Saint-Tropez, de Bardot a Rihanna
La localidad francesa ha pasado de ser un modesto pueblo a un refugio para las estrellas
Antes de convertirse en playa de moda a finales de los cincuenta y de quedar invadida por estrellas de Hollywood ¡ªy luego por celebridades sin oficio ni beneficio¡ª, Saint-Tropez fue una peque?a localidad que solo unos happy few lograban localizar en el mapa. Por sus concurridas y empedradas calles circulan hoy personajes como Leonardo DiCaprio, Rihanna o Paris Hilton. Pero en su d¨ªa esta antigua colonia griega, situada en una min¨²scula pen¨ªnsula de la Costa Azul, fue solo un pueblo de pescadores que sorb¨ªan vasos de pastis en los bares del puerto.
Su improbable transformaci¨®n en capital del pijer¨ªo tur¨ªstico empez¨® a finales del siglo XIX. El escritor Guy de Maupassant firm¨® la segunda parte de Bel ami en Saint-Tropez, por donde luego pasar¨ªan Gustave Flaubert o Evelyn Waugh, de quien se dice que frecuent¨® los reputados burdeles del lugar. Pocos a?os despu¨¦s, el pintor Paul Signac se instal¨® en el pueblo, seducido por sus atardeceres rosados, y la dio a conocer en los c¨ªrculos parisinos. Personajes como Picasso, Jacques Pr¨¦vert y Ana?s Nin pasar¨ªan temporadas en el lugar, igual que el peculiar m¨¦nage ¨¤ trois formado por Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Claude Lanzmann.
Colette, quien tal vez fue la escritora m¨¢s estelar de su ¨¦poca, se compr¨® una morada en el lugar, sorprendida por su ¡°sol formidable¡± y su ¡°cielo azul eterno¡±. M¨¢s tarde lo har¨ªa Fran?oise Sagan, mundana legendaria e hija pr¨®diga de la localidad, a la que logr¨® inmortalizar en Bonjour tristesse, la novela que la convirti¨® en estrella literaria a los 18 a?os. Sagan decidi¨® marcharse cuando, desde el balc¨®n del H?tel du Ponche, descubri¨® que una decena de yates se hab¨ªan adentrado en un puerto.
En 1956, el estreno de Y Dios cre¨® a la mujer, rodada por Roger Vadim, convirti¨® a Saint-Tropez en un s¨ªmbolo de libertad en la Francia de la posguerra. Y a su protagonista, Brigitte Bardot, en la mejor embajadora del lugar ante el mundo entero. La actriz se compr¨® la mansi¨®n de La Mandrague, donde organiz¨® fiestas legendarias con actores como Jean-Paul Belmondo o Alain Delon, quien tambi¨¦n rod¨® La piscina en Saint-Tropez junto a su entonces pareja, Romy Schneider.
Transformada en capital yey¨¦ y luego en sede oficiosa del amor libre, la localidad no tard¨® en acoger a estrellas internacionales. Por ejemplo, Mick Jagger se cas¨® con Bianca P¨¦rez en este pueblo.
En los noventa, por las llamadas soir¨¦es blanches del magnate Eddie Barclay, fiestas que obligaban a los asistentes a vestir de color blanco, pasaron Jack Nicholson, Barbra Streisand, Elton John y Rod Stewart. En su decena de hoteles de cinco estrellas se siguen hospedando hoy celebridades de nuestra ¨¦poca. Veranean en Saint-Tropez parejas como Brad Pitt y Angelina Jolie, Beyonc¨¦ y Jay Z, David y Victoria Beckham o Kate Moss y Jamie Hince, asiduos del Club 55, uno de los puntos de encuentro m¨¢s exclusivos, junto con el VIP Room o Les Caves du Roy, sito en el m¨ªtico Hotel Byblos. Lo fund¨® un empresario liban¨¦s que aspiraba a seducir a Bardot. Cuentan que no tuvo ¨¦xito, pero por lo menos se hizo rico.
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