Desafortunados sin infortunio

Mariano Rajoy dijo el 31 de julio que le pareci¨® ¡°absolutamente reprochable¡± lo que se o¨ªa en las grabaciones de la Operaci¨®n P¨²nica, en las cuales, por ejemplo, uno dec¨ªa ser diputado para tocarse los huevos.

Eso de ¡°reprochable¡± se parece mucho al caso de quien se propin¨® sin querer un martillazo en los dedos y exclam¨®: ¡°?C¨¢spita!¡±.

Para las dos situaciones, a todos se nos ocurren palabras m¨¢s expresivas del enfado.

Si un amigo quiere vivir a nuestra costa y sin dar ni golpe, no diremos ¡°qu¨¦ reprochable es su actitud¡± sino que m¨¢s bien la calificaremos como indigna, insultante, o propia de un caradura, un aprovechado, un jeta.

Rajoy dijo ¡°reprochable¡± donde otros usan ¡°desafortunado¡±, que casi tanto da. Algunos de sus correligionarios calificaron con este segundo adjetivo el hecho de que un ministro recibiera en su despacho al imputado Rodrigo Rato. Y tambi¨¦n lo emplearon como disculpa el PP de Cuenca y el alcalde de Villares del Saz, Jos¨¦ Luis Valladolid, despu¨¦s de que ¨¦ste hubiera llamado ¡°puta barata podemita¡± a la portavoz del PSOE en Castilla-La Mancha, Cristina Maestre.

El idioma espa?ol ofrece muchos t¨¦rminos que condenar¨ªan mejor el improperio del alcalde de Villares

¡°Desafortunado¡± significa, como es obvio, ¡°sin fortuna¡±; y tambi¨¦n ¡°desacertado, inoportuno¡±. Seg¨²n esa l¨®gica, el insulto de ¡°puta barata¡± resultar¨ªa una cuesti¨®n de mala suerte, una inoportunidad semejante a la del desgraciado a quien le sobreviene el diluvio en pleno descampado despu¨¦s de haberse olvidado el paraguas en el cine.

El idioma espa?ol ofrece muchos t¨¦rminos que condenar¨ªan mejor el improperio del alcalde de Villares: un comentario machista, retr¨®grado, vejatorio, injurioso, inicuo, cruel¡­, incluso cavern¨ªcola (con perd¨®n de los ancestrales antepasados de Atapuerca, seguramente mejor hablados).

El regidor asegur¨® adem¨¢s en su mensaje de disculpa: ¡°En ning¨²n momento pretend¨ªa insultar¡±. Caramba, es dif¨ªcil no insultar cuando se emplea un insulto.

S¨ª podr¨ªamos tomar todo como un tropez¨®n si hubiera querido decir otra cosa, por ejemplo ¡°pura¡± en vez de ¡°puta¡±. Confundirse en eso s¨ª habr¨ªa sido verdadera mala suerte.

L¨¢stima que el alcalde a?adiera ¡°barata¡±, porque este adjetivo rara vez acompa?a a la palabra ¡°pura¡± y en cambio aparece con frecuencia detr¨¢s de ¡°puta¡±, lo cual delata una acci¨®n poco casual.

¡°Desafortunado¡±, ¡°reprochable¡±, ¡°un error¡±¡­ Ciertos pol¨ªticos acuden a esos t¨¦rminos cuando comentan la conducta de un compa?ero pillado con las manos en la masa o que hablaba con la boca sucia. Con ello intentan presentar como un mal momento lo que en realidad parec¨ªa un mal pensamiento.

Y no ser¨¢ por falta de palabras. Bien que las hallar¨¢n cuando se trate de un adversario. Entonces s¨ª se expresan con verdadera espontaneidad, siguiendo el ejemplo de quien se golpea con un martillo al colocar un clavo.