El h¨¦roe tr¨¢gico de Palmira
El historiador Jaled Asaad, director durante medio siglo de la ciudad hist¨®rica, ha sido decapitado por el Estado Isl¨¢mico
El cuerpo ensangrentado, colgado de un poste por las mu?ecas, ten¨ªa atado en la cintura un cartel con los pecados que hab¨ªan motivado esa muerte atroz. Fue un ap¨®stata. Represent¨® al r¨¦gimen de Bachar el Asad en ¡°conferencias de infieles¡± en el extranjero. Se encarg¨® de cuidar ¡°los ¨ªdolos¡±... A sus pies, la cabeza seccionada, de pelo blanco, llevaba todav¨ªa las gafas de gruesos cristales que le hac¨ªan identificable. Era el historiador Jaled Asaad, de 82 a?os, director durante medio siglo de la ciudad hist¨®rica de Palmira, en el centro de Siria.
Cuando, en mayo, las hordas del autodenominado Estado Isl¨¢mico se acercaban al enclave, patrimonio de la humanidad, el director general de los museos sirios, Maamun Abdelkarim, llam¨® a Asaad para suplicarle que se pusiera a salvo en Damasco. El anciano se neg¨®. ¡°He nacido aqu¨ª, aqu¨ª he pasado mi vida, no me voy, incluso si tengo que morir. Voy a pelear por esta ciudad y rechazar la presencia de estos b¨¢rbaros¡±. Mientras los yihadistas entraban en Palmira, Asaad, su hijo Walid y su yerno lograron enviar a la capital unas 400 piezas del museo arqueol¨®gico, que de otro modo habr¨ªan acabado destruidas o, m¨¢s probablemente, vendidas en el mercado negro del arte.
Aunque se licenci¨® en Historia en Damasco, Asaad era autodidacta en arqueolog¨ªa. Desde los a?os sesenta se implic¨® en la excavaci¨®n y restauraci¨®n de los monumentos, que hab¨ªa estudiado palmo a palmo. Era la fuente imprescindible para los investigadores internacionales. Palmira era su vida. Tanto que cuando se retir¨®, en 2003, dej¨® a su hijo las riendas del yacimiento. Asaad pertenec¨ªa al partido Baaz, claro. Como todos los funcionarios. Pero no se le conoc¨ªa una participaci¨®n activa en pol¨ªtica. Lo suyo eran las piedras y las inscripciones.?
El historiador pensaba que el Estado Isl¨¢mico ten¨ªa poco que ganar con ¨¦l: despu¨¦s de todo, era un jubilado. Pero se equivocaba. Hace un mes lo detuvieron para interrogarlo. Quer¨ªan que les dijera, ¨¦l que todo lo sab¨ªa, d¨®nde estaban escondidos los tesoros de Palmira. ¡°?Pero si no hay oro!¡±, les insist¨ªa. El pasado martes, lo arrastraron a una plaza y lo decapitaron en p¨²blico.?
Oasis del desierto, parada en la ruta de las caravanas, nexo de los imperios asi¨¢ticos con el Mediterr¨¢neo y ciudad floreciente bajo el Imperio Romano, Palmira representa todo lo que los fan¨¢ticos odian: la apertura, el cruce de culturas, el intercambio, el amor por el arte, la sofisticaci¨®n... Palmira desaf¨ªa con su belleza el oscurantismo y la brutalidad. Ahora esos b¨¢rbaros se han adue?ado de sus vestigios, que usan como escudo. Saben que nadie se atrever¨ªa a bombardearlos. Eso s¨ª, se han encargado de sembrar minas para dinamitarlos en cuanto tengan que irse.
Jaled Asaad se ha convertido en un h¨¦roe tr¨¢gico. Dedic¨® su vida a salvar el legado de sus antepasados, que es nuestro legado. Posiblemente nunca imagin¨® que morir¨ªa por ¨¦l. Una decisi¨®n que sus verdugos, tan aficionados a los m¨¢rtires, ser¨¢n incapaces de entender.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.