Explosi¨®n en Zaragoza

En julio, ocho ancianos perdieron la vida en el incendio de un geri¨¢trico de Cuarte. El pasado lunes, seis personas murieron en la explosi¨®n de una pirotecnia de Garrapinillos. En marzo, las riadas del Ebro provocaron inundaciones que daban miedo. Esas son las razones por las que, ¨²ltimamente, Zaragoza ha abierto las noticias de Espa?a.

Siempre fue as¨ª. El estrellato de Zaragoza en los medios nacionales ha tenido que ver, a menudo, con la desgracia. La Expo o las gestas del Real Zaragoza han sido de las pocas excepciones en d¨¦cadas. Si alguien conociera de Zaragoza solo lo que ha reinado en los principales titulares, creer¨ªa que es un lugar maldito, pese a estar amparado por la mism¨ªsima Virgen del Pilar.

Hablo de Zaragoza porque es donde vivo y porque resulta llamativo que eso ocurra con una ciudad de su talla. Pero se podr¨ªa decir algo id¨¦ntico de muchos sitios. En especial, ¡°la Espa?a inadvertida¡± lo tiene crudo para brillar con fuerza en los informativos. Y mejor que no lo haga. Al prime time le fascinan los lugares en los que parece que nunca pasa nada cuando en ellos sucede lo peor. Lo peor, que a cada rato es regalado por la realidad, se demuestra casi imbatible en la carrera por impactar en la audiencia. Esa es la clave.

Salvo despiste, la gente de Teruel, Soria, Zamora o Palencia solo puede aspirar a reconocerse en lo m¨¢s caliente de la informaci¨®n si sufren una tragedia, que, al final, suele derivar en otra. En 1990 Puerto Hurraco padeci¨® una desdicha que lo puso en el mapa. La siguiente, en forma de estigma, no hay manera de que se la sacuda de encima.