Refugiados
Mientras en Alemania se suceden las cr¨ªticas a la canciller por su generosidad, me voy quedando mucho m¨¢s tranquila. Mucho m¨¢s triste, tambi¨¦n
Siempre ha habido ricos y pobres, y los refugiados no han sido una excepci¨®n. La Historia est¨¢ plagada de tragedias humanas semejantes cuyas v¨ªctimas han recibido tratos muy dispares en distintos pa¨ªses, incluso en el de acogida. Francia fue la naci¨®n m¨¢s sensible y acogedora del mundo para cualquier exiliado hasta que, en 1939, recibi¨® a medio mill¨®n de republicanos espa?oles que fueron recluidos en campos de concentraci¨®n que ni siquiera merec¨ªan tal nombre, simples playas cercadas, sin servicios, sin edificios, sin agua, nada m¨¢s que las alambradas, el cielo, el mar y la arena. Varios factores, el n¨²mero, la situaci¨®n sociopol¨ªtica, la ideolog¨ªa del Gobierno de turno, influyen en este tipo de fen¨®menos, lo s¨¦, pero precisamente por eso me sorprendi¨® tanto, a favor desde luego, la actitud del Gobierno alem¨¢n en la ¨²ltima crisis de los refugiados. En mi asombro hab¨ªa, sin embargo, una punta de inquietud, una nota de amargura. Me resultaba dif¨ªcil asumir tanta generosidad y compasi¨®n por parte de un negociador tan duro, tan despiadado e indiferente frente al drama cotidiano que viven los griegos. Ante una emergencia humanitaria, y la situaci¨®n de Grecia, aunque mucho m¨¢s leve que la tragedia siria, lo es, se debe acudir a ayudar a la gente, en lugar de reprocharle fantasmales responsabilidades colectivas. Hasta hace unos d¨ªas, los millones de euros que bailaban en las hospitalarias promesas que Merkel hizo a los refugiados me parec¨ªan un buen punto de partida para debatir todo esto, pero la fiesta se ha acabado ya, tan deprisa que parece que no ha pasado nada. Mientras en Alemania se suceden las cr¨ªticas a la canciller por su generosidad, me voy quedando mucho m¨¢s tranquila. Mucho m¨¢s triste, tambi¨¦n.
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