Gu¨ªa de temas de conversaci¨®n a evitar en un ascensor
Las redes sociales, el ¨²ltimo esc¨¢ndalo pol¨ªtico o la serie de moda. Le mostramos como salir al paso de cualquier charla entre pisos
Gracias a que todo el mundo sabe lo que hace cada uno en cada momento, obra y gracia de Facebook e Instagram, ese tema de conversaci¨®n tan temido en las oficinas que son las vacaciones se ha convertido en un intercambio mucho m¨¢s liviano (tipo: "Vaya fotos maravillosas subiste de Ibiza, qu¨¦ vacaciones te has pegado", ante lo que la otra persona asiente, ufana y feliz de no tener que dar muchos detalles porque ese trabajo ya lo hizo v¨ªa 3G). Mientras esperamos a que las redes sociales o la evoluci¨®n de las especies nos libren de todas las conversaciones prescindibles que acechan cada vez que uno entra en un ascensor, hemos identificado algunas de las m¨¢s aburridas para que pueda salir del paso:
Madrid vs. Barcelona
Entre los t¨®picos, no se suele decir que puedes pasar un verano en Barcelona y no ver ni a un catal¨¢n
Una es m¨¢s bonita, pero la otra es m¨¢s divertida; la gente es m¨¢s acogedora en la capital, pero en Barcelona hay mar. No se suele mencionar que puedes pasar un verano en la Ciudad Condal y no cruzarte con un solo catal¨¢n por culpa de las masas de suecos de Erasmus, turistas italianos, coreanos con bolsas de Santa Eulalia y/u hombres musculados de todas las nacionalidades con gusto por los parques acu¨¢ticos (de todas formas, para cuando llega el Circuit, toda Barcelona est¨¢ en las Baleares). Del mismo modo, tampoco se hace alusi¨®n a que el ¨²ltimo de esos encantadores, suc¨ªsimos bares de viejos por los que Madrid es justamente c¨¦lebre, probablemente eche el cierre en 2016 gracias a la pol¨ªtica municipal. Si su interlocutor no se quiere encender con ninguno de estos dos entretenidos debates y prefiere los lugares comunes que se?alamos al principio, tiene dos opciones antes de bostezar y quedar como un maleducado: comentarle lo bien que est¨¢ San Sebasti¨¢n en esta ¨¦poca del a?o o fingir que le llaman por tel¨¦fono.
Las series
Uno no conf¨ªa en cualquiera para que le recomiende pel¨ªculas, ?verdad? Pues que un semidesconocido amenace con explicarle que no ha dormido porque est¨¢ "enganchad¨ªsimo" y se trag¨® "cinco cap¨ªtulos de una sentada" es todav¨ªa peor. Las series obligan a invertir demasiado tiempo como para que nos est¨¦n recomendando tonter¨ªas. Adem¨¢s, el ritmo vertiginoso de las tendencias televisivas hace muy dif¨ªcil que alguien sepa bien si tal spin off es "una obra maestra, mil veces mejor que la original", o si por el contrario se trata de un producto "previsible y mediocre", indigno de las nobles columnas de la HBO. Eso, sobre lo ¨²ltimo en Yomvi. Respecto a las series consagradas (Los Soprano, Breaking bad, True detective), es como hablar sobre arte con may¨²sculas: a nadie le interesa lo que el otro piense sobre el Cubismo, puesto que la ¨²ltima vez que ley¨® sobre ello probablemente ten¨ªa 15 a?os; en cambio, si realmente entiende del asunto y piensa algo que merezca ser escuchado, entonces tendr¨¢n que quedar para hablar muy seriamente, pero eso ya no ser¨¢ una conversaci¨®n de ascensor. ?Soluci¨®n? En vez de decir que no ve la tele, que no se lo cree nadie, elogie algo del aspecto o la indumentaria de su compa?ero de trayecto y saldr¨¢ del trance como un se?or.
El brunch
Entrar en detalles sobre el brunch implica abundar en prolijas consideraciones de ¨ªndole gourmet
Est¨¢ muy de moda hablar de ello, pero tenemos tan poca experiencia en esta comida de importaci¨®n norteamericana, y hay tantos restaurantes que la ofrecen de un tiempo a esta parte, que es imposible descifrar qu¨¦ querr¨¢ decir ese compa?ero de trabajo cuando afirma que tal brunch "est¨¢ genial". Antes, cuando las opciones consist¨ªan en quedar para comer o cenar o para el aperitivo (lo de verse para el desayuno no suena muy de aqu¨ª), los c¨®digos estaban m¨¢s claros: "Los entrantes bien, los segundos ps¨¦", o "tiran muy bien las ca?as y la tortilla est¨¢ rica, pero no pidas vino". Entrar en detalles sobre el brunch implica abundar en prolijas consideraciones de ¨ªndole gourmet: el men¨² es americano pero, ?es franc¨¦s el croissant? ?Y es industrial o tienen obrador? Por no hablar de las sutilezas del bloody mary, si las mimosas son con zumo natural o qu¨¦ tal la salsa holandesa de los huevos benedict. Es una conversaci¨®n sin futuro, adem¨¢s: una vez empiezas a obtener respuestas, se abre la puerta del ascensor y solo habr¨¢s quedado o como un paleto o como un pedante, que es todav¨ªa peor. Pruebe a escaparse pregunt¨¢ndole a su compa?ero c¨®mo hace la tortilla de patata, que le dar¨¢ informaci¨®n m¨¢s ¨²til (o, al menos, exacta).
Apol¨ªtica
Todos lo hemos o¨ªdo, o incluso dicho alguna vez: "Me da igual quienes gobiernen si son honrados". Y despu¨¦s: "Tiene usted raz¨®n, son unos chorizos". Lo primero se llama falta de escr¨²pulos y no es muy prudente confes¨¢rselo a nadie (se pueden cometer atrocidades amparadas por la ley), y lo segundo, pues hombre: por mucho que sea verdad, no puede uno hablar como si fuera un personaje de Amar en tiempos revueltos. Llegados a este nivel de convencionalismo, es mucho m¨¢s interesante intentar cambiar el foco de la conversaci¨®n a algo ¨²til como lo dif¨ªcil que es votar por correo, o contar una an¨¦cdota divertida sobre esas familias donde el padre le da a cada uno el sobre cerrado. No saltar¨¢n chispas de qu¨ªmica entre ustedes, pero peor es o¨ªrse a uno mismo soltar perlas como "qu¨¦ horror ver el peri¨®dico cada d¨ªa" a un semidesconocido.
Las redes sociales
Intente explicar de forma conciliadora que toda comunicaci¨®n online no es "airear intimidades" o que, de todas formas, la intimidad en 2015 no tiene nada que ver con la de 1980
Partiendo de que en la actualidad las redes sociales son, por suerte o por desgracia, una forma m¨¢s de ccomunicaci¨®n y que usar Google Maps con el m¨®vil hace mucho menos por la privacidad de uno que poner una canci¨®n en el muro de Facebook, hay una frase ante la que es mejor hacerse el agobiado, mirar el reloj con angustia e inventarse una urgencia (a no ser que usted est¨¦ de acuerdo): "No s¨¦ qu¨¦ inter¨¦s tiene la gente en poner su vida privada a la vista de todo el mundo". Intente explicar de forma conciliadora que toda comunicaci¨®n online no es "airear intimidades" o que, de todas formas, la intimidad en 2015 no tiene nada que ver con la de 1980, etc¨¦tera, y no solo habr¨¢ agotado el tiempo del trayecto en el ascensor, sino que probablemente se haya bajado en la planta de su interlocutor y lo est¨¦ aleccionando en su propia mesa. Y total, para nada, porque este tipo de personas suele estar muy en desacuerdo con el mundo actual en general y son precisamente sus argumentos lo que NO les convencen.
Dicho esto, cualquier an¨¦cdota con nombres y apellidos relacionada con las redes sociales es bienvenida. Es el mejor tema de conversaci¨®n posible en estos casos: siempre es actual, no hace falta empatizar, la capacidad de comentar es ilimitada y se puede interrumpir en cualquier momento, porque como sabe cualquier nativo digital, como la comunicaci¨®n hoy es fragmentada, da igual en qu¨¦ planta se interrumpa el debate. Adem¨¢s, ?por qu¨¦, si no es para provocar esos interesantes comentarios de amigos y conocidos, ¨ªbamos a invertir un ratito al d¨ªa en subir fotos de tostadas con aguacate o po¨¦ticas camas deshechas con la luz de la ma?ana, mientras pensamos en un comentario ingenioso sobre la noticia del d¨ªa? ?No?
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