La ciencia de las Abuelas
Hace 30 a?os, un grupo de genetistas desarroll¨® todo un campo de investigaci¨®n para encontrar a los ni?os robados por la dictadura argentina
Todo empez¨® con un recorte de peri¨®dico, una peque?a noticia que dec¨ªa que un hombre se someter¨ªa a un an¨¢lisis para demostrar su paternidad. En ese momento, se encendi¨® la bombilla en la cabeza de las Abuelas de la Plaza de Mayo, que llevaban a?os buscando la forma de probar que sus nietos robados eran hijos e hijas de sus hijas e hijos. En muchos casos, ten¨ªan pruebas circunstanciales, datos que coincid¨ªan, fotos, denuncias, parecidos¡ Pero nada definitivo que sirviera ante un juez o que pudiera darles la tranquilidad de que se trataba de su nieto. "?Existe algo biol¨®gico?", se preguntaban. La respuesta dar¨ªa una gran oportunidad a la gen¨¦tica para reivindicarse despu¨¦s de un siglo de horrores cometidos con su ayuda.
Estos d¨ªas se anunci¨® a la nieta recuperada n¨²mero 117, una mujer a la que se hab¨ªa arrebatado su identidad, un delito de lesa humanidad. Es la ¨²ltima buena noticia surgida del medio millar de nietos que las Abuelas vienen buscando desde que entre 1976 y 1983 la dictadura c¨ªvico-militar desapareciera a miles de personas y a los hijos de muchos represaliados, algunos de ellos nacidos durante el cautiverio de sus madres. La nieta 117?, y la mayor¨ªa de los que le precedieron, se encontraron gracias al Banco Nacional de Datos Gen¨¦ticos, creado por Ra¨²l Alfons¨ªn en 1987, donde reposa la informaci¨®n gen¨¦tica de las familias que buscan a sus criaturas robadas, ahora ya treinta?eros. Pero cuando las Abuelas comenzaron su b¨²squeda la ciencia todav¨ªa no proporcionaba respuestas.
Muchos cient¨ªficos le dijeron a las Abuelas de la Plaza de Mayo que no hab¨ªa manera de identificar a sus nietos si los padres estaban desaparecidos
¡°Ellos pensaban que a los hijos de los subversivos hab¨ªa que entregarlos a buenas familias, pensaban que iban a salirse con la suya, que podr¨ªan desaparecer a miles de personas, apoderarse de sus descendientes y que iba a quedar en secreto. Que pod¨ªan hacer un genocidio y que no se iba a saber¡±, afirma con serenidad V¨ªctor Penchaszadeh, genetista argentino. Mientras trabajaba en la Universidad Cornell de Nueva York le dio una de las primeras alegr¨ªas a las Abuelas, que llevaban meses viajando por todo el mundo en busca un cient¨ªfico que les ofreciera algo de luz a partir de aquella noticia de la prueba de paternidad. ¡°Les dije que s¨ª, que no era algo esot¨¦rico, que la ciencia pod¨ªa ayudarlas¡±, recuerda. Si se puede probar la paternidad deb¨ªa poderse probar la abuelidad, pens¨®, y a partir de ese nexo comenz¨® a formarse un grupo con los mejores genetistas del momento decididos a ayudar a las Abuelas. Era 1982, y la democracia todav¨ªa tardar¨ªa un a?o en llegar a Argentina, as¨ª como los primeros resultados del trabajo de estos cient¨ªficos.
Penchaszadeh, que se hab¨ªa exiliado siete a?os antes tras sufrir un intento de secuestro por parte de los terroristas ultraderechistas de la Triple A, introdujo en el grupo de trabajo a la prestigiosa genetista Mary-Claire King. Esta cient¨ªfica norteamericana es hoy mundialmente reconocida por haber identificado los genes responsables del c¨¢ncer de mama y que ya en 1973 hab¨ªa convulsionado al mundo al identificar que humanos y chimpanc¨¦s son gen¨¦ticamente id¨¦nticos en un 99%. Hoy, adem¨¢s, es imposible hablar de King sin mencionar su trabajo en favor de los derechos humanos, que comenz¨® gracias a las Abuelas. King explica que cuando conoci¨® el problema argentino se embarc¨® sin dudarlo por el reto cient¨ªfico y por razones emocionales: ella, por aquel entonces, ten¨ªa la edad de las hijas de las Abuelas y su propia hija ten¨ªa la edad de las nietas y nietos que estaban tratando de recuperar.
La dictadura cre¨ªa que podr¨ªa apoderarse de sus descendientes y que iba a quedar en secreto. Que pod¨ªan hacer un genocidio y que no se iba a saber¡±, afirma Penchaszadeh
¡°El mayor problema cient¨ªfico planteado por las Abuelas¡±, asegura King a Materia, ¡°era la forma de obtener una prueba definitiva de la identidad de un ni?o, dado que los padres estaban desaparecidos y presuntamente muertos. Este problema era mucho m¨¢s dif¨ªcil que las pruebas de paternidad, sobre todo en la d¨¦cada de 1980, antes de la prueba de ADN moderno¡±. ¡°Las Abuelas hab¨ªan ido a distintos centros de investigaci¨®n por toda Europa y les hab¨ªan dicho: ¡®No, se?oras, olv¨ªdense, esto es imposible¡±, rememora Penchaszadeh, se?alando la dificultad de ligar a un nieto con una abuela cuando falta la informaci¨®n gen¨¦tica de toda la generaci¨®n intermedia, la de las madres y padres represaliados; la sangre establece el v¨ªnculo, pero la de los progenitores no est¨¢. Penchaszadeh, King y un buen grupo de expertos en distintas disciplinas de las principales universidades norteamericanas se lanzaron a resolver este rompecabezas gen¨¦tico.
La identificaci¨®n se hace a partir de las caracter¨ªsticas gen¨¦ticas de una persona, buscando sus lazos de parentesco. Para ello se usa el c¨¢lculo de probabilidades: tenemos muchas caracter¨ªsticas gen¨¦ticas particulares, pero para la identificaci¨®n humana se usa un peque?o n¨²mero de marcadores que presentan gran variaci¨®n entre la poblaci¨®n, por lo que las probabilidades de que coincidan en dos personas sin parentesco son remot¨ªsimas. El trabajo con el ADN no estaba suficientemente desarrollado entonces, por lo que se acudi¨® a productos de la sangre ¡ªla histocompatibilidad, la informaci¨®n que se observa para que no haya rechazo en los transplantes¡ª, variantes de prote¨ªnas que est¨¢n en el torrente sangu¨ªneo y que se heredan. ¡°Lo que nosotros dise?amos fue la parte de an¨¢lisis probabil¨ªstico: que una determinada constelaci¨®n de marcadores gen¨¦ticos sea veraz y no debido al azar¡±, explica Penchaszadeh.
Las Abuelas bromeaban con la idea de que el ADN mitocondrial, que las ligaba a sus nietos, era la prueba de que Dios es una mujer
Frente a la prueba de paternidad, llamaron a su trabajo el ¨ªndice de abuelidad: una f¨®rmula matem¨¢tico-probabil¨ªstica que fue evolucionando con el avance de la ciencia, desde la histocompatibilidad hasta los an¨¢lisis bioinform¨¢ticos del ADN. Ese 99,99% de fiabilidad que necesitaban para reclamar a sus nietos. A finales de 1983, las Abuelas estaban en condiciones de dar por encontrada a la primera nieta: Paula Eva Logares. En diciembre, el primer d¨ªa h¨¢bil tras la recuperaci¨®n de la democracia, se interpuso la denuncia para sacarle sangre a ella, a sus familiares biol¨®gicos y a sus apropiadores.
A pesar del ¨¦xito con Logares, el sistema era todav¨ªa muy rudimentario: "Esos an¨¢lisis requer¨ªan mucho del ojo humano, porque ten¨ªas que poner bajo el microscopio las muestras de sangre y surg¨ªan muchos problemas", lamenta Penchaszadeh. Por ello, King sigui¨® trabajando hasta dar con una herramienta mucho m¨¢s ¨²til y muy simb¨®lica: "El ADN mitocondrial se hereda ¨²nicamente de las madres, por lo que cada descendiente, hijo o hija, tiene exactamente la misma secuencia de ADN mitocondrial que su madre. Por lo tanto, una abuela materna o t¨ªa materna o primo materno, cualquier familiar ligado a trav¨¦s de las madres, podr¨ªa ofrecer una evidencia exacta de la identidad de un ni?o", aclara la genetista.
King explica que el ADN mitocondrial fue particularmente ¨²til porque proporciona secuencias muy variables, casi ¨²nicas para cada familia: desarrollaron la secuenciaci¨®n del ADN mitocondrial para las Abuelas, una herramienta que hoy en d¨ªa se utiliza ampliamente. La genetista recuerda que esta l¨ªnea materna del ADN gust¨® especialmente a las Abuelas, que bromeaban diciendo que era la prueba de que Dios era mujer, que hab¨ªa puesto eso ah¨ª para ayudarlas. Una marca oculta en la biolog¨ªa que ligaba directamente a las abuelas con sus nietos y que tumb¨® los siniestros planes de la dictadura.
La gen¨¦tica y los derechos humanos
Los militares, ante los jueces, dec¨ªan que el trabajo de los cient¨ªficos era "vud¨²", recuerda King, pero ya hab¨ªan perdido la batalla decisiva. En 1984, publicaban en una revista cient¨ªfica el logro obtenido con Logares: La gen¨¦tica humana y los derechos humanos: La identificaci¨®n de las familias de los ni?os secuestrados. Ese mismo a?o, la Asociaci¨®n Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en ingl¨¦s) celebrar¨ªa un simposio en Nueva York que abordar¨ªa estos avances en la gen¨¦tica de la identificaci¨®n de las personas: "?Podemos ir?", preguntaron las Abuelas. "Son ustedes las que han originado toda esta investigaci¨®n, ?c¨®mo no van a poder ir?", les respondieron. Quer¨ªan escucharlas.
La gen¨¦tica es como un martillo, se puede utilizar para construir o para matar", resume King
La tenacidad de aquellas mujeres en la b¨²squeda de sus nietos hab¨ªa hecho avanzar un campo de la ciencia a marchas forzadas. Y, lo que para muchos ser¨ªa m¨¢s importante, lo hab¨ªa dignificado. En aquellos esfuerzos colabor¨® Eric Stover, profesor de Berkeley, desde su puesto como director del programa de Ciencia y Derechos Humanos de la AAAS; hoy considera que la aportaci¨®n de la gen¨¦tica en el caso de Argentina fue el primer episodio en el que la ciencia fue determinante en el fomento de los derechos humanos.
V¨ªctor Penchaszadeh se muestra especialmente orgulloso de este aspecto: "Siempre hay que resaltar lo mucho que le aportaron las Abuelas a la gen¨¦tica, que ten¨ªa un pasado oscuro. La gen¨¦tica se us¨® para violar los derechos humanos durante mucho tiempo: eugenesia, racismo, genocidios... Se us¨® para muchas cosas terribles y de pronto aparece una buena causa. La gen¨¦tica como herramienta para hacer valer un derecho humano. Permitieron saldar una deuda". No obstante, Penchaszadeh recuerda que nada de eso hubiera sido posible sin el empuje del Gobierno de Alfons¨ªn, primero, y cuando gobiernos recientes tumbaron las leyes de punto final. "Hace falta mucho apoyo institucional: en este aspecto la madre patria, Espa?a, tiene mucho que aprender de la Argentina", denuncia el genetista, en referencia a los millares de espa?oles que todav¨ªa permanecen enterrados en cunetas.
La aportaci¨®n de Mary-Claire King a los derechos humanos se construy¨® en Argentina, pero ya ha ayudado en una docena de pa¨ªses de todo el globo a identificar a represaliados y desaparecidos a manos de sangrientos dictadores, guerras y genocidios, poniendo una y otra vez la gen¨¦tica al servicio de las mejores causas: El Salvador, Guatemala, Hait¨ª, Ruanda, M¨¦xico, Chile, Honduras, Etiop¨ªa, Filipinas, los Balcanes... "La gen¨¦tica es una herramienta y como cualquier herramienta, que se pueden usar para el bien o el mal. Un martillo se puede utilizar para construir o para matar", asegura King. E ilustra: "Nosotros usamos la gen¨¦tica para construir casas indestructibles para el regreso de los ni?os robados".
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