Comentaristas en fuera de juego
Volvi¨® el f¨²tbol, y con ¨¦l ese lenguaje t¨®pico, a veces incorrecto. A veces falt¨®n. A veces vulgar
La Liga ha regresado, y con ella el estadio ¡°absolutamente abarrotado¡±, como si existiera la opci¨®n de que estuviera a veces ¡°abarrotado a medias¡±. Vuelve el Madrid a medirse al Bar?a, pese a que nadie ha prohibido que se mida con ¨¦l, que es lo correcto. Cada partido ¡°arranca¡± y s¨®lo ¡°arranca¡±, pues est¨¢n castigados ¡°empieza¡±, ¡°comienza¡± o ¡°se inicia¡±.
Los porteros no se situar¨¢n entre los palos sino ¡°bajo palos¡± (y sin art¨ªculo), quiz¨¢ porque ¡°bajo palos¡± suena solemne como aquello de ¡°bajo palio¡±. Se incursionar¨¢ un delantero en ¡°ese ¨¢rea¡± o ¡°en el otro ¨¢rea¡±, y no en ¡°esa ¨¢rea¡± o ¡°la otra ¨¢rea¡±. Alg¨²n equipo marcar¨¢ ¡°en el tiempo de descuento¡± y no en el tiempo a?adido, sin que el comentarista parezca percatarse de que un jugador puede marcar en los minutos que se suman pero no en los que se restan.
Adem¨¢s, el equipo que va el primero aumentar¨¢ un d¨ªa su ventaja y oiremos que es ¡°m¨¢s l¨ªder¡±; por tanto, que es ¡°m¨¢s el primero¡±, del mismo modo que el portero menos batido ser¨ªa ¡°m¨¢s el portero¡±.
Y escucharemos de nuevo esas confusas concordancias verbales: ¡°Si el Atl¨¦tico ganase, se pondr¨¢ l¨ªder¡± (en vez de ¡°se pondr¨ªa¡±); o ¡°si el Atl¨¦tico gana, se pondr¨ªa l¨ªder¡± (en vez de ¡°se pondr¨¢¡±). O sea, que no se oyen mucho las combinaciones certeras: ¡°si ganase se pondr¨ªa¡±, ¡°si gana se pondr¨¢¡±.
Cuando el resultado contin¨²a inalterado en el marcador (que no ¡°inalterable¡±, salvo que el partido haya terminado), dir¨¢ el narrador que ¡°sigue valiendo el gol de Fulano¡±, como si se pudieran anular los goles unos minutos despu¨¦s de concedidos y por tanto fuese noticia que siguieran valiendo.
Curiosa costumbre del periodismo deportivo espa?ol con ese uso insistente del t¨¦rmino ¡°colegiado¡±
Un jugador cambia el bal¨®n desde la banda izquierda a la derecha, o viceversa, y alguien proclamar¨¢ entonces que ¡°ha invertido el juego¡±, lo que significar¨ªa atacar de repente contra la propia porter¨ªa. Y nos contar¨¢n que un futbolista que se retira lesionado ¡°cojea visiblemente¡±, lo cual induce a pensar que se puede cojear sin que se note.
Los ¨¢rbitros ser¨¢n siempre ¡°colegiados¡±, aunque se trate de una competici¨®n internacional y procedan de pa¨ªses donde no est¨¦n organizados en un colegio. (Curiosa costumbre del periodismo deportivo espa?ol con ese uso insistente del t¨¦rmino ¡°colegiado¡±, a menudo como primera referencia. Los m¨¦dicos tambi¨¦n son colegiados, pero nadie dice ¡°fui al colegiado y me prescribi¨® una gastroscopia¡±).
En fin, volvi¨® el f¨²tbol; y con ¨¦l, ese lenguaje t¨®pico, a veces incorrecto, reiterativo, a veces absurdo. A veces falt¨®n. A veces vulgar (¡°el Madrid ha palmao con el Rayo¡±, ¡°se la ha comido el portero¡±). Pero tambi¨¦n l¨®gico, porque el f¨²tbol es una suerte de probeta donde se reproduce la realidad entera. Y todo lo que ocurre en el f¨²tbol sucede tambi¨¦n en la vida. Incluido el descuido del idioma.
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