Las fuentes

Es sorprendente el poco caso que hacemos a los dem¨¢s cuando, en la mayor¨ªa de los asuntos, la ¨²nica receta para no meter la pata es escuchar otras opiniones y tratar de informarte un poco antes de soltar los rebuznos que tratamos de disfrazar de criterio propio. En la campa?a electoral sucede a menudo, bastar¨ªa que un candidato se apoyara en los errores habituales de sus contrincantes por ese exceso de entusiasmo mitinero para que ganara votos sin demasiado esfuerzo. Alguien dijo que las elecciones no las gana uno, sino que las pierden los otros y no es mala receta para la propia actividad. El otro d¨ªa, un amigo de Barcelona al que le encanta Madrid me dijo que solo le molestaba una cosa de la capital, la falta de fuentes p¨²blicas para beber. En el momento me pareci¨® una observaci¨®n tan absurda como incorrecta. Y a malas, se me ocurr¨ªan doscientas cosas peores de mi ciudad.

Pero sin embargo, me tom¨¦ el trabajo de hacer una prospecci¨®n. Siempre me ha fastidiado que los restaurantes no pongan una jarra de agua del grifo de manera autom¨¢tica en cada mesa para que los comensales puedan disfrutar de la buena agua de Madrid. Lo entiendo como una deformaci¨®n comercial que nadie se atreve a corregir. Pero paseando me di cuenta de que muchas de las fuentes en las calles que hab¨ªa conocido en mi infancia ya no exist¨ªan. A lo mejor mi amigo ten¨ªa m¨¢s raz¨®n de la aparente. No soy conspiranoico. Por ejemplo, a¨²n no me he cre¨ªdo del todo que alguien interesado haya esparcido piojos entre los escolares espa?oles durante los ¨²ltimos a?os para fomentar un negocio que mueve 26 millones de euros anuales en lociones y preparados para exterminarlos. As¨ª que lo mejor era buscar datos.

En el distrito de Centro, por donde se mueven los paseantes y turistas, pero tambi¨¦n los atribulados ciudadanos en busca de un papel administrativo o una gesti¨®n burocr¨¢tica, oficio paralelo de todo espa?ol, seg¨²n datos oficiales solo hay 27 fuentes p¨²blicas de agua potable, es decir, un grifo cada cuatro kil¨®metros. Al parecer, el nuevo gobierno municipal contabiliza la p¨¦rdida de unas 2.000 fuentes p¨²blicas en Madrid durante los ¨²ltimos 35 a?os. El ansia privatizadora, que a¨²n amenaza a la empresa del agua de la capital, y la maldad municipal, que logr¨® cimas como cargarse la ley de uso que proteg¨ªa los locales de cines y teatros, puede que hayan hecho un trabajo tranquilo y callado, desapercibido para los vecinos. Enhorabuena.