigar un poco m¨¢s.?
La t¨¦cnica que el programa usaba para detectar copias era fijarse en conjuntos de tres o m¨¢s palabras. Si estos se repet¨ªan en m¨¢s de un trabajo, esos dos escritos se marcaban. En caso de que un trabajo tuviera muchas marcas, el autor era identificado como tramposo. ¡°Asumamos que los estudiantes est¨¢n escribiendo sobre Guerra y paz de Tolst¨®i¡±, analiza Franks, ¡°y dos estudiantes empiezan varias frases con Tolst¨®i se refiere a... El significado de... o El libro habla... Pues se convert¨ªan en culpables¡±. En el trabajo en cuesti¨®n, los chavales pod¨ªan adem¨¢s usar diccionarios, pudiendo copiar en el texto las definiciones. Seg¨²n cuenta Franks, los progenitores lograron que los profesores retiraran el t¨¦rmino tramposo de los expedientes, pero no la nota de 0 por la entrega de un trabajo copiado. Adem¨¢s, como los profesores ahora creen que hicieron trampa, no est¨¢n dispuestos a escribirles una recomendaci¨®n para la universidad.
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