La doble desgracia de los afectados por la talidomida
El Tribunal Supremo considera prescrito el da?o, lo que deja a los damnificados espa?oles sin compensaci¨®n
En 1957 comenz¨® a comercializarse en Alemania ¡ªsin receta, porque era ¡°tan inocuo como un caramelo¡±¡ª un medicamento que aliviaba los mareos del embarazo. Lo hab¨ªa patentado el laboratorio Gr¨¹neltal y en poco tiempo se vend¨ªa ya en muchos pa¨ªses. Apenas un a?o despu¨¦s empezaron a nacer ni?os sin brazos, sin piernas y con otras graves malformaciones. En un primer momento se atribuyeron a las pruebas nucleares de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Pero siguieron naciendo ni?os deformes y cuando en 1961 se estableci¨® la causa, el f¨¢rmaco fue retirado en Alemania y otros pa¨ªses, pero no en Espa?a, donde estuvo autorizado hasta 1963 y se prescribi¨® incluso m¨¢s tarde, porque no exist¨ªa una vigilancia farmacol¨®gica digna de tal nombre.
Para entonces hab¨ªan nacido ya m¨¢s de 10.000 ni?os, unos 3.000 de ellos en Espa?a, pero su historia no ha sido la misma. Los afectados tuvieron que luchar para que el laboratorio asumiera sus responsabilidades ¡ªhasta 50 a?os despu¨¦s no pidi¨® perd¨®n¡ª y se les reconociera el derecho a una compensaci¨®n. En Alemania, por iniciativa del Gobierno, el laboratorio se avino ya en 1971 a crear una fundaci¨®n con una dotaci¨®n de 200 millones de marcos. Pero los afectados nacidos en Espa?a han tenido que lidiar con una doble desgracia: que a sus madres les fuera prescrito el f¨¢rmaco, incluso cuando ya se sab¨ªa el da?o que provocaba, y vivir en un pa¨ªs que no protege suficiente a los consumidores y con un sistema de justicia que a veces no lo parece. En los a?os en que se produjo el desastre ni siquiera pod¨ªan saber que hab¨ªa otros afectados. Cuando por fin lo descubrieron y pudieron reunirse, ya apenas quedaban unos 500 supervivientes. Lucharon en diversos frentes, pero siempre chocaron con el mismo problema: demostrar que sus madres hab¨ªan tomado talidomida, y hasta 2010 no lograron que se reconociera oficialmente la existencia del problema. Pero el decreto del Gobierno que lo hac¨ªa pon¨ªa tales condiciones de prueba que solo 24 afectados fueron reconocidos como v¨ªctimas. Cuarenta a?os despu¨¦s no era f¨¢cil encontrar una receta o un historial m¨¦dico.
En 2013, un grupo de 183 afectados interpuso finalmente una demanda civil contra Gr¨¹nental. Un juzgado de instrucci¨®n de Madrid les dio la raz¨®n y conden¨® a la compa?¨ªa a indemnizarles conjuntamente con 204 millones, pero Gr¨¹nental recurri¨® alegando que el da?o hab¨ªa prescrito y la Audiencia anul¨® la sentencia. Ahora, pese a que la Fiscal¨ªa apoyaba la posici¨®n de los afectados, el Tribunal Supremo ha dictaminado que el da?o estaba prescrito, y recuerda que desde 2008 ten¨ªan la posibilidad de reclamar, y no lo hab¨ªan hecho.
Cualquiera que vea a un afectado por la talidomida ha de preguntarse c¨®mo es posible que est¨¦n en esta situaci¨®n. Y lo est¨¢n porque hay un laboratorio que pide perd¨®n con vistas a la galer¨ªa pero recurre y trata sin piedad a sus v¨ªctimas, una administraci¨®n sanitaria que durante a?os se ha desentendido de sus errores y un sistema judicial sin alma en el que los formalismos procesales impiden a veces la administraci¨®n de una verdadera justicia.
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