Seropositivos en Indonesia: criminalizados y marginados
Pol¨ªticas locales que restringen acceso a antirretrovirales y el rechazo religioso a los m¨¦todos anticonceptivos condenan a los seropositivos al ostracismo
Las sandalias de Maya aguardan junto a un par de zapatos masculinos a los pies de la escalera del sal¨®n de masajes; que no es tal. Las callejuelas se inundan de clientes aquejados de dolores lumbares; que no son tales. En el barrio rojo de Yakarta todo es evidente y nada se manifiesta como lo que es. M¨¢s de 1.000 prostitutas, muchas infectadas de VIH, malviven y trabajan en los angostos recodos del centro de la capital de Indonesia. ¡°Yo no sab¨ªa nada de ¡®esto¡¯ antes. Usaba condones dependiendo de las preferencias de los clientes¡±, dice Maya sin contar. ¡°Muchos imam [l¨ªderes religiosos musulmanes] buscan nuestros servicios, para luego criticarnos durante los sermones en las mezquitas¡±, apunta esta seropositiva de 42 a?os calz¨¢ndose; sus sandalias y su dosis diaria de hipocres¨ªa.
Mientras el resto del planeta celebra la reducci¨®n de la epidemia del SIDA, Indonesia es el ¨²nico pa¨ªs del sudeste asi¨¢tico en el que los niveles de contagio no han disminuido. El cuarto pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo ha sufrido el avance incontrolado del virus en la ¨²ltima d¨¦cada; afectando a casi 700.000 personas; sobre todo prostitutas, drogadictos y miembros de la comunidad LGBTI (gay, lesbiana, bixesual, transexual e intersexual). ¡°Datos recientes sugieren que el crecimiento de la epidemia puede estar ralentiz¨¢ndose. Indicios esperanzadores, aunque es pronto para confirmarlos¡±, puntualiza David Bridger, asesor pol¨ªtico de la Agencia de Naciones Unidas para el SIDA (UNAIDS) en Indonesia. Pese a las previsiones, el actual impacto del virus en el archipi¨¦lago asi¨¢tico es devastador. En Pap¨²a Occidental, por ejemplo, se han detectado 5.000 infecciones de SIDA.
En Pap¨²a y las islas menos desarrolladas del este de Indonesia, la incidencia del virus est¨¢ condicionada a las pobres infraestructuras y al dif¨ªcil acceso a servicios b¨¢sicos. Pero en el caso de las provincias m¨¢s pr¨®speras, los esfuerzos por reducir la expansi¨®n del SIDA se ven mermados por las pol¨ªticas locales y los prejuicios religiosos del pa¨ªs con mayor poblaci¨®n musulmana del mundo. ¡°Gobiernos locales establecen medidas para cerrar lokalisasis [distritos de prostituci¨®n]. Esto contradice las pol¨ªticas nacionales de sanidad p¨²blica para la prevenci¨®n de la transmisi¨®n sexual del VIH, basadas en reforzar el acceso de las prostitutas a servicios de salud¡±, explica el propio Bridger en referencia al cierre del mayor barrio-burdel del sudeste asi¨¢tico.
Hace un a?o, las autoridades de Surabaya organizaron una redada en el barrio de Dolly. El cierre del conocido burdel, que concentraba m¨¢s de 3.000 prostitutas, supuso el desplazamiento interno de muchas infectadas de SIDA y la proliferaci¨®n de un problema que antes estaba controlado. ¡°La medida se produjo por los recortes en las ayudas y ha propagado el problema a lo largo y ancho de la ciudad. Antes era m¨¢s f¨¢cil dar servicio a los enfermos y ahora no sabemos donde trabajan¡±, explica Rudhy Wedhasmara, director de ORBIT (Our Rights to Be Independent). Su centenar de trabajadores sociales atiende a muchos de los 20.000 seropositivos y drogadictos de Surabaya, la segunda ciudad m¨¢s poblada de Indonesia. Rudhy, abogado de minor¨ªas desfavorecidas, tambi¨¦n responsabiliza al islamismo radical de la discriminaci¨®n de los colectivos en riesgo de contraer el virus. Grupos religiosos locales han llegado a boicotear lel encuentro Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales e Intersexuales (ILGA), en el que se pretend¨ªa coordinar medidas para combatir la expansi¨®n del SIDA.
¡°Muchos reglamentos locales tienen una clara intenci¨®n moralista, en vez de la orientaci¨®n de salud p¨²blica que se les suponen. Por ejemplo, el ayuntamiento de Bengkulu [en Sumatra] prohibi¨® la venta de preservativos a parejas que no certificasen su matrimonio¡±, explica Anindita Gabriella, miembro del Centro de Investigaci¨®n de VIH/SIDA de la Universidad de Atmajaya de Yakarta. Hace pocos meses, este centro se hizo eco de una investigaci¨®n publicada en la revista m¨¦dica The Lancet, en la que cient¨ªficos se mostraban preocupados por la ¡°criminalizaci¨®n [de los grupos en riesgo] y los m¨¦todos punitivos de aplicaci¨®n de la ley [que] espolean la epidemia del VIH¡±. Los expertos llamaban ¡°al Gobierno de Indonesia a reducir estrategias sancionadoras que son contraproducentes para controlar la epidemia¡±. Las cr¨ªticas del centro de investigaci¨®n indonesio van m¨¢s all¨¢ y mencionan medidas contradictorias que imposibilitan el acceso a m¨¦todos para prevenir contagios. Por un lado, el reglamento relativo al VIH promueve la distribuci¨®n de condones para reducir su transmisi¨®n. Mientras que otros estatutos consideran la existencia de profil¨¢cticos como evidencias para el cierre de salones de masaje, bares y dem¨¢s destinos sexuales.
Los drogadictos enfermos de SIDA tambi¨¦n sufren las pol¨ªticas discriminatorias. ¡°El n¨²mero de heroin¨®manos en busca de agujas esterilizadas ha pasado de 1.800 a menos de la mitad en s¨®lo cuatro meses, desde que el gobierno organizase redadas en el centro de Yakarta. Pueden estar escondidos. O quiz¨¢s se hayan pasado a la metadona. Pero ese cambio debe ser voluntario y no por la presi¨®n policial¡±, explica Sabam Maruli, de 42 a?os. El coordinador de la organizaci¨®n local Karisma, encargada de asistir a seropositivos en las ¨¢reas m¨¢s conflictivas de Yakarta, tambi¨¦n cuenta que muchos enfermos han sido rechazados en centros de salud de la capital.
Zunita Mutalib, de 52 a?os y m¨¦dico responsable de los tratamientos con antirretrovirales (ATR) en la cl¨ªnica del distrito de Senen, en Yakarta, explica el papel del fanatismo: ¡°El gobierno intenta cambiar la situaci¨®n pero las infecciones aumentan por la presi¨®n religiosa. Antes ten¨ªamos condones en todas las unidades de este Puskesmas [ambulatorio en el idioma local bahasa], pero las quejas de la comunidad musulmana redujeron su distribuci¨®n a servicios especiales como el m¨ªo¡±. La unidad de la doctora Zunita ofrece tratamiento diario a 120 pacientes, seropositivos y drogadictos, y ella tiene claras las medidas necesarias para reducir la epidemia: ¡°Los condones y las nuevas jeringuillas previenen la expansi¨®n del VIH, aunque la Unidad Nacional de Narc¨®ticos est¨¦ en contra de la distribuci¨®n de agujas esterilizadas. La religi¨®n en este pa¨ªs frena nuestros esfuerzos contra el SIDA¡±, concluye mientras se ajusta el hiyab (velo que cubre cabeza y torso de las mujeres musulmanas en Indonesia).
El limitado acceso a jeringuillas esterilizadas para drogadictos es factor directo en el aumento de las infecciones. Tauguh Hastanto, de 32 a?os, empez¨® a inyectarse hero¨ªna a los 14 y recibe tratamiento antirretroviral desde que contrajese la enfermedad hace cinco a?os. ¡°Empec¨¦ a compartir agujas cuando estuve en la c¨¢rcel. All¨ª la situaci¨®n es muy hip¨®crita porque es f¨¢cil conseguir hero¨ªna pero los guardias castigan a los presos que piden jeringuillas nuevas. Las autoridades no quieren admitir que existe tr¨¢fico dentro de prisi¨®n¡¡±, cuenta quien pas¨® varios periodos entre rejas. Tauguh lleva m¨¢s 2 a?os limpio pero desempleado porque muchos jefes obligan a los trabajadores a hacer p¨²blico su estatus, despidiendo a los seropositivos.
Proteger la privacidad de los enfermos
Consciente de la discriminaci¨®n que sufren los colectivos en riesgo, la Coalici¨®n Indonesia contra el SIDA (IAC) cre¨® una aplicaci¨®n m¨®vil gratuita para facilitar el acceso a unidades de prevenci¨®n y tratamiento del SIDA, al tiempo que preserva la identidad de los usuarios. Basta con seleccionar el ¨¢rea en la que el paciente se encuentra para que el servicio informe de las cl¨ªnicas cercanas en las que se ofrecen test de VIH y asistencia relacionada. La aplicaci¨®n fue dise?ada por el director de la organizaci¨®n, y tambi¨¦n seropositivo, Aditya Wardhana en 2013, y ya cuenta con m¨¢s de 7.000 usuarios e informaci¨®n de 3.000 cl¨ªnicas con actualizaciones cont¨ªnuas del Ministerio de Salud en una web. ¡°Indonesia est¨¢ muy por debajo del resto de pa¨ªses de la regi¨®n en cuanto a pol¨ªticas de prevenci¨®n. Existe un decreto nacional que proh¨ªbe la cobertura sanitaria completa de drogadictos y enfermos de SIDA aunque una ley del Ministerio de Salud estipule lo contrario¡±, explica Arie Rahadi, consejero de investigaci¨®n de la coalici¨®n. No s¨®lo las leyes del gobierno son contradictorias, sino tambi¨¦n sus informaciones. El pasado febrero, la Asociaci¨®n de Planificaci¨®n Familiar de Indonesia (PKBI, en sus siglas locales) tuvo que desmentir p¨²blicamente al Ministro de Industria, quien dijo que el VIH se contagiaba a trav¨¦s de la ropa.
Desinformaci¨®n y discriminaci¨®n condenan a los enfermos de SIDA al ostracismo. ¡°La comunidad musulmana expuls¨® a mi familia de nuestro barrio cuando conocieron mi estado. Ahora mis padres ni me hablan¡±, cuenta Akke Sartika, de 33 a?os. Hace mucho que Akke dej¨® de compartir jeringuillas y cama con diferentes personas para costearse las dosis. Pero el estigma del VIH le ha perseguido en los cinco ¨²ltimos empleos de los que fue despedida por su enfermedad. Ahora trabaja para una organizaci¨®n que ayuda a otros seropositivos a salir de la marginaci¨®n: ¡°Antes no sab¨ªa que era ilegal despedir por esos motivos. Pero es mejor trabajar aqu¨ª. Entre los m¨ªos. Este es nuestro ¨²ltimo refugio¡±.
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