Asperger
La Uni¨®n Europea, que naci¨® como un ideal de solidaridad, ha sido desbordada y avergonzada por la crisis migratoria
He conocido a un ni?o con s¨ªndrome de Asperger, un trastorno del desarrollo cerebral. El chico es bueno e inteligente, pero le cuesta comunicarse con las dem¨¢s personas. A veces, cuando le presentan a un nuevo amigo, se queda callado, encerrado en su mutismo, incapaz de hacer contacto. Otras veces, su dificultad para expresarse le produce una gran frustraci¨®n, que descarga golpeando a otros chicos. La suya es una enfermedad de la empat¨ªa: cuando golpea o agrede verbalmente a otro ni?o, no llega a entender que lo lastima. No percibe los sentimientos ajenos.
Lo mismo le est¨¢ ocurriendo a Europa. La uni¨®n que naci¨® como un ideal de solidaridad ha sido desbordada y avergonzada por la crisis migratoria de este verano ¡ªla mayor desde la II?Guerra Mundial¡ª: centenares de muertos tratando de cruzar el Mediterr¨¢neo, la isla griega de Kos atestada de refugiados, masas de inmigrantes en Calais. Y en respuesta, peleas entre miembros de la UE, ataques neonazis a centros de refugiados en Alemania, vallas y polic¨ªas en las fronteras de Hungr¨ªa...
Con su ineptitud para coordinar una reacci¨®n, la Uni¨®n Europea suscribe t¨¢citamente lo que gritan l¨ªderes de extrema derecha como Nigel Farage o Marine Le Pen: ¡°No es mi problema, extranjero. No me cuentes tu vida. Yo no tengo la culpa¡±. Pero eso es cruelmente falso. Las oleadas migratorias desde Oriente Pr¨®ximo y ?frica no podr¨ªan existir sin la destrucci¨®n del Estado que causaron precisamente las intervenciones militares occidentales en Irak y Libia. La incapacidad para comprender el da?o causado por uno mismo es un s¨ªntoma t¨ªpico de Asperger.
Sin tratamiento, el s¨ªndrome se agrava: ahora se est¨¢ extendiendo hacia el interior del continente. Temerosas de los dem¨¢s, las sociedades europeas levantan fronteras unas contra otras. Partidos contrarios a la UE ganan votos en las principales econom¨ªas, los nacionalismos se refuerzan al interior de los Estados miembros, los prejuicios dividen a los europeos del norte y del sur... El problema siempre son los ¡°otros¡±, no ¡°nosotros¡±. La soluci¨®n parece ser aislarnos cada vez m¨¢s, hasta que solo quedemos dos o tres personas por pa¨ªs.
Hay otras formas de actuar. De hecho, los EE?UU de Obama proponen justo lo contrario: regularizar inmigrantes, pactar con Ir¨¢n, restablecer relaciones con Cuba, en suma, abrir las puertas del castillo y hablar con los dem¨¢s. El Asperger europeo, como el del ni?o que conoc¨ª, tiene cura. Pero para alcanzarla, el paciente ¡ªo sus responsables¡ª deben reconocer su enfermedad.
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