Burkina Faso, la resistencia tambi¨¦n fue tuiteada

Hace poco menos de un a?o en Burkina Faso se produc¨ªa un episodio poco habitual. Lo que empez¨® como una protesta ciudadana acab¨® con el derrocamiento del presidente, despu¨¦s de que el ej¨¦rcito diese su apoyo a los manifestantes. El presidente era Blaise Compaor¨¦, llevaba m¨¢s de 27 a?os en el poder y anunci¨® su renuncia a trav¨¦s de Twitter mientras hu¨ªa a Costa de Marfil. Mientras se preparaba la campa?a electoral para unos comicios presidenciales que deb¨ªan acabar con la transici¨®n y escoger un nuevo presidente, se produjo un nuevo episodio sorprendente. Un golpe de estado ejecutado por un reducido grupo de militares del cuerpo de ¨¦lite del Regimiento de Seguridad Presidencial (RSP) y la consiguiente reacci¨®n de los ciudadanos burkineses. Una semana despu¨¦s, la crisis no ha concluido pero ya se puede repasar la resistencia en las redes sociales que ha acompa?ado a la de las calles de diferentes ciudades del pa¨ªs.

Durante los acontecimientos de octubre de 2014, la sociedad civil result¨® fundamental en el levantamiento. Y las redes sociales tuvieron un papel, b¨¢sicamente, de altavoz. Los principales actores no estuvieron demasiado activos en los momentos m¨¢s calientes de la crisis, m¨¢s all¨¢ de la in¨¦dita dimisi¨®n 2.0 de Compaor¨¦. Quiz¨¢ las redes sociales no sirvieron para organizar a los ciudadanos ni para movilizarlos masivamente, pero s¨ª para que la informaci¨®n fluyera hacia el extranjero y para que la comunicaci¨®n entre activistas, movimientos solidarios y la di¨¢spora burkinesa fuese m¨¢s sencilla. En el nuevo reto, las redes sociales y los ciberactivistas han tenido un papel m¨¢s activo.

Todo comenzaba el mi¨¦rcoles, 16 de septiembre. Cuando algunos twiteros burkineses compart¨ªan las informaciones confusas de fuentes locales, que hablaban en t¨¦rminos de toma de rehenes de la detenci¨®n por parte de militares del presidente de la transici¨®n Michel Kafando, del primer ministro Yacouba Isaac Zida y dos de sus ministros. Los mensajes reflejaban la confusi¨®n que se viv¨ªa en el pa¨ªs, a pesar de que poco a poco se iban despejando algunas dudas sobre el incidente. Miembros del cuerpo de ¨¦lite del RSP hab¨ªan irrumpido en el Consejo de Ministros y se hab¨ªan llevado a los m¨¢ximos responsables pol¨ªticos del Estado burkin¨¦s.

A partir de ese momento, la actividad en las redes sociales se volvi¨® fren¨¦tica. Los mensajes trataban de esclarecer, fundamentalmente, d¨®nde se encontraban los miembros del Gobierno, cu¨¢les eran los movimientos de los militares insurgentes e, inmediatamente, c¨®mo reaccionaban los ciudadanos. As¨ª, el hashtag #Lwili, el utilizado por los miembros de la comunidad de twitteros burkineses, junto con la etiqueta m¨¢s general de #Burkina se llenaron de informaciones m¨¢s o menos confirmadas, opiniones y llamadas a la acci¨®n. Algunos ve¨ªan en este movimiento de los militares la oportunidad de reforzar el protagonismo que los ciudadanos hab¨ªan conseguido durante su levantamiento de octubre de 2014, cuando la presi¨®n popular puso en fuga al anterior presidente, Blaise Compaor¨¦.

La del mi¨¦rcoles fue una jornada larga en las redes sociales, los primeros posicionamientos de los partidos pol¨ªticos del pa¨ªs o las llamadas a las manifestaciones de organizaciones de la sociedad civil como Balai Citoyen, que tuvo un papel fundamental en la movilizaci¨®n contra el antiguo r¨¦gimen se difundieron con rapidez, junto a otros mensajes propios de un momento en el que no se sabe qu¨¦ est¨¢ ocurriendo.

A partir de la toma de rehenes, que se produjo a mediod¨ªa, se compartieron m¨¢s de 16.000 mensajes en el hashtag #Burkina y m¨¢s de 8.000 en #Lwili hasta la medianoche. En ambos casos, la herramienta de monitorizaci¨®n de Twitter, Analytics Topsy, se?alaba que el mensaje con m¨¢s impacto hac¨ªa referencia a la concentraci¨®n cerca del palacio de Kossyam.

Aunque era un hecho, la confirmaci¨®n del golpe de Estado no lleg¨® hasta el jueves, cuando un uniformado, el coronel Bamba, ley¨® en la televisi¨®n p¨²blica un comunicado en el que anunciaba la dimisi¨®n del presidente Michel Kafando y el surgimiento del Consejo Nacional de la Democracia (CDN) liderado por el general Gilbert Diend¨¦r¨¦. Sus im¨¢genes fueron tambi¨¦n repetidamente compartidas en las redes sociales al mismo tiempo que se insist¨ªa en la resistencia ciudadana en la capital del pa¨ªs Ouagadougou y sobre las v¨ªctimas civiles que ya se estaban produciendo.

En todo caso, las motivaciones de los golpistas no terminaban de estar del todo claras y se multiplicaban las hip¨®tesis. La sombra del antiguo presidente Blaise Compaor¨¦ y el rechazo de algunas de las candidaturas m¨¢s pr¨®ximas al antiguo r¨¦gimen para las pr¨®ximas elecciones, el resultado de la autopsia al cad¨¢ver exhumado del hist¨®rico l¨ªder revolucionario Thomas Sankara y el proyecto de disoluci¨®n del RSP, un cuerpo de ¨¦lite excesivamente aut¨®nomo y pr¨®ximo a Compaor¨¦, se mezclaban en las hip¨®tesis.

Los mensajes a trav¨¦s de las redes sociales durante los ¨²ltimos d¨ªas ca¨®ticos en Burkina Faso, han servido tambi¨¦n para difundir la toma de posici¨®n de diferentes gobiernos e instituciones internacionales. De esta manera, los propios burkineses han podido tomar el pulso de la opini¨®n p¨²blica mundial, aunque en algunos casos eso no cambiase demasiado su situaci¨®n.

Junto a las llamadas a la movilizaci¨®n de las organizaciones de la sociedad civil y de personalidades como el presidente del parlamento de transici¨®n Cheriff Sy, los usuarios de Twitter han compartido las im¨¢genes de las actuaciones de protesta m¨¢s all¨¢ de Ouagadougou, donde aparentemente se estaba jugando el futuro del pa¨ªs. M¨¢s all¨¢ de la capital, las ciudades de las regiones mostraron inmediatamente su rechazo al golpe y las comunidades burkinesas de la di¨¢spora se rebelaron en todo el mundo. Seguramente estas muestras de resistencia pretend¨ªan animar las de los ciudadanos que se encontraban en Ouaga, mucho m¨¢s cerca del epicentro de los acontecimientos y del peligro.

Romper el silencio

Como ocurre a menudo, los medios de comunicaci¨®n independiente fueron uno de los principales y primeros objetivos de los golpistas. En un pa¨ªs como Burkina Faso, el control de las radios (el medio con m¨¢s predicamento entre la poblaci¨®n) se hac¨ªa fundamental y por eso, varias fueron atacadas y silenciadas, al menos, en un primer momento. En este caso, las redes sociales, han supuesto un aliado para los medios en este juego del gato y el rat¨®n y, aunque con menos seguimiento que las ondas, la actividad de difusi¨®n de informaci¨®n a continuado a trav¨¦s de la red de los 140 caracteres. El caso paradigm¨¢tico ha sido el de Radio Omega, pretendidamente acallada a trav¨¦s del fuego, se ha mantenido viva y muy activa en Twitter o la emergente Radio Resistance, surgida precisamente como respuesta al golpe.

En paralelo, se han puesto en marcha iniciativas de urgencia relacionadas con el entorno virtual. Algunos miembros del colectivo Balai Citoyen han puesto en marcha desde la di¨¢spora un portal de informaci¨®n de informaci¨®n, Burkina News, que, por cierto, incluye una radio que emite a trav¨¦s de Skype. Por otro lado, un grupo de ciberactivistas han puesto en marcha un mapa en el sistema de cartograf¨ªa de c¨®digo abierto, OpenStreetMapp, en el que se visibilizan los lugares en los que se han producido actos de resistencia. Uno de los impulsores de la iniciativa ha se?alado que la voluntad es ir incorporando capas con otras informaciones en funci¨®n de las necesidades de la poblaci¨®n civil y de c¨®mo se desarrollen los acontecimientos en el pa¨ªs. Igualmente, estos ciberactivistas han habilitado un perfil de Twitter que va de la mano del hashtag #lwilisocial. A trav¨¦s de esta herramienta pretenden compartir informaciones pr¨¢cticas, que pueden ir desde la necesidad de donaciones de sangre hasta los servicios b¨¢sicos disponibles para los ciudadanos. Sin ir m¨¢s lejos, las gasolineras o farmacias abiertas.

Una forma de expresi¨®n

Finalmente, una de las utilidades de las redes sociales ha sido proyectar la posici¨®n de la ciudadan¨ªa y llegar a ser escuchados por aquellos que pueden tener poder de decisi¨®n. El ejemplo m¨¢s claro ha sido la reacci¨®n ante la propuesta de acuerdo con los golpistas. A trav¨¦s de las redes sociales una mayor¨ªa de los usuarios han mostrado su radical desacuerdo con el documento presentado por los negociadores que durante la jornada del s¨¢bado se sentaron junto al general Diend¨¦r¨¦. El domingo el presidente senegal¨¦s y presidente de la CEDEA, Macky Sall, y el presidente de Benin, Yayi Boni, enviado como mediador, por la organizaci¨®n regional africana, anunciaron la resoluci¨®n del conflicto. El presidente de la transici¨®n Michel Kafando, ser¨ªa restituido en su cargo, se recuperar¨ªan las instituciones anteriores al golpe de los miembros del RSP y se organizar¨ªan elecciones en noviembre, con la posibilidad de que los candidatos rechazados anteriormente pudiesen comparecer. Sin embargo, los militares golpistas quedar¨ªan amnistiados.

Las reacciones fueron inmediatas, un gobierno con la sombra de unos golpistas libres no era viable, como tampoco lo era la impunidad despu¨¦s de un ataque a las instituciones democr¨¢ticas. Ni las organizaciones de la sociedad civil, ni una parte de los partidos de la oposici¨®n, ni los ciudadanos individuales estaban dispuestos a aceptar la amnist¨ªa para el general Diend¨¦r¨¦, ni el resto de responsables del golpe.

Esta nueva resistencia desencaden¨® otro de los momentos calientes de la crisis. El jefe del Estado Mayor, tomaba una posici¨®n firme y ordenaba el lunes a los miembros del RSP deponer su actitud. En paralelo varias columnas de blindados y otros efectivos sal¨ªan de las regiones hacia Ouaga para escenificar el apoyo del ej¨¦rcito a la sociedad civil y al r¨¦gimen de la transici¨®n. La poblaci¨®n aplaud¨ªa esta movilizaci¨®n y jaleaba a los veh¨ªculos militares a su paso. En las redes se reflejaba ese mismo jaleo.

Una vez en la capital, la inc¨®gnita era si se producir¨ªa un encontronazo entre el ej¨¦rcito regular y los miembros golpistas del RSP. Y mientras algunos alimentaban el fantasma de la guerra civil otros informaban de que la situaci¨®n era tensa pero que se manten¨ªa la paz. Al mismo tiempo, el martes, varios presidentes de pa¨ªses de la regi¨®n se encontraban en Ouaga para reforzar la mediaci¨®n. Sin embargo, el papel de la diplomacia no ha terminado de quedar claro. Los activistas transmit¨ªan los ¨¢nimos de un Kafando que cada vez se encontraba m¨¢s cerca de recuperar su puesto como presidente de la transici¨®n. Finalmente, el golpe se dio definitivamente por desactivado cuando el propio Kafando anunciaba que se hab¨ªa reincorporado a su responsabilidad y el golpista Diend¨¦r¨¦ ped¨ªa disculpas ante la prensa internacional.

La particular idiosincrasia de los burkineses le llev¨® a replicar la actitud de la que hicieron gala despu¨¦s del levantamiento de 2014. Tras las protestas y los enfrentamientos en Ouaga, los ciudadanos se han implicado en la limpieza de las calles de manera comunitaria.

La diferencia en esta ocasi¨®n respecto a cualquier otra posibilidad de expresar sus opiniones es que los usuarios de Twitter y los ciberactivistas, en general, han tenido la oportunidad de interpelar directamente a los art¨ªfices de esta propuesta de acuerdo y a otros l¨ªderes mundiales para dejarles clara su posici¨®n a trav¨¦s de las redes sociales. Y lo han hecho con Macky Sall, pero tambi¨¦n con el presidente franc¨¦s Fran?ois Hollande, con el embajador galo en Bukina Faso o con la cuenta de la embajada estadounidense en el pa¨ªs africano, por ejemplo.

Estos activistas han vuelto a sumar su apoyo al de la resistencia que se planteaba al golpe de estado en las calles y en los despachos, pero en esta ocasi¨®n han a?adido nuevas capacidades. Durante una semana se han compartido m¨¢s de 85.000 mensajes con el hashtag #Burkina y m¨¢s de 51.000 con #Lwili. La comunidad de ciberactivistas burkineses, con el apoyo de los de otros pa¨ªses africanos, ha continuado creciendo y madurando ante una crisis que, al cierre de este art¨ªculo, todav¨ªa tiene algunas inc¨®gnitas abiertas.