Barbarie

El pasado agosto volvieron los toros a la plaza de Illumbe, en Donostia, y los taurinos, como est¨¢bamos contentos, decidimos tomarnos los consabidos exabruptos animalistas con cierto buen humor. Adem¨¢s, repetir una vez m¨¢s los argumentos ya sobados y desatendidos es cosa que aburre a las ovejas¡­ y seguro que aburrirlas es maltrato animal y se enfadar¨¢n a¨²n m¨¢s con nosotros. La ¨²nica novedad ha sido que a la luz de la enc¨ªclica del papa franciscano ¡ª¡°hermano Francisco, no te acerques mucho¡­¡±¡ª se han desempolvado las condenas eclesiales de la fiesta taurina desde hace siglos. Lo cual me parece un argumento a favor, no contra: algo prohibido juntamente por los papas y por Bildu no puede ser malo del todo¡­

De lo que no me bajo es de que b¨¢rbaros fueron y son quienes tratan a los hombres como animales o viceversa: el c¨ªclope Polifemo, el tirano Falaris¡­ y Cal¨ªgula, que nombr¨® senador a su caballo. Otros casos: esa portavoz bildutarra que ha advertido a la mayor¨ªa municipal: ¡°Si recuperan las corridas, que no nos vengan luego hablando de las v¨ªctimas de ETA¡±. O ese bienintencionado animalista que, al leer tuits obscenos alegr¨¢ndose de la cogida de Fran Rivera, protest¨® que ¨¦l est¨¢ contra el sufrimiento de todos los animales, toreros incluidos.

El peor y m¨¢s famoso de esta estirpe fue Adolf Hitler, cuyas dos primeras leyes fueron para proteger a la Madre Tierra y los animales. Luego conden¨® a jud¨ªos, homosexuales, gitanos, etc¨¦tera¡­ Por cierto, como era tan antitabaquista como antisemita, invent¨® lo de advertir ¡°Fumar mata¡± en las cajetillas, despu¨¦s asumido por nuestras democracias intimidatorias. Claro que en su caso hubiera debido poner para ser m¨¢s exacto: ¡°Fumar tambi¨¦n mata¡±¡­