Esas peque?as cosas que fastidian en los aviones

Tiene derecho a permanecer callado, tiene derecho a reclinar su asiento, tiene derecho a quitarse los zapatos. Hasta ah¨ª, todo correcto. Pero unos calcetines con solera, ese ni?o tan extrovertido o ese maldito respaldo que se desploma sin avisar sobre los meniscos pueden convertir tu vuelo en un calvario o, como poco, poner a prueba tu paciencia y dotes diplom¨¢ticas.

a.- Le rezas a san Herodes.

b.- Te chivas a sus pap¨¢s.

c.- Juras que en cuanto el avi¨®n aterrice te har¨¢s la vasectom¨ªa (o una ligadura de trompas).

d.- Les regalas un boli y un papel, para que pinten monigotes.

3.- El pasajero de delante reclina abruptamente el respaldo haciendo crujir tus meniscos

a.- No haces ni dices nada, piensas que est¨¢ en su derecho. T¨² haces lo mismo.

b.- Clavas con odio tu mirada en su cogote.

c.- Planeas peque?as, mezquinas venganzas. Por ejemplo, empujar bruscamente el respaldo con las rodillas (esto funciona mejor si esperas a que se duerma o a que est¨¦ tomando caf¨¦, y que conste que yo no lo hago).

d .- Le pides, con buenas maneras, que vuelva a poner el respaldo en posici¨®n vertical (si no te hace caso, pasas al punto 2).

e.- Te chivas a la azafata

4.- Te toca un vecino con ganas de pegar la hebra (dar la vara, con incontinencia verbal, un charlat¨¢n compulsivo)

a.- Escuchas con estoicismo y respondes con amabilidad.

b.- Le dices que no te cuente su vida.

c.- Te arrepientes de no haber seguido el consejo de William Hurt en su papel de escritor de gu¨ªas en El turista accidental, de Lawrence Kasdan: "Lleve siempre consigo un libro para protegerse de los extra?os. Uno solo. Es un error muy com¨²n sobreestimar el tiempo que tenemos".

5.- Las luces de la cabina se apagan para que los pasajeros puedan dormir, pero te apetece seguir leyendo

a.- Enciendes el foco que hay sobre tu asiento.

b.- Cierras el libro e intentas dormir, ya lo acabar¨¢s luego.

c.- Abres la persiana de la ventanilla para que entre el sol de medianoche.

d.- Llamas a la azafata para que te cuente un cuento.

6.- Te toc¨® el asiento de en medio. Y tus vecinos, diestro y siniestro, han tomado ya posesi¨®n de los reposabrazos

a.- Escondes los antebrazos entre las piernas, as¨ª no se te enfr¨ªan las manos.

b.- Ejerces una presi¨®n leve, pero continua, hasta que uno de los dos retira el brazo o te da un codazo.

c.- Haces, como de pasada, un comentario sobre ¡°ese herpes tan contagioso¡± que te ha salido en las mu?ecas.

7.- Te toc¨® ventanilla, tienes que ir al ba?o, pero el pasajero junto al pasillo se ha dormido

a.- Te aguantas, ya eres mayorcito.

b.- Le despietas con dulzura.

c.- Pones a prueba tu flexibilidad y dotes como contorsionista.

d.- Llamas a la azafata y le dices que tienes ganas de hacer pis.

8.- Alguien se descalza. Por el olor, deduces que sus pies han estudiado cante con Farruquito

a.- Empiezas a dar palmas, procurando no perder el comp¨¢s.

b.- Rezas para que el avi¨®n se despresurice, para que caigan las mascarillas de ox¨ªgeno.

c. - Le pides a la azafata un vino blanco que maride con el queso fuerte.

Y t¨², ?qu¨¦ har¨ªas en estos casos?