Pantera Jones
Muchos de sus 67 a?os los ha vivido de noche, en grandes fiestas. Se ha convertido en un modelo para las divas del momento. Desde peque?a decidi¨® que hab¨ªa nacido para pecar
"Nac¨ª. Sucedi¨® el d¨ªa que menos se me esperaba¡±. As¨ª empieza su biograf¨ªa Grace Jones, con un par de frases cortas que dejan claro que estamos ante una existencia poco predecible. Esta cantante, ave nocturna, exmodelo, icono de la moda y actriz se ha decidido a contar su agitada vida en un libro publicado por la editorial neoyorquina Simon and Schuster que se publicar¨¢ a finales de septiembre en Estados Unidos y Reino Unido. Lleva por t¨ªtulo Nunca escribir¨¦ mis memorias, en referencia a un verso de su canci¨®n Art Groupie (1981). Al final la convencieron, con el argumento de que en alg¨²n momento alguien lo har¨ªa antes que ella. Resumir sus experiencias en 400 p¨¢ginas no ha debido de ser tarea f¨¢cil, teniendo en cuenta que vive con el horario de los vampiros y llega horas tarde a sus citas.
Jones ha sido chica Bond, consumido ¨¢cido con los ?ngeles del Infierno, actuado para la reina de Inglaterra y golpeado a un entrevistador televisivo por darle la espalda. A los 67 a?os contin¨²a haciendo las cosas a su manera. Este verano particip¨® en el festival de Hyde Park de Londres, y sali¨® al escenario en topless, con el cuerpo pintado con motivos tribales. Remat¨® su show subida en los hombros de un vigilante de seguridad y mezcl¨¢ndose entre el at¨®nito p¨²blico que no se atrev¨ªa ni a tocarla. Una actuaci¨®n que dej¨® a la de los Rolling Stones a la altura del bet¨²n. Ella atribuye esta vitalidad incombustible a su dieta de vino tinto y ostras, aunque su eterna juventud probablemente tenga m¨¢s que ver con su inconformismo e independencia.
Jones sigue siendo un referente de j¨®venes estrellas del espect¨¢culo. Ella se niega a esgrimir falsa modestia y reivindica su condici¨®n de pionera lanzando unos cuantos dardos envenenados a las cantantes Lady Gaga, Madonna, Annie Lennox, Katy Perry, Rihanna, Miley Cyrus, FKA Twigs, Kane West y a una artista a la que ella se refiere como Doris.
No son m¨¢s que sus pupilos, dice. Rechaz¨® una colaboraci¨®n con Lady Gaga porque no la considera lo suficientemente original y cree que el panorama musical peca de complaciente. ¡°El problema de las mileys y las dorises es que no tienen visi¨®n a largo plazo. Siempre hay una sustituta preparada. Me dan l¨¢stima. Pierden la cabeza, el norte. Y aunque aparentan ser ind¨®mitas, no son libres¡±, opina en un extracto de sus memorias publicado por el Sunday Times. ¡°Visten como si desafiaran al status quo pero esas ropas, muecas, tatuajes y pechos al aire son el status quo¡±, sentencia.
Nacida en Jamaica e hija de un pastor, fue bautizada como Grace Beverly Jones, un nombre de sonoridad dulce y recatada que poco ha influido en su car¨¢cter. Su infancia estuvo marcada por unos padres ausentes que hab¨ªan emigrado a Estados Unidos. Ella y sus cinco hermanos fueron criados por su abuela y el violento marido de esta a base de golpes y lecturas de la Biblia. Cuando al cabo de 10 a?os los padres les reclamaron en EE UU, Grace ya hab¨ªa decidido que se dedicar¨ªa a pecar.
Empez¨® enrol¨¢ndose en un curso para ser profesora de espa?ol (de esas lecciones le viene, dice ella, la vena dominatrix, por lo de la disciplina, no por el espa?ol) pero pronto recal¨® en comunas hippies y prob¨® todas las drogas que ca¨ªan en sus manos. Alguien sugiri¨® que ganase algo de dinero como modelo y fich¨® por Wilhemina, la agencia a la que pertenec¨ªan las caras menos convencionales de Nueva York. La propia Wilhemina la anim¨® a viajar a Europa, donde pens¨® que encajar¨ªa mejor. La agente estaba en lo cierto y su llegada a Par¨ªs fue apote¨®sica. ¡°Par¨ªs me ador¨®¡±, relata en su libro. ¡°No tanto por mi aspecto si no por lo chalada que estaba¡±.
En la capital francesa comparti¨® piso con Jerry Hall y Jessica Lange, un apartamento que usaban poco m¨¢s que como un almac¨¦n para el champ¨¢n. Jones y Hall en especial se hicieron ¨ªntimas. En ocasiones sal¨ªan a fiestas con pol¨ªticos, iban casi desnudas; en el caso de la jamaicana con purpurina y un collar africano de huesos como ¨²nica ropa. ¡°A Jerry le gustaba divertirse de una manera feroz¡±, recuerda Jones. Ambas compet¨ªan por los mismos hombres, pero seg¨²n la caribe?a era ella la que terminaba llev¨¢ndoselos a la cama, lo que sacaba de las casillas a la ex de Mick Jagger.
En Par¨ªs tambi¨¦n conoci¨® al dise?ador japon¨¦s Issey Miyake, que en 1976 la contrat¨® para liderar un desfile en el que todas las modelos eran de raza negra. Los actores Michael Douglas y Jack Nicholson se presentaron despu¨¦s del pase con dos limusinas. Nicholson invit¨® a todas las modelos a unirse a ellos. El actor fue cit¨¢ndolas una a una a lo largo de la noche. Jones fue la ¨²nica que no cay¨® rendida a sus encantos. O eso jura.
Su etapa como top fue corta. En Par¨ªs empez¨® a tomar clases de canto, pero pronto supo que su atractivo no resid¨ªa en sus cuerdas vocales. Arropada por el esp¨ªritu art¨ªstico de la capital francesa se transform¨® en una artista iconoclasta, que supl¨ªa su moderado talento musical con una personalidad ¨²nica, una sensualidad agresiva y un sentido innato para la est¨¦tica. Se transform¨® en una criatura comehombres, entre pantera y alien¨ªgena, que forma ya parte del imaginario pop. Como artista volvi¨® a Nueva York, en donde se sumergi¨® en las fiestas del c¨¦lebre club Studio 54. All¨ª se cruz¨® con Andy Warhol. La artista recuerda poco del encuentro, ya que se hab¨ªa fumado un cigarro de marihuana impregnado en polvo de ¨¢ngel que le pas¨® la travesti Divine.
Lo que s¨ª le viene a la memoria es que Woody Allen y Truman Capote eran otros dos de los invitados. Warhol la llevaba con frecuencia a la Factory y all¨ª le preguntaba por el tama?o del miembro viril de cada uno de sus amantes. ¡°Era su manera de mostrar que se preocupaba por ti¡±, asegura. La cantante era la ¨²nica que consegu¨ªa que Warhol saliera a bailar. Lo mismo suced¨ªa con Michael Jackson. Seg¨²n Jones los dos estaban hechos el uno para el otro y deber¨ªan haber contra¨ªdo matrimonio. Ella no se ha casado, pero s¨ª ha tenido un hijo, Paulo, nacido de su relaci¨®n con el ilustrador y fot¨®grafo Jean Paul Goude, art¨ªfice de las im¨¢genes que la han hecho pasar a la historia.
Una periodista brit¨¢nica relat¨® en una ocasi¨®n en un art¨ªculo para The Guardian que la cantante la bes¨® durante una entrevista en la que terminaron aullando a la luna. Pero Jones mantiene en su libro que la ¨²nica mujer con la que le hubiera gustado estar es su amiga y rival, la incombustible Tina Turner.
La reina del disco ha terminado, al menos por ahora, afincada en Londres, un lugar que tolera mejor que ning¨²n otro lo exc¨¦ntrico. Una de sus grandes amigas en la ciudad del T¨¢mesis es la modelo Kate Moss, otro referente que siempre ha hecho lo que le ha dado la gana. Se apoyan mutuamente, pero discuten a menudo por diferencias en cuestiones sem¨¢nticas. Moss le dice que es la ¨²nica artista que merece ser llamada diva, pero Jones odia esa palabra. ¡°Se ha abusado de ella. Ll¨¢menme otra cosa. Ll¨¢menme por mi nombre. No soy una diva, ?soy una Jones!¡±.
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