El mejor retrato de Valverde
Adoro el f¨²tbol porque me permite vivir un tipo de emoci¨®n que no siento de otro modo
Una tarde de los primeros a?os 90, durante un Athletic de Bilbao-Zaragoza, en una interrupci¨®n del juego, ocurri¨® esto: Miguel Pardeza, extremo del Zaragoza, se acerc¨® a Valverde, extremo del Athletic, y le dijo: ¡°Dale recuerdos a Atxaga¡±. Valverde asinti¨®: ¡°De tu parte, no faltaba m¨¢s¡±. Y volvieron a lo suyo. El escritor Bernardo Atxaga se acababa de consagrar con Obabakoak. Pardeza le conoc¨ªa y sab¨ªa que Valverde era su amigo. Su di¨¢logo se las tra¨ªa. Si dos futbolistas rivales se cruzan en el campo, la literatura no suele figurar entre sus temas de conversaci¨®n favoritos.
Adoro el f¨²tbol, entre otras cosas, porque me permite vivir un tipo de emoci¨®n que no siento de otro modo. Pero no olvido su f¨¦tida trastienda. El f¨²tbol es una s¨ªntesis de toda clase de horrores: la codicia y la corrupci¨®n fuera de control, el fanatismo y la intolerancia disparatados, el tufillo reaccionario, la burricie y la egolatr¨ªa grotescas. Por eso es una alegr¨ªa descubrir a gente como Pardeza o Valverde.
Ernesto Valverde es, tambi¨¦n, escritor y fot¨®grafo, especialista en paisajes y retratos. Ha publicado sus art¨ªculos y fotos en EL PA?S o en el libro Medio Tiempo, prologado por Atxaga, que me present¨® a Ernesto hace 25 a?os. Bernardo lo hab¨ªa conocido por su hermano, el historietista Mikel Valverde, ilustrador de sus libros. El otro d¨ªa, antes de la vuelta de la Supercopa, escrib¨ª a Ernesto: ¡°El mayor peligro son los primeros 20 minutos de Messi¡±. Y ¨¦l respondi¨®: ¡°Te equivocas. El mayor peligro son los primeros 90 minutos de Messi¡±. Pero Messi no fue Messi y el Athletic pareci¨® un retrato de su entrenador. Un equipo tan rom¨¢ntico merec¨ªa un tipo as¨ª.
El bar de Viandar de la Vera, el pueblecito de C¨¢ceres donde naci¨®, decora sus paredes con im¨¢genes de Valverde. Es el orgullo del pueblo. Cuando era un beb¨¦ se instal¨® con sus padres en Vitoria, pero mantiene vivas las ra¨ªces. En el bar, ya habr¨¢n colgado la foto del lunes de agosto en el que Ernesto llev¨® a Bilbao a una de esas glorias inesperadas, que son las mejores.
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